Las críticas de Laura Zurita:
La batalla del lago Changjin
Invierno de 1950. En la gélida región del lago Changjin de Corea del Norte, comienza una sangrienta batalla entre Estados Unidos y China. Pese a las condiciones climatológicas extremas, la falta de alimento y la gran diferencia de armamento, las tropas chinas avanzan con espíritu intrépido y voluntad de hierro en la que fue una de las batallas más violentas de la Guerra de Corea.
La batalla del lago Changjin fue seleccionada para ser la película de apertura del 11º Festival Internacional de Cine de Pekín. Actualmente es la película china más taquillera de la historia, con más 900 millones de dólares recaudados y la segunda película de no habla inglesa más taquillera de todos los tiempos
Tres horas de heroísmo chino y CGI con esteroides
Aunque los protagonistas de la batalla del lago Changjin son tropas chinas, la acción transcurre en lo que hoy es Corea del Norte. Durante la guerra civil coreana, el ejército americano, aliado de Corea de Sur, decide cruzar el paralelo 38, la frontera trazada entonces (y aún vigente). Voluntarios de una brigada china que apoya al ejército norcoreano se opondrán a este avance.
La batalla del lago Changjin narra el transcurso y el final de esta incursión, y, contrariamente a lo que vemos normalmente en nuestras pantallas, se narra desde el punto de vista norcoreano y, más concretamente, de los combatientes voluntario chinos.
La película dura casi tres horas, un metraje que puede parecer largo en exceso. Sirva de advertencia al espectador que una muy buena parte de la duración de la película son escenas de acción, y batallas, muchas batallas. Son largas, espectaculares, rodadas con abundantes efectos especiales. El CGI se usa continuamente, con mayor o (frecuentemente) menor fortuna. De hecho, a menudo los grandiosos encuadres de la película parecen un juego de ordenador, con soldaditos de mentira en un paisaje falso. Ver estos efectos, estéticamente impresionantes pero resultados un poco toscos, recuerda lo buenas que son las películas de superhéroes de Marvel o DC, tan frecuentemente denostadas, que entregan imágenes realistas y vívidas. Tener presupuesto y tecnología adecuada no es suficiente, se requiere también talento y buen hacer para que los efectos acompañen a la acción y se integren en ella, sin ser tan evidentes que distraigan la atención.
En La batalla del lago Changjin los combates, aparte de largos, son sucios y terribles, llenos de sangre, mugre, vísceras y dolor, lejos de los soldados invencibles del cine bélico de antaño y sus fotogénicas y limpias heridas en el hombro. Los héroes de esta película son de carne y hueso, valientes y arrojados pero falibles. Muestran una gran variedad de emociones y sentimientos, afecto por sus compañeros y sus familias, agotamiento, frustración agotamiento y miedo, y están interpretados con mucha convicción, aunque los diálogos pueden parecer un tanto esquemáticos
El color del cristal con que se mira
Así pues, la verdadera protagonista de La batalla del lago Changjin es la guerra, una guerra épica, en la que unos voluntarios mal pertrechados, y muy amados por la población local, defienden un país hermano contra las agresiones de un invasor. Un invasor, por cierto, muy superior técnicamente y que, con mentalidad colonialista, pretende dirigir el destino de un país que no es el suyo (y su parte de razón sí que tienen). La película, y no es de extrañar, fue encargada por el Departamento de Publicidad del Partido Comunista Chino y anunciada en el marco del centenario del Partido Comunista de China. Tampoco sorprende que La batalla del lago Changjin haya sido controvertida en Corea del Sur, con acusaciones de inexactitud histórica, y poco podemos saber de lo que la población norcoreana opina.
Al salir del cine, henchida de santa indignación, estaba convencida de haber visto tres horas de panfleto chino. Luego, al llevar a cabo el proceso de reflexión necesaria para evaluar y escribir sobre la película, no pude menos que reconocer que el cine bélico la más de las veces ha sido usado con propósito de propaganda. Dado que para muestra basta un botón, eché un vistazo a El puente sobre el río Kwai (David Lean, 1957), y, aunque sea una de mis películas favoritas, al juzgarla con imparcialidad vi una guerra narrada con la mirada, bastante sesgada, de una de las partes. Solo que, en esta parte del mundo, estamos acostumbrados a ver a los aliados en la Segunda Guerra Mundial, o los occidentales en la guerra fría, como los buenos, tanto en las pantallas como en los libros de historia., por no hablar de la cobertura informativa de la guerra en Ucrania.
La película nos ofrece otro punto de vista, y tiene también su parte de verdad, en una guerra en la que actores extranjeros luchaban una guerra ajena dentro de las fronteras de Corea. Viene bien, como siempre, ver las cosas, al menos por un tiempo, con ojos nuevos, aunque puede costar salir de los esquemas bien conocidos.
En resumen, La batalla del lago Changjin es una película bélica de corte clásico, épica, espectacular y de largo metraje, que ofrece otro punto de vista sobre la guerra civil de Corea.
¿Qué te ha parecido la película?