lunes, octubre 7, 2024

JFFO 2022. Crítica de ‘Bread of Happiness’: Un cuento a la luz de la Luna

Las críticas de Daniel Farriol en el Japanese Film Festival 2022:
Bread of Happiness

Bread of Happiness es una comedia dramática japonesa con enfoque de cuento, escrita y dirigida por Yukiko Mishima (Night’s Tightrope, Broken Hearts for Sale). La historia sigue a la joven pareja formada por Rie y Sang que dejan Tokio para irse a Tsukiura junto al lago Toya, para abrir una cafetería-panadería llamada Mani. Por su establecimiento irán pasando diversos personajes que hallarán la felicidad gracias a los alimentos que les preparan. Está protagonizada por Tomoyo Harada (The Youth of Kamiya Etsuko, My Blood & Bones in a Flowing Galaxy), Yô Ôizumi (I Am a Hero, After the Rain), Yûta Hiraoka, Kimiko Yo, Kanna Mori, Yuki Yagi, Ken Mitsuishi, Misako Watanabe y Katsuo Nakamura. La película ha podido verse en España a través del Festival JFF+ (Japanese Film Festival) en Febrero de 2022.

Una cafetería de cuento que transforma la vida de los clientes

Bread of Happiness es una bonita fábula sobre apreciar las cosas pequeñas que nos unen para alcanzar la felicidad plena durante nuestra existencia. Ya en la primera escena se incide en este enfoque de cuento con una historia animada sobre la relación de un niño llamado Mani con la Luna. A la Luna le molesta y le ciega que el Sol brille tanto durante el día, pero Mani le explica que sin él iluminando ella dejaría de existir. Ya en imagen real, esa historia nos conduce después hacia la pequeña población de Tsukiura, junto al lago Toya, en la prefectura de Hokkaido. Es allí donde la joven pareja formada por Rie y Sang se han establecido tras abandonar Tokio para montar una cafetería-panadería con el nombre de Mani. Es un lugar lleno de encanto con vistas al lago donde cada día sirven pan elaborado artesanalmente y comidas personalizadas para los clientes que llegan hasta allí.

Algunos son vecinos y usuarios fijos como el cartero, el acordeonista o la vidriera que escucha los deseos a distancia, hay cierto toque de realismo mágico en la representación de algunos personajes. Mani es también un lugar de acogida para gentes que vienen de fuera y están pasando por un momento de crisis en sus vidas, algunos incluso se quedan a dormir en una de las dos habitaciones que hay sobre la cafetería. En ese remanso de paz y calma, gracias a los cuidados de sus anfitriones, tiene cabida la meditación para hallar nuevamente el camino y recuperar las ganas de vivir en plenitud. Mani les cambiará por dentro a todos ellos bajo la narración de la voz en off de un infante que al final descubriremos de quién se trata (aunque no es complicado adivinarlo con antelación).

La gastronomía como refugio para la superación de los problemas

Bread of Happiness es un filme azucarado que apela a la belleza de los buenos sentimientos y a la bondad inherente al alma humana. La fotografía de Ryu Segawa (Miyagino, Shuffle) utiliza una paleta de colores vivos repleta de luminosidad que genera imágenes bucólicas para convertir el lugar en un enclave de cuento dentro de un entorno natural de gran belleza plástica. La banda sonora de Goro Yasukawa (The Blood of Wolves, The Human Trust) también busca transmitir esa misma sensación a través de un carrusel melódico que no deja de sonar constantemente hasta embriagarnos en su melosidad. No es una película hecha para el cínico mundo actual donde incluso existe una corriente mediática de odio hacia una película como Amélie (Jean-Pierre Jeunet, 2001), con la que esta película japonesa comparte una mirada naïf y romanticoide sobre la vida.

No es la primera vez que el cine japonés y, por ende, el cine asiático en general dan tanta importancia a la gastronomía dentro del desarrollo de sus tramas, en cierta manera, me ha recordado a Café Funiculi Funiculá (Ayuko Tsukahara, 2018), aunque en aquella ocasión la magia derivaba hacia la ciencia-ficción. Rie y Sang cocinan para hacer feliz a sus clientes, sin necesidad de utilizar las lágrimas que sazonaban los postres de Como agua para chocolate (Alfonso Arau, 1992) o de Pan de limón con semillas de amapola (Benito Zambrano, 2021). También hay aquí espacio para superar la tristeza, la soledad, el abandono o la pérdida, pero estamos ante una feel-good movie que busca la complicidad del espectador a través de personajes entrañables y que utiliza la comedia para suavizar los momentos más melodramáticos.

Sang elabora en un gran horno de ladrillo refractario las distintas especialidades de pan artesanal que sirve a sus clientes según sean sus necesidades emocionales. Rie hace lo propio con esos platos elaborados con verduras de temporada como una sopa de calabaza que traerá numerosos recuerdos a una niña y a su padre. Aunque se repite en varias ocasiones que «el pan normal también está bueno» como analogía de saber apreciar las cosas de nuestro alrededor, en la cafetería se servirá pan de queso, de alubias, de castaña o de manzana con miel entre otras delicatessen que nos harán la boca agua y acabarán por endulzar la vida de esas personas que están pasando por un mal momento. La moraleja de la película está en la necesidad de compartir el pan con nuestros seres queridos o la de crear un sentimiento de comunidad para superar los problemas. Bread of Happiness es una película preciosa y delicada no apta para cínicos ni para los que padezcan de diabetes.


¿Qué te ha parecido la película?

Bread of Happiness

6.8

Puntuación

6.8/10

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