lunes, mayo 6, 2024

Crítica de ‘Fuego’: Amor y furia en los dos filos de la espada

Las críticas de José F. Pérez Pertejo:
Fuego

Se estrena este fin de semana en la cartelera española el último film de la veterana realizadora francesa Claire Denis cuyo título original Avec amour et acharnement (algo así como “Con amor y furia”) ha sido sometido a diversas variaciones en su traducción para su estreno internacional. En el mercado anglosajón lo hace con el título Both sides of the Blade (ambos lados de la espada) y en España con el título de Fuego, un título que no gustó a la directora Claire Denis para el estreno inglés y pidió a la distribuidora que lo cambiara por el de la canción de Tindersticks (Both Sides of the Blade) que suena con los créditos finales. Me encantaría entender porqué la distribuidora española no ha optado por la traducción de ninguno de los dos títulos (francés o inglés), mucho más acordes con la trama y el tono de la película, pero me declaro incapaz.

La película, que se presentó a concurso en el Festival de Berlín donde Claire Denis fue galardonada con el Oso de Plata a la mejor dirección y, recientemente, se ha exhibido en el Festival de San Sebastián en el marco del homenaje a Juliette Binoche, flamante Premio Donostia de la edición, es un apasionado triángulo amoroso, clásico en su planteamiento pero un tanto errático en su desarrollo argumental.

Como resulta obvio deducir del concepto triángulo amoroso, todo gira en torno a tres personajes principales: Sara (Juliette Binoche) vive con Jean (Vincent Lindon) una plácida historia de amor de madurez y de serena segunda oportunidad, el film se inicia con el final de unas idílicas vacaciones en el mar que definen el marco de la relación. Pero cuando accidentalmente Sara se encuentra con François (Gregoire Colin) su antigua pareja y socio de Jean, sus sentimientos se ponen patas arriba y se desata una trama argumental de pasiones arrebatadas, comportamientos irracionales y, como su título original apunta, de amor y furia.

Para mayor complicación argumental, Jean, que pasó un tiempo en prisión sin que quede demasiado claro porqué pero se apunta a que pagó el pato de turbios negocios de François, vuelve a trabajar para él como cazatalentos de jóvenes jugadores de rugby. Esto provocará el acercamiento de los tres personajes y el (re)surgimiento de las tensiones sentimentales, pasionales y sexuales.

Claire Denis y Christine Angot escriben un guion irregular en su desarrollo víctima de innecesarias subtramas que apartan el film de la línea narrativa sustancial. Es probable que la historia de Jean y su hijo caribeño “abandonado” a vivir con su abuela y la vida profesional de Sara como periodista radiofónica de un programa comprometido con causas sociales dieran para otro u otros dos films, pero aquí quedan deslavazadas y se diluyen en el conjunto de una película más prometedora en su planteamiento que satisfactoria en su conclusión.

Los tres personajes, además, están creados tan en el límite (o más allá) de lo racional que terminan por resultar antipáticos al espectador. Denis se esfuerza por no caer en el melodrama clásico y esto le lleva a cometer algunos excesos narrativos (y visuales) que enturbian un relato que se beneficiaría de mayor contención tanto en la escritura como en la filmación. A pesar de ello, Fuego (me resignaré a citarla por su título en España) tiene secuencias genuinamente desasosegantes al mostrar de un modo descarnado las decisiones que uno puede tomar cuando está sometido a una pasión desbocada y dolorosas en la autenticidad de sus lacerantes diálogos con los que personas que se quieren, se hacen auténtico daño.

Juliette Binoche pone en juego todos sus registros interpretativos (suponiendo que sean finitos) y vuelve a crear un personaje arrebatado al que no sería difícil (de hecho sería demasiado facilón) encontrar nexos de unión con algunos de los papeles que se sitúan en la cumbre de su carrera. Denis, que tras Un sol interior y High Life, recurre por tercera vez consecutiva a la mejor actriz europea de su generación, utiliza el rostro y el cuerpo de Binoche como instrumentos para conseguir que una pasión un tanto infantilizada en el guion se haga adulta en la pantalla. No se me ocurren muchas otras actrices con las que esto fuera posible.

Vincent Lindon se deja llevar por el arrebatamiento general del film pero sin salirse nunca de su elegancia actoral y consiguiendo que los excesos del guion no se traduzcan en excesos interpretativos de mal gusto. Por su parte, a Gregoire Colin, probablemente el actor fetiche de Claire Denis y presente en casi todos sus films desde Nénette et Boni (1996), le toca bailar con la más fea dando vida a un personaje profundamente desagradable, a pesar de lo cual consigue una interpretación sutilmente inquietante.

Fuego

6

Puntuación

6.0/10

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