OPUS
Dirigida por: Mark Anthony Green
Intérpretes: Ayo Edebiri, John Malkovich, Murray Barlett, Juliette Lewis
País: Estados Unidos
Oficial Fantàstic Competición
Sinopsis: Una joven escritora es invitada a la remota residencia de una legendaria estrella del pop que desapareció misteriosamente hace treinta años. Rodeada por el culto a la estrella, compuesta por aduladores y periodistas ebrios, se ve envuelta en su perverso plan.
Nuestra opinión: Opus es un fallido folk horror con sello A24 donde una joven periodista es invitada junto a otros compañeros de profesión a pasar unos días en una extraña comunidad en la que convive una antigua estrella del pop que planea su regreso con un nuevo disco. La ópera prima de Mark Anthony Green es un divertimento intrascendente que puede verse como una crítica a la cienciología (o similar), a la búsqueda de la fama, o a la hipocresía que existe dentro de la industria y prensa musicales, pero no creo que la intención real del director sea profundizar demasiado en estos temas sino crear la atmósfera adecuada para desarrollar una trama de suspense que atrape al público.
Si realizamos un acto de suspensión de credibilidad, la película se ve fácil, es entretenida, hay alguna muerte curiosa y la música disco compuesta para la ocasión por Nile Rodgers and The-Dream encaja a la perfección. Por desgracia, el guion es demasiado absurdo, el escenario de folk horror religioso no se explota lo suficiente y John Malkovich va de sobrado en un papel que incluso le obliga a realizar un baile ridículo. Para pasar el rato sin demasiadas pretensiones, con más comedia que terror.
El director Mark Anthony Green ha presentado su película en el pase en Tramuntana y ha pedido al público que enviasen una felicitación en catalán a su madre que cumplía años.
REDUX REDUX
Dirigida por: Kevin McManus y Matthew McManus
Intérpretes: Michaela McManus, Stella Marcus, Jeremy Holm
País: Estados Unidos
Oficial Fantàstic Competición
Sinopsis: En un intento de vengar la muerte de su hija, Irene Kelly viaja a través de universos paralelos, matando al asesino una y otra vez. De hecho, se vuelve adicta a la racha de venganza, poniendo en peligro su propia humanidad.
Nuestra opinión: Redux Redux es un thriller comercial y con espíritu ochentero sobre viajes en el tiempo que promete más de lo que da. Los hermanos McManus, autores de la reivindicable El misterio de Block Island (2020), regresan a la ciencia-ficción con mucho más presupuesto, pero también con menos imaginación. Y eso que Redux Redux comienza muy bien poniendo rápido sus cartas sobre la mesa, para meternos de lleno en un multiverso de venganza donde una mujer mata una y otra vez al asesino de su hija con la esperanza de encontrar una realidad alternativa donde esté viva. Lo que encuentra en realidad es la posibilidad de salvar a una nueva víctima del serial killer, una joven rebelde que se escapa de un centro de menores y con la que entabla una relación maternofilial que abrirá nuevas posibilidades y peligros en sus vidas, transformando la realidad que les rodea.
La idea sobre el papel es atractiva, pero la película prefiere recorrer los caminos más trillados de viajes en el tiempo y realidades paralelas, esquivando la complejidad de los multiversos en busca del puro entretenimiento generalista cercano a lo que se hace para las plataformas de streaming. Incluso hay diálogos en tono jocoso sobre películas como Regreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985) que anulan cualquier percepción de trascendencia o credibilidad en la historia (por ejemplo, la máquina del tiempo aparece en cualquier lado sin que nadie la vea o, pese a lo pesada que parece, es transportada como si fuera un maletín de un lado a otro en cuestión de segundos).
Más allá de esas consideraciones, Kevin McManus y Matthew McManus saben conjugar la acción y el suspense con momentos más íntimos al describir la relación de sororidad entre los personajes interpretados por Michaela McManus (hermana de los directores y la sorpresa más agradable de la película), y Stella Marcus, cuya presencia adquiere fuerza con el paso de los minutos, tienen buena química entre ellas. La puesta en escena es efectiva y el sentido lúdico del género por parte de los directores nos transporta sin máquina de por medio al cine de Serie B y la ciencia-ficción más desprejuiciada que se hacía antaño, pero con alma de blockbuster, así que sólo por eso vale la pena pagar el peaje del viaje.
A GRAND MOCKERY
Dirigida por: Adam C. Briggs & Sam Dixon
Intérpretes: Sam Dixon, Kate Dillon
País: Australia
Noves Visions
Sinopsis: La vida de Josie cambia cuando una enfermedad mental lo aleja de su rutina cotidiana de la ciudad y lo lleva a vagar por el interior de la selva tropical de Queensland.
Nuestra opinión: A Grand Mockery es una película radical, extraña, surrealista y perturbadora que muchos la reducirán a simple tomadura de pelo (la traducción del título sería algo así como «la gran burla»…). Premiada como Mejor Película en la última edición del SXSW Sydney y rodada en Súper-8, el filme nos propone un viaje a los infiernos de la locura en primera persona que transita entre la comedia negra, el existencialismo bukowskiano, la experimentación vanguardista, y el body horror ochentero, todo ello bajo la influencia atmosférica de una obra tan libérrima como Cabeza borradora (David Lynch, 1977).
Se trata de una experiencia desagradable y bastante exigente que repele y fascina a partes iguales, sin duda, no es apta para todos los públicos, muchas veces pensé en abandonar la sala al tiempo que mis ojos no se despegaban de la pantalla. Mientras la voz en off y algunas escenas reclaman nuestra atención mediante chistes zafios sobre orín, vómitos, semen y otros fluidos corporales, las texturas granuladas e hipnóticas del celuloide desgastado se abren paso en un relato fantasmagórico sobre la soledad y la alienación.
No es casualidad que uno de los escenarios principales de la película sea la sala de cine donde trabaja el protagonista. La ficción como vía de escape a una cotidianidad tediosa y repugnante, pero también como una forma expresiva de profundizar en el discurso narrativo de la propia película, experimentando con la imagen fragmentada de nuestra memoria. A Grand Mockery funciona a ratos, sobre todo cuando no pretende ser graciosa ni pseudofilosófica, emergiendo entonces la poética nostálgica de una emulsión de colores neutros para representar el desgarro y la desintegración de la identidad social de un individuo. Desesperante y obsesiva, finalmente penetra en tu cabeza como un virus.

58 Festival de Sitges 2025
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