Las críticas de Daniel Farriol en el AFF 2022:
After Blue (Paradis sale)
After Blue (Paradis sale) es un filme de ciencia-ficción francés escrito y dirigido por Bertrand Mandico (Ultra pulpe, The Wild Boys). La historia nos sitúa en un futuro lejano, en un planeta salvaje, donde la solitaria adolescente Roxy libera a una criminal que estaba enterrada en la arena, la cuál vuelve a sembrar el caos en ese Edén decadente. Está protagonizada por Vimala Pons (Cómo me convertí en superhéroe, Cléo & Paul), Elina Löwensohn (Dejad que los cadáveres se bronceen, Mon Ange), Agata Buzek (Mi maravillosa vida, Erotica 2022), Claire Duburcq, Michaël Erpeling, Mara Taquin y Pauline Lorillard. Obtuvo el Premio FIPRESCI en el Festival de Locarno 2021 y el Premio Especial del Jurado en el Festival de Sitges 2021. También ha estado presente en el Atlàntida Film Festival de Filmin en Julio-Agosto de 2022.
Ciencia-ficción inclasificable
Si crees que en la ciencia-ficción está todo inventado es que no has visto After Blue (Paradis sale), la última locura de Bertrand Mandico que tras pasar con bastante éxito por el Festival de Locarno (Premio FIPRESCI) consiguió en Sitges 2021 (Premio Especial del Jurado) una de las tasas más altas de abandonos durante la proyección en el Auditori o de exabruptos en los corrillos posteriores. Estamos frente a un filme inclasificable que es, a la vez, una fábula marciana, un wéstern distópico de low sci-fi y una aventura inaudita que combina géneros, texturas y fluidos varios sin ningún tipo de complejo.
Es una de esas películas que se hacen indescriptibles para quiénes no la han visto y que resulta tan esquiva como indescifrable para los valientes que se acercan a verla en una época donde todo se nos entrega masticado. Mandico crea un mundo único y personal, una Tierra Media underground tan provocadora que utiliza el humor paródico como verdadero combustible para un trayecto sideral hacia la libertad creativa que nos lleva mucho más allá de los márgenes del encorsetado cine de género actual.
Cuesta mucho explicar de qué va After Blue (Paradis sale). La sinopsis nos sitúa en un futuro lejano e indeterminado, en el que Roxy, una solitaria adolescente de aspecto andrógino vaga por los parajes de un planeta inhóspito hasta que decide liberar a una criminal que encuentra enterrada en la arena. La maligna mujer, una vez libre, vuelve a sembrar el terror y la muerte por todo el planeta como una bruja de cuento. Roxy y su madre Zora serán consideradas responsables de todos los males infringidos por la asesina, de manera que serán exiliadas de su comunidad y condenadas a reparar el daño efectuado atrapando nuevamente a la mujer.
Se inicia, entonces, un viaje surrealista por los territorios fantásticos y fantasmales de ese sucio y decadente paraíso, una especie de reverso del Edén. El filme es mucho más sensorial que narrativo, así que Bertrand Mandico otorga más importancia a la forma que al fondo, proponiendo un chute lisérgico no apto para todos los paladares, algo así como transformar la absenta en cine.
Erotismo y estética kitsch
After Blue (Paradis sale) es estéticamente poderosa y muy atemporal. Sus imágenes parecen ser una recreación imposible del Dune que nunca llegó a realizar el loco psicomago Alejandro Jodorowsky combinadas con cierto cine exploitation o de tonalidades kitsch muy en la onda de las viñetas tecnosexuales que decoraban las icónicas aventuras de Barbarella (Roger Vadim, 1968) o de la estética steampunk que salpicaba las imágenes de Flash Gordon (Mike Hodges, 1980).
A eso se le añade el erotismo soft que invadía los sueños húmedos de todos los adolescentes en las décadas de los años 70-80 con aquellas películas picantes que ahora tildaríamos de sexo elevado, con S mayúscula, protagonizadas por Sylvia Kristel o Corinne Cléry, que en muchos casos proponían un claro enfoque lésbico en la representación de la sensualidad de los cuerpos. Para entender mejor la conexión con After Blue (Paradis sale), hay que recordar que el inefable Bertrand Mandico, en uno de sus anteriores trabajos titulado Boro in the Box (2011), ya acometió una singular biografía del director polaco especializado en cine erótico Walerian Borowczyk, autor de aquella controvertida obra La bestia (La bête) (1975) que combinaba cine fantástico con erotismo en una bizarra versión del cuento «La bella y la bestia».
¿La habrá visto Kate Bush?
Además de todas esas referencias estéticas citadas, en el torrente orgásmico de ideas que tiene After Blue (Paradis sale) acoge con eterna lascivia toda la excentricidad teatral tan exacerbada e histriónica que posee On the Silver Globe (Andrzej Zulawski, 1987), sin olvidarnos entre sus influencias de la imagen vaporosa con aquellos filtros que difuminaban las tonalidades cromáticas en los videoclips de canciones como «Running Up That Hill» o «Wuthering Heights» de Kate Bush, nombre que el director toma prestado de la cantante, no por casualidad, para bautizar nada menos que a la villana de la función. Y es que hay mucho humor irreverente que está soterrado bajo las capas más visibles del filme. La cantante ha saltado a la palestra mediática recientemente debido la inclusión de su temazo «Running Up That Hill» en una de las mejores secuencias de la cuarta temporada de Stranger Things.
After Blue (Paradis sale) es una experiencia tan alucinógena como exigente que desafía la zona de confort del espectador, pillándote totalmente desprevenido. Es cierto que sus 127 minutos resultan excesivos y que la parte final se pone un poco cuesta arriba por puro agotamiento ante tal imaginería visual, sin embargo, debe considerarse a la película como una de las rarezas inestrenables más insólitas que pudieron verse en los festivales durante el pasado 2021. El tiempo dirá si se convierte en una película de culto dentro del género o pasará al absoluto olvido en la memoria cinéfila colectiva.
Lo que sí sorprende un poco es la recepción de este tipo de cine entre parte de la prensa especializada que asiste a los festivales, moviéndose entre la indiferencia y el rechazo, sin prestarle la atención adecuada a obras rompedoras que no utilizan el marketing de otras que dicen serlo. ¿Qué demonios esperamos encontrar en los festivales de cine si no son propuestas tan arriesgadas como esta obra de Bertrand Mandico que difícilmente podrás ver en otro lugar?
¿Qué te ha parecido la película?