viernes, abril 26, 2024

‘Los Croods’: Un exagerado relato prehistórico muy divertido

Las críticas de Carlos Cuesta: Los Croods: Una aventura prehistórica

Los Croods: Una aventura prehistórica es la película que yo recomiendo a cualquiera que tenga hijos, primos, sobrinos o cualquier otro tipo de criatura familiar que quiera llevar al cine. Se trata de un relato divertido, gracioso, a ratos emocionante y desenfadado sobre una familia prehistórica obligada a abandonar la seguridad de su cueva debido a un terremoto. La joven Eep, a la que pone voz Emma Stone en su versión original, se siente agobiada por las restricciones y las normas que su padre (Nicolas Cage) impone para mantener a toda la tribu con vida. Los acontecimientos sísmicos que derriban su hogar son una oportunidad para ella de explorar el mundo mientras que para el responsable de la familia no es sino un enorme quebradero de cabeza.
La aventura de unos humanos prehistóricamente toscos (como es lógico), dotados de una fuerza colosal y de una rapidez impresionante, agrada por sus situaciones de comicidad, por lo ameno del planteamiento, por la hermosa estética y por el profundo grado de complicidad que se establece con los personajes. Cada miembro de la familia tiene muy bien designado su rol dentro de la historia y junto a ellos podemos ir descubriendo las ventajas y los inconvenientes de una vida más espontánea y menos atemorizada, a la vez que nos sorprendemos junto a ellos de las novedades de un mundo que siempre estuvo allí.

El argumento y el desarrollo de la historia es un tanto lineal y el hecho de que nos encontremos ante personajes recios, casi indestructibles, que pueden salir airosos de casi cualquier situación a base de fuerza fruta y asombros acrobáticos resta trascendencia a los acontecimientos netamente físicos que ocurren ante nosotros. No llega a existir una auténtica noción de peligro. Sin embargo este viaje  nos permite descubrir bonitos escenarios y un fabuloso trabajo de animación de los directores y coguionistas Kirk De Micco y Chris Sanders (Cómo entrenar a tu dragón).
La película está repleta de mensajes sencillos que pueden resultar educativos para los más pequeños y que se suceden con fluidez sin resultar pesados ni moralizantes para un público adulto que disfrutará con un humor blanco capaz de producirnos carcajada tras carcajada. ¿Es vida una existencia dedicada únicamente a la supervivencia? ¿Merece la pena vivir angustiado por el miedo a perder la vida? Esas preguntas tienen una respuesta diferente para la vida de cada uno, pero el argumento de Los Croods decide ponernos ante los ojos la posibilidad de apostar por un mañana que tiene todas las cosas que queremos en la vida o al menos la novedad de un futuro sorprendente. 
Grug, el padre de familia, tiene sobre sus hombros la responsabilidad de mantener a salvo a los suyos. Este papel ingrato hace recaer sobre él las críticas de la familia y un concepto de persona poco entusiasta, conservador, amargado, excesivamente protector. Guy (Ryan Reynolds) es un joven nómada que se cruza en el camino de los Croods y que simboliza lo nuevo, lo exótico, una vida más espontánea. Lo atractivo de lo diferente y lo excitante de lo desconocido gana la partida a una vida monótona dominada por el miedo y eso pondrá a Grug contra Guy, puesto que a parte de poner en peligro la existencia de su tribu también amenaza su liderazgo. 

Los conflictos entre los personajes son muy graciosos y personajes como Cinturón o algunos de los animales prehistóricos son a la vez cómicos y entrañables. Está muy logradas además las sorpresas de los protagonistas a la hora de descubrir cosas nuevas, como el fuego, y es muy emotivo también comprobar su reacción ante la necesidad de elementos tan trascendentes como el Sol. En nuestra sociedad moderna casi nos hemos olvidado de que hubo un tiempo donde la electricidad no existía y el ser humano estaba sometido al capricho de  los elementos. La supervivencia era una cuestión totalmente diferente de lo que es ahora en los países desarrollados.

Esta narración viene adornada con un envoltorio tridimensional interesante, aunque personalmente sigo sin disfrutar de la experiencia del 3D. Me provoca más cansancio y me resulta más un engorro que un valor añadido. En esta película tan solo recuerdo dos escenas, que colocan la cámara a ras de suelo, o de agua, que me parezcan realmente impactantes. Para una persona como yo, obligada a llevar gafas de forma habitual, colocarme unas lentes que me oscurecen la imagen para disfrutar de unos animales que se me acercan y de unas pocas pavesas flotando cerca de una hoguera me sigue pareciendo insuficiente.

Dimensiones aparte, la forma de animar elementos como el agua, la tierra o la arena y el polvo que se levantan en algunas escenas en tremenda polvareda me parece impresionante y lo mismo me tengo que decir acerca de la simulación de la iluminación. Es un trabajo de un gran mérito, como también lo es animar emocionalmente a una serie de personajes entrañables a los que se coge cariño y que hacen andar la historia hacen un desenlace bastante predecible pero al que se llega después de andar un camino muy divertido lleno de risas.

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