miércoles, abril 30, 2025

72 SSIFF. Crónica 7 del Festival de San Sebastián 2024: ‘Turn Me On’, ‘The Last Showgirl’, ‘Ramón y Ramón’ y ‘We Live in Time’.

Cobertura realizada por Daniel Farriol:
72 Festival de San Sebastián

No es cine todo lo que reluce se ha desplazado hasta el 72 Festival de San Sebastián, y os iremos contando nuestras primeras impresiones de todas las películas que tengamos la oportunidad de ver, así como otras cosas interesantes que sucedan en estos días tan señalados y dedicados al mejor cine nacional e internacional que se estrenará en los próximos meses. Hoy os hablamos de las películas: Turn Me On, The Last Showgirl, Ramón y Ramón, y We Live in Time.


TURN ME ON

Dirigida por: Michael Tyburski
Intérpretes: Bel Powley, Nick Robinson
País: Estados Unidos
Nuevos Directores

Sinopsis: En una comunidad en la que se han erradicado los inconvenientes de las emociones humanas gracias a una píldora diaria, una joven pareja se salta su dosis y descubre el amor, la alegría, el sexo y todo lo que conllevan.

Nuestra opinión: Turn Me On, Premio del Jurado Joven, combina la comedia indie con la ciencia-ficción y la reflexión social, aunque su desarrollo acaba siendo repetitivo y menos imaginativo de lo que prometía al inicio. La trama nos lleva a un futuro cercano en el que las personas viven como autómatas, sin sexo, amor, ni emociones que puedan alterar el discurrir de sus anodinas vidas. Todo es debido a unas píldoras que se toman a diario, por lo que cuando una mujer deje de medicarse descubrirá los placeres de la vida que le habían sido negados, pero tras convencer a personas cercanas para que hagan lo mismo que ella, también deberán enfrentarse a otras problemáticas y desafíos negativos derivados del comportamiento humano como pueden ser los celos, la envidia, la insatisfacción sexual o el sentimiento de inferioridad.

El estadounidense Michael Tyburski idea un gozoso cruce entre las novelas «Un mundo feliz» de Aldous Huxley, y de «The Body Snatchers» de Jack Finney, aderezado con críticas bastante inofensivas a nuestra manera actual de relacionarnos y a la falta de libertad individual. Se trata, pues, de una distopía disfrazada de utopía donde los seres humanos viven en plena felicidad al ser desprendidos de su verdadero yo. ¿Qué es mejor? ¿Vivir feliz sin ser consciente de nada? ¿O adquirir la consciencia que puede provocarte la infelicidad? La película parece una versión infantilizada de Langosta (Yorgos Lanthimos, 2015) o de un capítulo de Black Mirror, pero sin la oscuridad pesimista que caracteriza ambas ficciones, con un metraje sensiblemente inflado que, sin duda, hubiera funcionado mejor en formato de cortometraje.

Turn Me On es un filme curioso y es indudable que tiene momentos divertidos, sobre todo en su primer acto, pero por desgracia carece de la profundidad dramática necesaria para convertirla en algo relevante cuando se pone más seria. La fotografía es aséptica y la puesta en escena minimalista prefiere relegar cualquier acercamiento al género a su punto de partida argumental porque prefiere abrazar después un estilo de comedia mumblecore con ínfulas de autor que acaba siendo cargante en su reiteración de gags.

The Last ShowgirlTHE LAST SHOWGIRL

Dirigida por: Gia Coppola
Intérpretes: Pamela Anderson, Kiernan Shipka, Brenda Song, Billie Lourd, Dave Bautista
País: Estados Unidos
Sección Oficial

Sinopsis: ‘The Last Showgirl’ sigue a una experimentada bailarina debe planificar su futuro cuando su espectáculo cierra abruptamente tras una carrera de 30 años. Como bailarina de cincuenta años, se debate por saber qué hacer a continuación. Como madre, se esfuerza por reparar una tensa relación con su hija, que a menudo pasaba a un segundo plano en su vida.

Nuestra opinión: La paradoja del cine hizo que Gia Coppola, nieta de Francis Ford que este mismo año presentó en el festival su desastrosa Megalópolis, nos ofreciese su mejor trabajo hasta la fecha con The Last Showgirl. Se trata de un retrato sincero acerca del paso del tiempo y la difícil adaptación al relevo generacional que nos aparta de las pasiones que nos definen como personas. Es también un producto hecho a la medida de su protagonista Pamela Anderson que puede entenderse igualmente como un reflejo de su propia carrera artística como actriz.

La showgirl que interpreta es una mujer madura que fue una de las bailarinas más atractivas de un espectáculo al que ya nadie acude a verla, mientras que la actriz había desaparecido de la escena hollywoodiense tras una época dorada en los años 90 donde fue una cotizada Playmate y un sex symbol televisivo por su participación en la serie Los vigilantes de la playa. Ambas triunfaron debido a la voluptuosidad de su cuerpo, pero nunca se las tomó en serio más allá de eso, su talento artístico fue reducido a su atractivo físico, como el de tantas otras mujeres. Gia Coppola reivindica en The Last Showgirl la figura de la actriz regalándole este papel de una bailarina orgullosa de su trabajo que debe asumir su retirada de los escenarios. Ella está fantástica, pero cuidado con su compañera de reparto, Jamie Lee Curtis que está absolutamente esplendorosa en un rol de similares características.

The Last Showgirl es un drama sencillo que transita por algunos lugares comunes, especialmente en la relación con la hija, pero nunca resulta aburrido ni cae en un exceso de sentimentalismo. De hecho, las dos mejores secuencias desprenden un patetismo bastante doloroso, la del cásting y la del baile de la Curtis en el casino. The Last Showgirl rezuma nostalgia hacia un pasado que ya no regresará jamás, incluso cuando éste fuera algo imperfecto. Alberga una mirada feminista que reivindica la dignidad de las mujeres más allá de su edad o de su apariencia física, es decir, por encima de la mirada masculina que las sexualiza. The Last Showgirl no es un filme redondo ni demasiado original, sin embargo, juega sus cartas con inteligencia encontrando la empatía del público y la profundidad emocional a través de la transparencia de sus reflexiones.

RAMÓN Y RAMÓN

Dirigida por: Salvador Del Solar
Intérpretes: Emanuel Soriano, Álvaro Cervantes, Darío Yazbek Bernal
País: Perú – España – Uruguay
Horizontes Latinos

Sinopsis: Tras recibir las cenizas de su padre, con quien mantenía una relación distante, Ramón conoce a Mateo durante el confinamiento. A pesar de sus diferencias, surge una profunda conexión que los lleva a cuestionarse. Mateo decide acompañar a Ramón en un viaje para esparcir las cenizas en Huancayo. En esa travesía, Ramón descubre que buscaba respuestas a las preguntas equivocadas y que debe sanarse para seguir adelante.

Nuestra opinión: Ramón y Ramón es un drama peruano sobre el duelo y la identidad que crece con el paso de los minutos. El principio centrado en la época del confinamiento no resulta demasiado elocuente y cuesta empatizar con el personaje protagonista al comportarse de manera errática y no comprender cuáles son sus verdaderas motivaciones. Poco a poco iremos descubriendo todo aquello que le corroe por dentro, su padre acaba de morir y no quiere conservar las cenizas porque apenas se hablaba con él debido a que no aceptaba su homosexualidad.

Tras decidirse a llevar las cenizas a unos familiares que viven en Huancayo siendo acompañado por un vecino español que se acaba de mudar a su edificio, el rencor del pasado se transformará en un viaje hacia los orígenes que le permitirá reencontrarse consigo mismo y finalmente sanarse por completo. Es cuando comienza ese viaje cuando la película adquiere altura y su verdadero sentido. El paulatino cambio de paisaje es una forma visual de escenificar los cambios emocionales que se producen en su interior, algo que Salvador Del Solar maneja con sabiduría al explorar el folclore de la zona.

La huaconada es una danza ritual de Mito en la que un grupo de hombres enmascarados portan látigos para expiar los pecados de la gente del pueblo. Es una tradición familiar donde los hijos heredan las máscaras de los padres, algo que sirve de metáfora para completar el viaje interior del protagonista para perdonar a su padre y a sí mismo. Ramón y Ramón, padre e hijo, comparten nombre y muchas diferencias de pensamiento, como las del propio país y las dos generaciones a las que representan.

Sin embargo, el personaje que equilibra todo es el de Mateo (Álvaro Cervantes), un joven que busca su propio lugar en el mundo y lo encuentra explorando con su nuevo amigo una tierra llena de contrastes donde se ponen de manifiesto las diferencias sociales, pero que alberga una belleza arrebatadora que merece ser descubierta. Ramón y Ramón está producida por El Deseo y acaba convirtiéndose en una hermosa historia sobre la amistad incondicional entre dos hombres.

WE LIVE IN TIME (VIVIR EL MOMENTO)

Dirigida por: John Crowley
Intérpretes: Andrew Garfield, Florence Pugh
País: Reino Unido
Sección Oficial – Clausura

Sinopsis: Almut y Tobias se conocen en un encuentro inesperado que cambia sus vidas. A través de pasajes de su vida en común −se enamoran, construyen un hogar, forman una familia− se nos revela una difícil verdad que amenaza con sacudir sus cimientos. A medida que emprenden un camino que los límites del tiempo desafían, los protagonistas aprenderán a apreciar cada momento del inusual camino que ha tomado su historia de amor, profundamente conmovedora, que abarca una década.

Nuestra opinión: Tras su excelente recepción crítica en el Festival de Toronto, había bastante expectación con We Live in Time (Vivir el momento), escogida como película de clausura de la 72ª edición del Festival de Cine de San Sebastián. El filme en un drama romántico que utiliza todos los clichés del subgénero para buscar constantemente emocionar al público mediante una sensiblería bastante cursi y, por momentos, sonrojante que actualiza la mítica Love Story (Arthur Hiller, 1970) a través de la relación entre una chef que padece cáncer de ovarios y el hombre al que atropella accidentalmente.

El director John Crowley y el guionista Nick Payne se pasan de listos con una estructura confusa que pretenden hacer pasar por algo original. En realidad, lo que hacen es deconstruir su historia de manera arbitraria para explicárnosla desordenada, combinando presente y pasado, en secuencias que van alternando los acontecimientos no siempre con una utilidad dramática. Si miramos atrás, hay películas míticas del género romántico que ya jugaron con la confrontación de pasado y presente en una relación sentimental, pienso en Dos en la carretera (Stanley Donen, 1967) o Blue Valentine (Derek Cianfrance, 2010), por ejemplo, donde se utilizaba ejemplarmente el montaje para aportar una dimensión mucho más completa y profunda al carrusel por el que transita cualquier relación.

Sin embargo, el montaje de We Live in Time (Vivir el momento) resulta caprichoso y se siente más como un ejercicio de estilo vacuo que pretende ocultar las carencias del guion. Llegados a ese punto, el director se encomienda al carisma de la pareja formada por Florence Pugh y Andrew Garfield, con buena química en pantalla, aunque el personaje de él es tan insípido que todo el peso termina recayendo en ella. En definitiva, We Live in Time (Vivir el momento) es un melodrama solo apto para románticos empedernidos a los que guste paladear una historia mil veces vista antes y mejor contada.


72 Festival de San Sebastián


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