viernes, julio 5, 2024

Crítica de ‘El maestro jardinero’: Vida entre las flores

Las críticas de Daniel Farriol:
El maestro jardinero

El maestro jardinero (Master Gardener) es un thriller dramático estadounidense que está escrito y dirigido por Paul Schrader (Aflicción, El placer de los extraños). La historia muestra la rutina diaria de un meticuloso horticultor de Gracewood Gardens que trabaja para una rica viuda. El caos se apoderará de su tranquila existencia cuando la dueña de los jardines le encargue la misión de convertir a su problemática sobrina nieta en una aprendiz.

Está protagonizada por Joel Edgerton (Trece vidas, Gorrión rojo), Quintessa Swindell (Granada Nights, Instintos ocultos), Sigourney Weaver (Todas somos Jane, Sueños de una escritora en Nueva York), Esai Morales, Victoria Hill, Eduardo Losan, Rick Cosnett y Amy Lee. La película tuvo su presentación en España siendo la película de clausura de Seminci 2022. Su estreno en salas ha llegado de la mano de Caramel Films el día 9 de Junio de 2023.

El cierre de una trilogía sobre el perdón casi redonda

El maestro jardinero supone el brillante cierre que pone Paul Schrader a la trilogía sobre la culpa y el perdón iniciada con El reverendo (First Reformed) (2017) y continuada con El contador de cartas (2021), tres películas unidas por un hilo invisible y protagonizadas por hombres dañados en busca de la redención, que nos han devuelto la mejor versión de un director que parecía algo perdido durante los últimos años o pasando por un bache creativo.

En esta ocasión, la historia nos presenta a Narvel Roth (Joel Edgerton), un solitario y meticuloso horticultor que trabaja en los jardines de Gracewood que pertenecen a un rica viuda con instintos feudalistas, Norma Haverhill (Sigourney Weaver). Narvel es un hombre con un pasado oscuro que le emparenta al masoquista pastor evangélico Ernst Toller y al militar reconvertido en jugador de póker profesional William Tell, tres hombres que encontrarán en el amor una segunda oportunidad para redimirse de sus pecados. En el caso de Narvel ese doloroso pasado es una planta perenne que permanece tatuada en su piel en forma de esvásticas.

La nueva identidad que ha construido alejada de su familia y de los amigos que le enseñaron a odiar se basa en su laborioso trabajo diario en los jardines junto a un equipo que le respeta y desconoce su procedencia. Es un lugar apacible donde puede arrancar las malas hierbas para desprenderse de los malos recuerdos que le atormentan por las noches. Todo se complicará cuando la dueña le proponga acoger como aprendiz a su sobrina nieta, Maya Core (Quintessa Swindell), una joven mestiza que lleva un comportamiento problemático y que es adicta a las drogas.

El maestro jardinero

Plantas silvestres y otras metáforas 

El maestro jardinero profundiza en las obsesiones que su autor lleva explorando desde los días en que comenzó como guionista de Martin Scorsese en Taxi Driver (1976), un filme de estructura narrativa similar. Muchos criticarán la sensación de déjà vu sin tener en cuenta que todo gran artista se pasa la vida realizando versiones clonadas de su obra anterior en busca de la perfección absoluta. De ese modo, la redención de Narvel pasará irremediablemente, como la de Travis Bickle, por una catarsis de violencia sanador para proteger a una chica de las malas acciones de unos indeseables que la han llevado por el mal camino. A sus 76 años, Schrader muestra una caligrafía más pulcra y comedida, pero los mismos temas de siempre siguen ahí.

«La jardinería es una creencia de que las cosas sucederán según lo planeado y que el cambio llegará a su debido tiempo». Es una de las frases que Narvel escribe en su diario a modo de confesionario en un cuarto de decoración aséptica que parece sacado de las dependencias de una casa parroquial. La voz en off del personaje permite al director transmitir al espectador cuáles son los pensamientos del horticultor respecto a su trabajo diario en el jardín para transformarlos en metáforas acerca de su propia existencia. Es un recurso simple, pero efectivo.

La película tiene una cadencia sosegada que se dedica a observar los detalles desde la distancia imitando la manera que tiene de comportarse el protagonista, un contenido y espléndido Joel Edgerton. La cámara se muestra igual de observadora a través de movimientos suaves o con una apertura en los encuadres que deja respirar a los personajes como si estuvieran en un invernadero donde la belleza quedase protegida a los posibles cambios externos de temperatura.

El maestro jardinero

La mística de la redención

Durante la segunda mitad, El maestro jardinero sufre algunos altibajos cuando adquiere peso la subtrama romántica y la relación entre Narvel y Maya muda de piel. El maestro y su alumna se convertirán en amantes tras un proceso educativo de transmisión de conocimientos y otros cuidados más propio a lo que haría un padre con su hija (22 años separan a actor y actriz), pero desde el principio sabemos que acabarán compartiendo un romance porque es el verdadero núcleo del conflicto: ella es mestiza y él un antiguo neonazi.

Esa relación «inapropiada», como diría la Sra. Haverhill, también sirve para deslizar una crítica sesgada sobre la diferencia de clases que la burguesía ha ido heredando de sus antepasados. La semilla del amor crece igual que la semilla del odio según sea lo que cultive cada uno en su jardín y Schrader se muestra tan optimista que incluso cae en un romanticismo naíf sin empañar por ello el aspecto austero del resto del filme. Otro punto negativo es la poca entidad de los «malos», unos antagonistas escuchimizados y poco amenazantes que restan cualquier tensión dramática a los encontronazos que mantiene con ellos el jardinero quien ni siquiera necesitará usar sus tijeras de podar.

En definitiva, El maestro jardinero es un filme sólido que nos habla sobre la culpa y el perdón para regalarnos un satisfactorio y luminoso final a una trilogía donde Paul Schrader continúa difundiendo sus tesis habituales acerca de las segundas oportunidades y la delgada línea moral que separa el bien del mal (lo que te convierte en buena o mala persona). En su cine, la redención es un acto que adquiere dimensiones místicas para definir el comportamiento humano, por eso sus últimos tres protagonistas llevan a cabo un proceso espiritual similar.

El maestro jardinero


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El maestro jardinero

7.7

Puntuación

7.7/10

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