Las críticas de José F. Pérez Pertejo en la 69 SEMINCI:
Christmas Eve in Miller´s Point
Se pueden hacer películas sin un argumento al estilo clásico. Por supuesto que se puede. Se puede prescindir de una narrativa convencional de planteamiento, nudo y desenlace, ¡claro que se puede! Se puede filmar siendo transgresor, rompedor, provocador, atrevido, audaz, original, innovador, creativo y todas la cualidades que quieran ustedes añadir. Lo que me niego a aceptar es que serlo sea un valor en sí mismo. Lo siento pero no, para romper la narrativa clásica hay que tener el talento suficiente para que lo que se proponga en su lugar funcione de alguna manera, sea la que sea, aunque solo sea a nivel estético, pero que funcione. Si no funciona, la película es fallida, y cuánto más pretencioso se sea en el planteamiento y más soberbio en el desprecio al cine que hacen los demás tachándolo de acomodaticio, más fallida será la película.
Vamos con un ejemplo. Christmas Eve in Miller´s Point se presenta como la creme de la creme del cine independiente americano, ese que retrata a los verdaderos Estados Unidos de América, no como el “falso cine independiente de Sundance” o no digamos ya “el despreciable Hollywood” en el que directamente todo es mentira y artificio. Y lo que su director y (co) guionista, Tyler Taormina, propone es un fresco a modo de collage con retazos de un montón de personajes apenas esbozados en el guion en lo que pretende ser un retrato de la familia americana aprovechando un ambiente navideño.
Todo sucede durante una Nochebuena en la que las diferentes subfamilias de una gran familia se juntan en la casa de la matriarca para celebrar la víspera de Navidad. Taormina se recrea en la exhibición de la (excesiva) comida, de los (superficiales) regalos y de la (hortera) decoración. Pronto surgen algunas reconocibles discusiones familiares, el tío listo que da clases magistrales de cocina, la aplazada decisión de buscar una residencia a la abuela o las típicas tensiones generacionales.
El largometraje tiene entre adultos, adolescentes y niños más de cuarenta personajes. El guion de Tyler Taormina y Eric Berger va saltando de unos a otros a lo largo de 106 minutos de metraje sin que en ningún momento se establezca un vínculo sólido con ninguno, al finalizar la película de ninguno de ellos tendremos una resonancia que despierte algún tipo de emoción y, por supuesto, de ninguno nos acordaremos pasados unos días, salvo quizá de una pareja de policías (Michael Cera y Gregg Turkington) que parecen haberse escapado de una película de Wes Anderson.
Con todos estos personajes, la película toca (de manera epidérmica) un montón de cuestiones interesantes, pero ninguna con la profundidad suficiente como para mover a la reflexión. Las ideas que se presentan, ya sea sobre los adolescentes enganchados a los videojuegos, las críticas al consumismo navideño y, por extensión, al capitalismo imperante o la irremediable vejez de una madre (abuela) a la que hay que procurar toda clase de cuidados y no puede vivir sola, quedan apuntadas en una especie de borrador del que no se progresa hacia nada consistente.
Pasemos a la creación cinematográfica. No hay en Christmas Eve in Miller´s Point ninguna propuesta audiovisual sorprendente o novedosa, la filmación es más bien convencional y la cámara no establece ninguna dialéctica con el espectador que no hayamos visto ya centenares de veces. Tampoco el montaje abre ninguna brecha con el resto del cine americano. Nos queda el terreno de la estética. Lo mejor que se puede decir de Christmas Eve in Miller´s Point es que todas las facetas estéticas son correctas. No se puede decir nada malo de la dirección artística, de la fotografía o de la banda sonora. Pero tampoco nada reseñablemente bueno. De hecho, si hablamos de la música, la película hace una utilización facilona de un montón de temas oldies (buenísimos por otra parte) al más puro estilo del tan denostado cine hollywoodiense. ¿Entonces, si no hay una línea argumental, o algún personaje sólido, o una idea de fondo, o un hallazgo visual, o una propuesta estética deslumbrante… qué tenemos?
Miren, para esto prefiero ver una de esas películas navideñas amables que hacían Garry Marshall o Richard Curtis que, por lo menos, no se daban tantas ínfulas y procuraban entretenimiento al personal. Supongo que decir esto en el contexto de un festival de cine de autor sea poco menos que un anatema. Lo asumo.
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Me parece que hoy te has ahorrado el entrenamiento de boxeo del gimnasio…Una película a evitar. Muchas gracias.✅