viernes, abril 26, 2024

Ciclo Takeshi Kitano: Crítica de ’Outrage’ (2010)

Las críticas de David Pérez «Davicine»:
Ciclo Takeshi Kitano

Outrage

El jefe de un importante sindicato del crimen ordena a su lugarteniente que ponga orden en una banda de traficantes de drogas, un trabajo que pasa a su sufrido subordinado. Escrita y dirigida por Takeshi Kitano, Outrage está protagonizada por el propio Kitano junto a Kippei Shiina, Ryo Kase, Tomokazu Miura, Jun Kunimura, Tetta Sugimoto, Takashi Tsukamoto, Hideo Nakano, Renji Ishibasi, Fumiyo Kohinata y Soichiro Kitamura.

El regreso a su género favorito

Después de contarnos la conocida historia del samurái vagabundo y ciego en Zatoichi (2003), Takeshi Kitano se embarcó en una serie de análisis introspectivos que giraban alrededor de ciertos aspectos discordantes de su personalidad en Takeshis’, Glory to the filmmaker! y Aquiles y la tortuga. Así, tras más de diez años alejado del género que le convirtió en una referencia a nivel mundial, Takeshi Kitano regresó en 2010 al thriller de yakuzas con Outrage, película nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes y presentada en España en el Festival de Sitges, y que logró reconciliar a la crítica internacional con el mítico director japonés tras unos últimos años dedicados a proyectos más personales.

Fue una grata sorpresa este regreso de Kitano a un género del que había estado notablemente ausente desde Brother en el año 2000. En Outrage, en una lucha sin piedad por el poder, varios clanes yakuza se disputan el favor del líder. Los rivales ascienden en la organización a base de complots y de falsas fidelidades. Otomo (Takeshi Kitano), yakuza desde hace mucho tiempo, ha visto progresar a sus iguales: de los tatuajes elaborados y las falanges seccionadas han pasado a las altas finanzas. Su combate para llegar a la cima, o al menos sobrevivir, no tiene fin en un mundo de corrupción donde reinan la traición y la venganza. Un mundo donde no existen los héroes.

Ni más ni menos de lo que esperamos

Outrage no es revolucionaria, pero si ofrece lo que esperamos de ella, con clanes rivales, peleas, cadáveres por todos lados y mucho mucho dinero obtenido de formas poco éticas. Este tipo de escenas, de la mano de Kitano, no sorprenden, pues básicamente toda la película gira alrededor de una serie de asesinatos y sus pertinentes represalias, con las habituales sangrientas y gráficas muertes que tanto gustan al cineasta, siendo escenas de violencia muy duras para el espectador medio y algunas muy extremas.

La conocida espiral de violencia y contraviolencia está presente en todo momento, pero no es lo único que nos ofrece la película, pues Kitano también muestra la despiadada lucha por la supremacía entre clanes enemigos como un confuso juego con innumerables personajes y una multitud de giros en la historia.

Toda la película está empapada de un tono sobrio que la hace algo claustrofóbica, entre sórdidas oficinas y lúgubres bares, olvidándose del exterior para evitar la luz del sol, al igual que se olvida de las secuencias oníricas y excentricidades que estaban presentes en las películas de yakuzas anteriores de Kitano. La cámara acostumbra a permanecer completamente estática, jugando Kitano con el cambio de ángulo para prepararnos para la siguiente escena violenta, y el trabajo del director de fotografía Katsumi Yanagijima mantiene esa oscuridad de la película tan sólo teñida de rojo sangre cuando llega el momento. Por su parte, la música que Keiichi Suzuki compone es usada de una manera minimalista pero muy efectiva, acompañándose el sangriento relato de tonos suaves, creando una engañosa calma que precede a una violenta tormenta..

En contra… las expectativas

Cuando ha pasado tanto tiempo desde su última película de yakuzas, es lógico que las expectativas fueran muy grandes ante tanta espera, y eso jugó en contra de Outrage. A pesar de ser una trama que promete, los diálogos por momentos no parecen tener fin, y muchas de las intrigas se pierden en detalles triviales.

Lo que no cambia en Outrage es el papel que tanto gusta interpretar a Kitano, combinando escenas tensas y violentas con otras donde se permite el lujo de aportar algo de humor, con un personaje marcado por el silencio, parco en palabras pero resolutivo con sus actos. La habitual y acertada interpretación de Kitano de este tipo de personaje es de lo mejor de la película, y la lucha de Otomo para evitar que tanto él como su equipo se vuelvan obsoletos es lo que hace que la película no sea una mera sucesión de escenas violentas.

El hecho de no se memorable no implica que sea mala pues, como película de yakuzas, Outrage luce muy elegante y tiene buenas escenas, pero hay un cierto vacío que es difícil de llenar tan solo con la violencia, y es que Kitano celebra su regreso al thriller de yakuzas aumentando la violencia cada vez con mayor intensidad, culminando con un final agridulce.


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Outrage

6.9

Puntuación

6.9/10

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