viernes, abril 26, 2024

Crítica de ‘In Fabric’: Un vestido asesino de color Profondo Rosso

Las críticas de Daniel Farriol:
In Fabric
 
In Fabric es una comedia británica surrealista escrita y dirigida por Peter Strickland (Berberian Sound Studio, The Duke of Burgundy). Es la historia de un vestido rojo maldito y sediento de sangre. Todo aquel que se lo prueba parece estar destinado a una muerte cruel. Está protagonizada por Marianne Jean-Baptiste (Matar a Santa, Homecoming), Fatma Mohamed (Deva, The Field Guide to Evil), Hayley Squires (Adult Material, Yo, Daniel Blake), Sidse Babett Knudsen, Caroline Catz, Richard Bremmer, Leo Bill y Julian Barratt. Tras su paso en España por el Festival de San Sebastián y el Festival de Sitges, tuvo que retrasar varias veces su posibilidad de estreno en salas comerciales. Ahora puedes verla en Movistar+ desde el día 19 de Enero de 2021.
 

El color de la sangre

In Fabric es una película inclasificable que en la edición de 2018 del Festival de San Sebastián ocasionó sensaciones encontradas del público (y unas cuantas deserciones del Kursaal), ante lo inesperado de encontrar una propuesta tan marciana en la Sección Oficial. El británico Peter Strickland está afianzando su carrera a través de propuestas personalísimas que profundizan en un ambiente malsano y fetichista del ser humano con claras referencias estéticas al cine de terror de los años 70. Eso ya estaba presente, en especial, en Berberian Sound Studio (2012) y The Duke of Burgundy (2014) y es algo que reafirma en esta película.
 
In Fabric está ambientada en 1993, pero tanto el comportamiento de algunos personajes (el lenguaje empleado por las dependientas) como el escenario principal de los grandes almacenes profesan una sensación ingrávida de atemporalidad con reminiscencias victorianas. La película puede considerarse como una comedia negra de terror dividida en dos historias unidas por un personaje: el vestido rojo asesino. Es el color de la sangre, de la pasión y de la sexualidad. Profondo Rosso que diría Argento
 

Las influencias del giallo y mucho más

In Fabric me produce fascinación y rechazo. Considero que es una película llena de hallazgos visuales y sonoros que regala escenas icónicas de una valentía insospechada. Sin embargo, también encuentro que tiene un ritmo irregular, que la primera historia funciona mucho mejor que la segunda o que el guion tiene elementos arbitrarios que no terminan por encajar. Su humor absurdo no siempre es satisfactorio y existe una tendencia casi enfermiza de llevar lo sexual hacia lo truculento (la escena con sangre menstrual del maniquí). In Fabric acaba gustándome más por su tratamiento estético y por una maravillosa banda sonora compuesta por Cavern of Anti-Matter que por la historia en sí. Y eso que la bizarra idea inicial del vestido asesino me hace gracia.
 
La cámara de Peter Strickland y su director de fotografía Ari Wegner (Lady Macbeth, The Girlfriend Experience), se fijan en los colores del giallo y del terror europeo en general que se hacía en los años 60-70. Hay influencias evidentes de cineastas italianos como Dario Argento, Mario Baba o Sergio Martino, pero también de Jess Franco, Harry Kümel o Jean Rollin. Las brujas de In Fabric están tan conectadas con las de Suspiria como a las vampiresas explotadas por esos otros cineastas. El erotismo asociado a la figura de la vampiresa es un recurso que aquí se vuelve más sexual que sensual.
 
El director aseguraba en una entrevista que de pequeño sentía pavor ante los maniquíes expuestos en los escaparates de Jackson’s, unos grandes almacenes que visitaba junto a sus padres. En la película somatiza ese terror infantil y lo transforma en algo hipnótico y sugerente a través de su descubrimiento del arte tétrico de Edward Kienholz o la creatividad de vanguardia de Katalin Ladik. En ese torrente de influencias que incorporan elementos de la Serie B, lo kitsch, expresiones artísticas experimentales, el elemento fetichista de la ropa o anécdotas personales, es donde la película logra sus mejores resultados. El espectador se verá envuelto entonces por un cúmulo de sensaciones que irán de lo excitante a lo incómodo. Será como recibir en el rostro la caricia de una tela de seda que después se enreda en nuestro cuello y nos asfixia. 
 

Una crítica al consumismo

In Fabric puede verse también como una afilada crítica al consumismo capitalista. Lo vemos en las escenas donde hordas de compradores se agolpan como zombis en la puerta de los grandes almacenes para comprar en las rebajas. Al final de la película se potencia esa idea con una batalla campal entre los clientes. Me han llamado la atención las escenas donde se ve la influencia de los anuncios de televisión a la hora de provocar esa necesidad consumista. El tratamiento que se hace del sonido machacón de la publicidad me ha recordado a los anuncios de máscaras que había en Halloween III: El día de la bruja (Tommy Lee Wallace, 1982). La idea de asociar la publicidad a lo maligno es la misma.
 
El vestido rojo asesino puede verse como el símbolo de esa sociedad de consumo que esclaviza a personas del tercer mundo para vestirse (la escena final con las máquinas de coser parece ir por ahí). Sin embargo, considero que la película no es tan sesuda ni reflexiva. Tiene un humor surrealista y absurdo que nos hace ver desde el principio que no se toma demasiado en serio a sí misma. Las conclusiones que podemos extraer son más fruto de nuestra necesidad como espectadores de darle un sentido a todo que a una intención real del director. Y ojo que el vestido ya está creando escuela y hace poco pudo verse Slaxx (Elza Kephart, 2020), donde aparecen unos tejanos asesinos. En realidad, no es una idea nueva, el cine está lleno de objetos poseídos o malditos que van desde muñecas y juguetes hasta casas o el coche de Christine (John Carpenter, 1983).  
 
In Fabric acaba siendo una película extraña, imperfecta, abstracta y muy cachonda. Lo mejor que tiene es el apasionado homenaje al terror setentero y su envolvente banda sonora. También son destacables las interpretaciones de Marianne Jean-Baptiste y la actriz rumana, fetiche del director, Fatma Mohamed. Por sus características, es un filme difícil de recomendar, pero si eres un aficionado al género o al cine más arriesgado, deberías verla.
 

¿Qué te ha parecido la película?

In Fabric

7.5

Puntuación

7.5/10

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