La película nos cuenta como, una mañana otoñal, el vuelo SouthJet 227 despega de Orlando (Florida), iniciando lo que debería haber sido un trayecto rutinario. El capitán Whip Whitaker está al mando del Jackson-Ridgefield 88 Passenger Jet junto a su joven y formal co-piloto y su primer oficial Ken Evans, que es el polo opuesto de Whip en todos los sentidos. El vuelo no tarda en toparse con turbulencias mucho más violentas de lo esperado según se adentran en una tormenta inmensa. No resulta un problema para Whip que dirige el avión a un claro, sin embargo, lo hace de una manera poco convencional y muy chocante, para el alivio de los 96 pasajeros y 6 miembros del equipo de abordo.
Es justo entonces cuando las cosas se tuercen de verdad. De forma abrupta, los pilotos se encuentran con una serie de fallos mecánicos inexplicables, haciendo que el avión se mueva como una montaña rusa. Según se van multiplicando estas complicaciones, haciendo que el avión caiga y aparentemente fuera del control de los pilotos, Whip decide que la única manera de mantener la altura es hacer una maniobra acrobática con el avión de 50 toneladas, de manera que pueda deslizarse sin motores hasta que consiga enderezar el avión y aterrizar. Al cabo de unos minutos, sin haber llegado al aeropuerto, volando a unos escasos metros del suelo, Whip ve un claro cercano junto a una iglesia donde puede intentar aterrizar. A 140 millas por hora, pone el avión boca abajo y consigue aterrizar. El impacto es brutal, pero Whip, increíble e ingeniosamente, consigue aterrizar de manera lo suficientemente segura como para salvar a todos los pasajeros excepto a seis.
Por su aterrizaje milagroso, los medios declaran a Whip un héroe. Pero hay una serie de preguntas no resueltas. El motivo del accidente no está totalmente claro para sus superiores y, en particular, para la NTSB (Junta Nacional de Seguridad del Transporte). A pesar de que Whip está seguro que de no hallarse él a los mandos, el avión hubiera chocado y todos los pasajeros hubieran muerto, la investigación continúa.
Según se va alargando la investigación, Whip se forzado a quedarse en tierra mientras lucha con sus propios demonios. Convencido de que sus acciones salvaron a los pasajeros, está igual de seguro que sus problemas personales no son tan extraordinarios y de ninguna manera tuvieron que ver en el incidente. Viejos y nuevos aliados le rodean. Su amigo y representante sindical Charlie Anderson lleva su caso, junto al astuto y honesto abogado Hugh Lang. Su divertido colega Harling Mays también le apoya, aunque no siempre de la manera más ética. A lo largo del proceso, Whip conoce a un alma gemela: Nicole. Esta fotógrafa de capa caída, en proceso de desintoxicación, puede que sea justo lo que necesita Whip. Si tan sólo Whip pudiera averiguar qué es lo que necesita realmente.