viernes, abril 26, 2024

Crítica de ‘Rush’: Épica historia de rivalidad que emana adrenalina

Las críticas de David P. «Davicine»: Rush

«Veinticinco hombres comienzan la Fórmula 1 y cada año dos mueren. ¿Qué clase de persona hace un trabajo como éste?», se pregunta Lauda al principio. Los que saben lo que pasa a Lauda conocen la gravedad de la cuestión. No podemos negar que en Hollywood encantan las historias reales de superación y enfrentamientos, como la batalla entre James Hunt y Niki Lauda por el campeonato mundial de Fórmula 1 de 1976, en el que dos hombres, con temperamentos opuestos, desafían a la muerte en cada carrera por conseguir quedar por delante del rival.

Podríamos pensar que estamos ante una mera película que aprovecha el momento de tirón de la Fórmula 1, aunque en España ahora no estamos en ese gran momento que fue hace unos años, pero la película es mucho más compleja y de resultado mucho más satisfactorio de lo que inicialmente puede parecer. 

Es difícil encontrar una buena película de carreras, y es que no se prodigan mucho las buenas películas de deportes de motor, por lo que no había mucho que superar. Estrellas como Steve McQueen y Paul Newman una vez mostraron su amor hacia los coches, pero no en películas que destacasen por guiones de calidad. Más recientemente, Senna  fue más reflexiva, pero era un documental. Rush es capaz de romper el molde, y ofrecernos escenas de carreras emocionantes, con cámaras que se ponen tan cerca de los ojos de un conductor que se puede ver cada pestaña temblando. Es una imagen sorprendentemente hermosa, y no hay escondite para un actor cuando la cámara esté tan cerca. Es en esos momentos cuando cruzamos la frontera entre la ficción y el documental. El director no se conforma con introducirnos dentro de un coche de Fórmula 1, también quiere introducirnos en la cabeza de su conductor. No es tan sólo una película para los forofos de la Fórmula 1, además de no ser la típica película de Hollywood, pues a pesar del espectacular reparto y dirección, es una película independiente con más presupuesto del habitual en el género.

Hasta la fecha acostumbramos a ver al actor australiano Chris Hemsworth en roles de guaperas cachas, sin excesivo diálogo, y sin mucha necesidad de tener que esforzarse en interpretar, pues sus películas, como Thor, ya llenan la pantalla con efectos especiales y acción sin necesidad de tener grandes diálogos. Aquí, aunque Hemsworth retoma su papel típico como el rubio y atractivo playboy inglés James Hunt, conduciendo para McLaren, ofrece muchos más registros, y mucha más capacidad interpretativa de la que nos tiene acostumbrados, subiendo el listón para sus próximos proyectos. Su personaje es considerado como un piloto arriesgado, habitualmente fotografiado junto a una copa de champán y dos o tres mujeres aferrándose a sus hombros, y le introduce el toque de esencia británica con buenos resultados. De hecho, curiosamente, en una de las primeras escenas llega ensangrentado al hospital directo desde el circuito de carreras, y se presenta a sí mismo al estilo de 007, como «Hunt. James Hunt». Poco después ya está manteniendo relaciones sexuales, dejando claro que clase de hombre es.

Por su parte, el seco y difícil de tratar austríaco Lauda, ​​conduciendo para el equipo Ferrari, es interpretado de manera convincente por el actor alemán Daniel Brühl. Lauda era metódico, trabajador, evaluador del riesgo, y algo aburrido, con un rostro que recuerda un poco al de una rata… y todo absolutamente todo, es perfectamente reflejado por Brühl, quien se mete en el papel, se apodera de la personalidad de Lauda, y llena la pantalla con su sobria interpretación de hombre rígido, que se ha hecho a sí mismo sin ayuda de nadie.

Esos dos personajes, con estos dos fantásticos actores que les dan vida, son rivales perfectos, diferentes entre sí tanto dentro como fuera de la pista, y ambos son interpretados con credibilidad y nos permiten madurar con ellos y conocer cómo han llegado a ser los campeones que son, para siempre, de la Fórmula 1. De vez en cuando, Hunt y Lauda bajan brevemente a la tierra, al igual que la película, sobre todo cuando nos muestran sus dramas domésticos (con Olivia Wilde y Alexandra Maria Lara). En contraste con escenas similares en las películas de tipo biográfico, estos interludios familiares pasan rápidamente y en gran parte sin esfuerzo, porque lo importante es que estos hombres han nacido para hacer algo grande.

Con demasiada frecuencia, en los años intermedios, el director Ron Howard va a lo seguro, pero en este caso, sus opciones son cualquier cosa menos obvias. Abraza el poder de la música para realzar la experiencia, mediante la composición de Hans Zimmer para llevar las historias a un lugar más profundo. Lo mismo ocurre con la historia en sí: ¿Quién se iba a imaginar la Fórmula 1 como un conducto para un autoexamen existencial?

El guionista Peter Morgan (The Queen) ha sido capaz de crear una historia moderna que mezcla la vida pública y privada de dos grandes estrellas, mientras muestra conversaciones a puerta cerrada, pero lo que más sorprende es el gran trabajo de Howard, quien no parecía capaz de poder ofrecer una película más allá de insípida, pero tiene grandes dosis de tensión, la adrenalina emana en cada escena de carreras, con impactantes primeros planos de los coches en plena apoteósis de velocidad, dejando para los abueletes las retransmisiones de Fórmula 1 de la televisión.

Los planos impactantes son consecuencia del excelente trabajo del director de fotografía Anthony Dod Mantle, que ya ha fotografiado varias películas de Danny Boyle y que  desplegó unas tres docenas de cámaras para las escenas de carreras, algunas de ellas en los propios coches y cascos de los conductores, para vivir en primer plano las sacudidas de estas escenas de alta velocidad tan difíciles de transmitirnos a los espectadores acomodados en nuestras butacas, pero que nos hará agarrarnos para no salir despedidos.

Rush mezcla con maestría glamour, sexo, inteligencia, velocidad, grandes interpretaciones y escenas que nos dejarán sin aliento, dejando claro que dentro de esos infernales vehículos hay hombres de verdad, que sudan lágrimas y sangre por ser los mejores.

3 COMENTARIOS

  1. David, estoy totalmente de acuerdo contigo. Conseguir hacer una película basada en la vida de dos campeones de Formula 1, y que no sea una película de carreras, es muy complicado, y en Rush se ha conseguido. En buena parte gracias a todo lo que has comentado. Las interpretaciones de Hunt y Lauda, inmejorables, llegando incluso a confundirnos entre el actor y el original. Y la dirección muy buena, consiguiendo traspasar la pantalla y metiendo al espectador en el "paddock".
    Excelente recomendación para los amantes (y los que no lo son) del mundo del motor, pero sobre todo, para los amantes del buen cine.

  2. JE Belenguer Redondo
    Un gran film, creía que después de GRAN PRIX de Frankhemmeir ya no se volvería a realizar ningún otro ambientado en la F1. Rush actualiza complementa el Film anterior.

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