Las críticas de Daniel Farriol:
Las estrellas al mediodía
Las estrellas al mediodía (Stars At Noon) es un drama romántico francés que está dirigido por Claire Denis (High Life, Un sol interior), que también co escribe el guion junto a Léa Mysius (Los cinco diablos, Ava) y Andrew Litvack (Merci Docteur Rey (La tormenta de la calma)), adaptando la novela homónima de Denis Johnson. La historia sigue a una joven periodista estadounidense que queda atrapada en Nicaragua sin pasaporte, en plena pandemia y en vísperas de las elecciones presidenciales. Conocerá en el bar de un hotel a un viajero inglés con el que iniciará una apasionada relación, pero secretos ocultos relacionados con la situación política del país pondrán en riesgo la posibilidad de salir de allí.
Está protagonizada por Margaret Qualley (La asistenta, Sueños de una escritora en Nueva York), Joe Alwyn (Conversaciones entre amigos, Harriet, en busca de la libertad), Danny Ramirez, Ben Safdie, John C. Reilly, Nick Romano, Robin Duran y Sebastian Donoso. La película tuvo su presentación internacional en el Festival de Cannes de 2022 donde obtuvo un ex aequo del Gran Premio del Jurado. Se ha estrenado en España simultáneamente en varias plataformas como Movistar+, Filmin, Amazon Prime o Rakuten TV el día 19 de Junio de 2023.
Una distopía emocional entre el drama romántico y el thriller político
Las estrellas al mediodía (Stars At Noon) es un enigmático y errático drama romántico con trasfondo político donde la directora francesa Claire Denis vuelve a posicionar la fisicidad de los cuerpos de sus personajes por encima de la historia que explica a través de los mismos.
En esta ocasión, realiza una adaptación libre de la novela «Stars At Noon» de Denis Johnson acerca de una periodista de viajes estadounidense, Trish (Margaret Qualley), la cuál se encuentra atrapada en la República de Nicaragua, sin pasaporte, tras haber publicado un artículo que destapaba actividades criminales por parte de los gobernantes del país. Mientras busca una forma de escapar de allí, utiliza su cuerpo para confraternizar con un policía militar y un viceministro que le otorgan cierta inmunidad en ese país extraño. Un día, conoce en el bar de un hotel a Daniel DeHaven (Joe Alwyn), un viajero inglés que podría ser su billete de salida, sin embargo, los verdaderos problemas solo acaban de comenzar.
Uno de los grandes cambios que tiene la película respecto a la novela es la época en que transcurre la acción. Mientras Denis Johnson utilizaba como telón de fondo la Nicaragua de 1984 en plena revolución sandinista, el filme lo sitúa en las vísperas de las elecciones de 2021 previas a la reelección como Presidente de Daniel Ortega, un antiguo ex guerrillero y líder de la revolución que tras llegar al poder sería acusado del mismo autoritarismo de aquellos contra los que se luchó en el pasado. A eso hay que añadirle que nos encontramos en los años de la pandemia por Covid-19, algo que otorga una atmósfera distópica con la recreación de una sociedad militarizada y sacudida por los conflictos políticos.
Cuerpos sin historia
Las estrellas al mediodía (Stars At Noon) crea un cóctel imposible entre Bajo el fuego (Roger Spottiswoode, 1983) y «Los diarios del Ron» de Hunter S. Thompson, a través de una protagonista antipática que, al mismo tiempo, es periodista, prostituta, amante, espía, víctima y heroína. Difícil saber quién es realmente. Se trata de un personaje poliédrico con más enigmas que respuestas (y bastantes incongruencias) que tan solo funciona en pantalla gracias al magnetismo que desprende la mirada de Margaret Qualley. El gran problema que tiene la película es la falta de contexto otorgada a los personajes y las ínfimas explicaciones que se dan sobre los entresijos políticos de la trama.
Definitivamente, no estamos frente a una película clásica de espionaje ni tampoco ante la disección humanista de «El americano impasible» de Graham Greene como reflejo fehaciente de la ambigüedad moral del hombre en un entorno político convulso. Por desgracia, a Claire Denis todo eso le importa más bien poco y simplemente lo utiliza para enfatizar una historia romántica de carácter fatalista a través del poder que tiene su cámara-voyeur recorriendo el cuerpo de los protagonistas. No es que la película sea tan apasionada y erótica como la relación que surge entre Trish y Daniel, pero está claro que a la directora le interesa mucho más eso que el reflejo sociopolítico de Nicaragua.
El resultado es un filme confuso que fascina por determinadas imágenes y despierta la curiosidad por desentrañar lo que está sucediendo, pero que al final deja demasiados cabos sueltos para resultar completamente satisfactorio.
La atmósfera está por encima del relato
Lo más interesante de Las estrellas al mediodía (Stars At Noon) acaba siendo la atmósfera decadente y la sensación de aislamiento que desprende un país deprimido por el fracaso revolucionario. Me parece un acierto esa ambientación pandémica con el uso eventual de las mascarillas y el control militar en las calles para dotarle al conjunto un aspecto más cercano a la ciencia-ficción que al realismo social. Ese marco cuasi fantástico potencia el viaje interior de Trish, una liberación personal que parece ir mucho más allá de la huida del país. Para empezar, ¿qué le llevó allí?
La protagonista es alguien con un pasado umbrío que no se nos llega a desvelar. Se adivina como una narradora principal poco fiable, tal y como se demuestra en su conversación por videoconferencia con el editor de una revista estadounidense (John C. Reilly), quien no quiere saber nada de ella tras haber tenido en el pasado malas experiencias laborales en las que se habría aprovechado de su confianza. Su romance con Daniel acentúa la idea de que ambos son personas que utilizan disfraces para ocultar su verdadero yo. Para encarnar al misterioso e impaciente viajero inglés se pensó en Robert Pattinson, primero, y Taron Egerton, después, los problemas de agenda hicieron que el papel recayera finalmente en Joe Alwyn.
Las estrellas al mediodía (Stars At Noon) es una película sensual y sugestiva que se desliza como un reptil bajo el calor de la luz solar. La piel de los personajes se transforma en un lienzo para explorar las contradicciones de las emociones humanas bajo el influjo jazzístico de los acordes compuestos por Tindersticks, destacando en el tema principal la característica melancolía que desprende la profunda voz de Stuart Ashton Staples. La fascinación visual de la película está por encima del relato, algo que puede provocar el rechazo de los que busquen una intriga política entendible.
¿Qué te ha parecido la película?
Las estrellas al mediodía (Stars At Noon)
Muy buena reseña.
Muchas gracias!