Las críticas de Daniel Farriol:
The Sweet East
The Sweet East es una comedia estadounidense dirigida por Sean Price Williams (Eyes Find Eyes) que cuenta con un guion escrito por Nick Pinkerton. La historia narra un viaje picaresco por las ciudades y los bosques de la costa este de los EE.UU. realizado por Lillian, una alumna de secundaria de Carolina del Sur, quien obtiene su primera vista amplia del mundo tras escaparse en un viaje escolar a Washington, D.C.
Está protagonizada por Talia Ryder (The American, Nunca, casi nunca, a veces, siempre), Earl Cave (Saltburn, Frankenstein), Simon Rex (National Anthem, Red Rocket), Ayo Edebiri, Jeremy O. Harris, Jacob Elordi y Rish Shah. La película se presentó en España en la Sección Oficial de Seminci 2023 y también pudo verse en la Quincena de Cineastas de Cannes y en la sección Atlàntida Premiere de Atlàntida Film Fest 2024. Se ha estrenado comercialmente en cines de la mano de Caramel Films el día 14 de agosto de 2024.
Lolita en el País de las Maravillas
The Sweet East es una película inesperada, salvaje y rompedora, y lógicamente también resulta imperfecta, caótica y absurda. En mi caso, tuve la suerte de verla en su estreno en España durante la pasada Seminci, la primera edición bajo las órdenes de José Luis Cienfuegos. Sin duda, programar algo así demuestra el nuevo aire que desea darle al festival aunque eso provocase que muchos semanistas de toda la vida saliesen de la sala con el culo torcido.
Y es que el debutante Sean Price Williams nos conduce por un viaje lleno de contrastes e incoherencias en una América Profunda convertida en el País de las Maravillas para su Alicia particular, una maravillosa Talia Ryder que aquí es mitad «Lolita» de Nabokov y mitad Wendy de «Peter Pan». La protagonista absoluta de esta epopeya vital es una joven hastiada de su aburrida vida aburguesada que decide emprender una aventura en solitario que le permitirá conocer de cerca el puritanismo, la violencia o el fanatismo religioso que subyacen en las raíces del pensamiento colectivo estadounidense.
La película se inicia con una secuencia de créditos donde su fascinante semiótica ya nos pone en antecedentes de lo inusual que será lo que vamos a ver a continuación. En la escena contemplamos a la propia actriz interpretando frente a un espejo la bellísima canción «Evening Mirror» compuesta por Paul Grimstad como si la chica se estuviese preparando para participar en un musical de los años 60. Mientras contemplamos la dualidad de su rostro vemos que la actriz coquetea con su reflejo hasta descubrir que nosotros (el público) la estamos observando. Un leve gesto de sorpresa es seguido por otros de deleite y pura seducción. Se trata de una invitación en toda regla a que atravesemos el espejo junto a ella.
Una carga explosiva de cine underground y sarcasmo
Ese significativo momento nos descubre el formato de fábula perversa que tiene en todo momento The Sweet East. Tomando como referencia el cuento infantil de Lewis Carroll «A través del espejo y lo que Alicia encontró allí» (continuación de «Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas»), el director traza una especie de «pastoral americana» en formato de road movie donde la pizpireta Lillian/Alicia se irá cruzando con personajes extraños que simbolizan el otro lado del sueño americano. De hecho, en el último plano de la película, aparece en un balcón la bandera de las barras y estrellas desenfocada tras el rostro de la protagonista que lanza una sonrisa pícara mirando directamente a cámara para cerrar el círculo.
La película está rodada en 16mm. con muchos momentos de cámara en mano y una fotografía granulada que nos remite al cine underground y contracultural que podía verse en las salas de arte y ensayo estadounidenses en los años 70, pero adaptándose al ritmo de los nuevos tiempos.
Por tanto, los ecos de la subcultura satánica de Kenneth Anger se fusionan con la libertad creativa de la nouvelle vague francesa o la mirada transgresora de cineastas contemporáneos como Harmony Korine, Larry Clark, Sean Baker o los hermanos Safdie, con quien precisamente trabajó en tareas de director de fotografía en las alucinógenas Heaven Knows What (2014) y Good Time (2017). Como fotógrafo también ha colaborado en películas de otros rebeldes con causa como Abel Ferrara o Alex Ross Perry, así pues, la coctelera que maneja Sean Price Williams en sus manos es explosiva y no apta para todos los públicos porque puede estallar en mil pedazos en cualquier momento.
Un chute de picaresca
Por suerte eso no sucede casi nunca o solo en contados momentos. En su ópera prima traslada muchas de las constantes y preocupaciones estéticas o temáticas de ese cine alternativo, incluyendo un sarcasmo tan pasado de rosca que a veces cuesta pillarle el tono. La película en muchas ocasiones funciona bajo el lema de ensayo y error que emparenta a director con su protagonista durante su búsqueda de conocimientos, por tanto, algunas decisiones argumentales o estéticas pueden parecer un despropósito, ¿pero qué sería del arte sin una dosis de riesgo? Una buena dosis de LSD en este caso…
En definitiva, The Sweet East es un surrealista cuento para adultos o, si preferimos acercarlo al imaginario literario español, una novela picaresca tan imaginativa como desvergonzada, que hilvana un lúcido recorrido a través de una sociedad enferma desde el prisma de la curiosidad adolescente. Sin embargo, para disfrutarla en su plenitud, no debemos tomárnosla completamente en serio ya que el director abraza lo histriónico y los excesos (formales y narrativos) como parte de un festivo itinerario ideológico que no deja títere con cabeza, en especial, desplegando toda su mala baba contra el trumpismo, las élites artísticas, el fundamentalismo o la hipocresía social.
Sin duda, se trata de una propuesta radical bastante extravagante que provocará sensaciones encontradas de amor-odio entre los espectadores que se acerquen a verla a los cines. En lo que sí concordarán todos al salir de la sala es la magia que desprende la mirada de Talia Ryder.
¿Qué te ha parecido la película?