sábado, febrero 24, 2024

Crítica de ‘Red’: Fulgurante y divertido comienzo, decepcionante final

Las críticas de José F. Pérez Pertejo:
Red

A pesar de que intento mantener mis estados de ánimo al margen de mis opiniones sobre una película, no puedo evitar comenzar a ver Red cabreado. Y el cabreo no obedece a otra cosa que a estar viéndola sentado en el sofá de mi casa en lugar de en una sala de cine. Los señores que dirigen Disney son dueños soberanos de sus obras y, por supuesto, pueden hacer con ellas lo que les de la gana, pero yo soy dueño soberano de mis opiniones y seguiré gritándoles cada vez que tenga ocasión que EL CINE HA DE VERSE EN EL CINE. Red, la última película de Pixar, no es un producto televisivo, es una obra cinematográfica y la decisión de estrenarla directamente en su plataforma televisiva saltándose la distribución y exhibición en salas es un atentado al cine como manifestación artística y como espectáculo de masas. Ya lo hicieron previamente con Soul y con Luca y algo leí en su momento acerca de una demanda interpuesta por Scarlett Johansson por estrenar simultáneamente Viuda negra en los cines y en la plataforma con el consiguiente menoscabo de la taquilla. Sé que las razones de la Sra. Johansson eran económicas y no defender la exhibición cinematográfica, pero me alegra que alguien más poderoso que los cinéfilos decepcionados de a pie ponga piedras en el camino de una estrategia que me repugna.

Vamos a la película. Pixar sigue con su propósito de orientarse hacia un público más amplio del infantil y explorar territorios argumentales poco frecuentados por el cine de animación de vocación familiar. Red no es, ni mucho menos, una película para niños. Se trata de un largometraje orientado a los sufridos adolescentes y a sus sufridores progenitores. (Esta licencia me la permito porque tengo dos adolescentes en casa, ellas probablemente escribirían “orientado a los sufridores adolescentes y a sus sufridos progenitores” y llevarían su parte de razón, espero que no me lean).

Así como en los chicos es difícil precisar el momento en qué comienza ese estado de atolondramiento e ingravidez cuando no de gamberrismo e idiocia, en las chicas existe un hecho definitorio que marca un antes y un después y no es otro que la menarquia. Que Pixar (que no deja de ser un sello Disney) se haya atrevido a abordar ese momento a través de un personaje protagonista, la pequeña Mei Lee de trece años, es un signo más de que los tiempos han cambiado. Lejos quedan las historias de princesas hermosas e indefensas que necesitan que un príncipe las rescate, ahora las películas las protagonizan chicas que se salvan a sí mismas o que se definen por lo que son en virtud de sí mismas y eso, siempre que no huela demasiado a estrategia (y tratándose de Disney casi todo huele a estrategia) está muy bien que sea así.

La película tiene un comienzo fulgurante, Mei Lee nos presenta a sus tres mejores amigas en el contexto de su instituto y pronto vemos como su personalidad divertida y extravertida cambia en cuanto llega a su casa, la de una familia oriental asentada en Toronto, regentada por una madre castradora y un padre calzonazos. Mei Lee es obediente, cariñosa y se implica en el mantenimiento de un templo oriental que, como atracción turística, supone la principal fuente de ingresos de su familia.

Tanto en un contexto (instituto) como en el otro (hogar) los personajes están muy bien definidos y todo discurre de un modo argumentalmente divertido y con el exquisito tratamiento de la animación marca de la casa. La adolescencia como etapa vital está tratada de una doble manera: de una forma explícita, naturalista diríamos, mostrándonos los usos y costumbres arquetípicos de los adolescentes (su modo de hablar, de vestir, de moverse, de relacionarse, de gustarse, de detestarse, de exhibirse o de esconderse) y, en segundo lugar, de un modo metafórico a través de una especie de ¿maldición? familiar según la cual, a partir de su primera menstruación, las mujeres de la familia se transforman en un panda rojo cuando se emocionan.

A partir de aquí comienzo a tener problemas con la película, el alejamiento del realismo me aparta de las ideas centrales de su argumento, me divierto menos y me cuesta tragarme algunas de las frases que, a pesar de que son muy loables, suenan a moraleja cuando no a moralina. Todo el discurso de la autoaceptación y de la tolerancia con las diferencias parecen extraídas de un manual de corrección política que empieza a tener ya las páginas un poco manoseadas. Son más atinados los intentos de tender puentes en el inevitable choque generacional entre padres e hijos aunque el retrato de la madre sea despiadado y no digamos ya el de la abuela (existe cierto paralelismo aquí con la reciente Encanto de Disney). El padre que, como se ha dicho, aparece retratado como un calzonazos, es, sorprendentemente, el depositario de la mayor carga de humanidad familiar y el transmisor de los mejores consejos para la pequeña adolescente.

No encuentro en Red la sutileza para transmitir mensajes, ideas y valores humanos que en otras películas de la compañía del flexo y la película se va deshinchando a medida que avanza el metraje. Monumentos como Wall-E, Toy Story 3, Up o Del Revés quedan enormemente lejos de este primer largometraje de Domee Shi, directora del cortometraje Bao que precedió a la proyección en cines de Los increíbles 2, lo cual no significa que no sea una película apreciable, disfrutable y con los estándares de calidad que Pixar mantiene en todo lo que hace.


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[kkstarratings]

Red

6

Puntuación

6.0/10

3 COMENTARIOS

  1. Hola, me gustaría comentar que la maldición no aparece con la menstruación. Como bien explica Ming (la madre de Mei), todo se desencadena por un sentimiento intenso.

  2. Es un marrón de película, de principio al final, una decepción, podría decir que la calificación de 9+ se queda corta, he puesto la pelicula para verla con mi hija y la he tenido que quitar…. por dios… que se convierte en un panda rosa por un sentimiento intenso?…. si claro, eso tiene otro nombre… guarros

    • El problema es que una niña de nueve años no sepa lo que es la regla. Las niñas ven a sus madres y saben lo que hay pero depende de si no se permite hablar de cosas tan naturales como la menstruacion a niñas que están a punto de vivirla. El problema lo tienen los padres.

      Por cierto no se que película ha visto el autor porque mete un gazapo tras otro en la crítica.

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