Las críticas de Daniel Farriol:
Poker Face
Poker Face es un thriller estadounidense que está dirigido por Russell Crowe (El maestro del agua), el cuál también co escribe el guion junto a Stephen M. Coates (John Doe: Vigilante). La historia sigue a un multimillonario jugador de póquer que un día brinda a sus mejores amigos de infancia la oportunidad de ganar más dinero del que jamás hayan soñado. La partida servirá para revelar secretos inesperados, pero a medida que avance la noche aparecerán unos peligrosos intrusos que no habían sido invitados a la fiesta de reencuentro. Está protagonizada por Russell Crowe (La forja de un campeón, Salvaje), Liam Hemsworth (Most Dangerous Game, Arkansas: Un lugar peligroso), Elsa Pataky (Interceptor, La tierra de las mareas), RZA, Jacqueline McKenzie, Matt Nable, K. Callan y Lynn Gilmartin. La película se ha estrenado en España de la mano de Vértice Cine el día 13 de Enero de 2023.
Un proyecto nacido del caos solo puede generar más caos
Han transcurrido 8 años tras aquel interesante debut tras las cámaras del actor neozelandés Russell Crowe con El maestro del agua (2014), un drama épico de corte clásico que le auguraba un buen futuro posterior como director. Sin embargo, su segunda película es un tremendo fiasco cuyo rodaje fue catalogado por él mismo como «los 12 meses más tortuosos de mi vida».
Poker Face camina constantemente por una cuerda floja que separa el drama reflexivo del thriller criminal sin saber muy bien hacia donde quiere decantarse. El proyecto le llegó al director tan solo 5 semanas antes de iniciarse el rodaje, sin un reparto previsto, con un guion que tuvo que reescribirse a marchas forzadas y con los decorados a medio construir, pero aún así decidió embarcarse en la aventura de un rodaje a modo de catarsis personal tras haber fallecido su padre una semana antes y estando aún recuperándose de la pérdida de su buen amigo Andrew Lesnie, el director de fotografía que le ayudó con su ópera prima.
Los meses de rodaje tampoco ayudaron a mejorar las cosas por culpa del estricto protocolo Covid (con un positivo que trastocó el plan de trabajo) y de un set que quedó inundado tras una lluvia torrencial en Nueva Gales del Sur. Como es lógico, todas esas situaciones y circunstancias son imposibles de disimular en el resultado de una película que traspira caos por los cuatro costados.
Una partida de karma
El argumento de Poker Face parece escrito sobre la marcha y eso que parte de una idea con estupendas posibilidades dramáticas. El protagonista es Jake Foley (Russell Crowe), un multimillonario que ha amasado su fortuna como jugador de póquer y que, tras ser diagnosticado con un cáncer terminal, decide que antes de morir debe reencontrarse con sus mejores amigos de la infancia para saldar algunas cuentas pendientes, ¿qué mejor que hacerlo con una partida de cartas en su mansión? La historia se nos cuenta a través de una voz en off narrativa donde el propio personaje nos traslada sus pensamientos más íntimos e intenta explicar cuáles son las motivaciones que le llevan a subir la apuesta durante la partida.
Y es que, tras un breve paso por los recuerdos que sirven para establecer con imágenes el fuerte vínculo existente entre el grupo de amigos, descubriremos que Jake ha adquirido un potente veneno a través de un chamán (empiezan las escenas absurdas) que en grandes dosis puede ser mortal, pero que con solo unas gotas actúa como una especie de «suero de la verdad». Eso nos da a entender que la partida de póquer va a convertirse en una «partida de karma» (como alguien define en la película) que sirva para poner las cartas sobre la mesa y que todos se sinceren entre ellos para sacar a relucir los secretos y mentiras que han ido acumulando durante todos estos años al hacerse adultos.
Los amigos de Jake y el intruso sorpresa
Los amigos de Jake (que no de Peter) son Michael Nankervis (Liam Hemsworth), Andrew Johnson (RZA), Alex Harris (Aden Young) y Paul Muccino (Steve Bastoni). Por desgracia, los personajes están muy mal definidos y no se aprovecha ese punto de partida que podía haber dado lugar a un tenso thriller psicológico cocinado a fuego lento. Tan solo sabremos que hay un político corrupto, un borracho con tendencias suicidas y que uno de los cuatro es el amante secreto de la esposa de Jake con la que ya está en trámites de divorcio. El plan vengativo resulta que no es tal y que las intenciones reales del anfitrión son mucho más benevolentes. El mensaje moralista que desprende el filme revela la necesidad de recuperar los orígenes de quiénes fuimos para afrontar la muerte con dignidad sincerándose con la gente que amamos y perdonando así aquellas imperfecciones que todos tenemos.
Lo peor de todo es cuando descubrimos que la partida de cartas conducida por la croupier Penelope (Elsa Pataky) no va a ser el eje central de la narración y solo es una mera excusa para iniciar la reunión. En un nuevo giro arbitrario de los acontecimientos, irrumpirán en la casa unos atracadores liderados por Victor (Paul Tassone), un hombre que parece tener mucha rabia a Jake aunque tampoco se explore esa relación, los cuáles quieren hacerse con las obras de arte que el «cara póker» tiene decorando las paredes de toda la casa.
Así pues, tras media película dando bandazos con los amigos de Jake y otras subtramas familiares poco consistentes (la esposa anterior fallecida, la hija, etc), resulta que lo que de verdad nos ofrecen es una rutinaria home invasion pasada de vueltas (el personaje de Victor es una caricatura en sí mismo) con los cinco amigos enfrentados a los malhechores de turno. La trama de acción aparta de la mesa de juego a las reflexiones y todo se vuelve un disparate (sino lo era ya) tan mayúsculo como la idea de derivar un juego de póker para ordenador en un programa de vigilancia militar (¿a qué cojones venía eso?). Lo único que salva a Poker Face de quemar todas sus copias en la hoguera es una lujosa escenografía (especialmente para los que sean más aficionados a los Rolex que a los Casio) y alguna presencia destacable en el reparto, poco más.
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