jueves, abril 18, 2024

Centenario Fernando Fernán Gómez: Crítica de ‘Fuera de juego‘ (1991)

Las críticas de José F. Pérez Pertejo:
Fuera de juego

Durante la década de los 90, Fernando Fernán Gómez dirigió tres películas de encargo: Fuera de juego (1991),  Siete mil días juntos (1994) y Pesadilla para un rico (1997). Con ninguna de ellas logró identificarse como autor tal y como él mismo confesará, años después, en sus célebres memorias tituladas «El tiempo amarillo» (Editadas originalmente por Editorial Debate y actualmente reeditadas por Capitan Swing Libros). La primera de ellas, la citada Fuera de juego, asume desde el título un doble significado: por un lado, el término futbolístico que pone sobre la pista al espectador de la ambientación futbolera de la película y, por otro, de un modo metafórico, aludir a la situación en la que se encuentran unos ancianos que, al final de sus vidas, viven en un centro geriátrico abrumados por la sensación de abandono.

Es difícilmente discutible que la idea argumental de partida es amable: Don Aníbal (Fernando Fernán Gómez), Don Luis (Manuel Alexandre), Don Alfonso (Luis Escobar), Don Juan (Alfonso del Real) y Don José (Tomás Zori) son cinco ancianos que viven en un asilo y establecen ciertos lazos de complicidad en torno al campo de fútbol de un colegio de huérfanos vecino en el que, cada mañana, los niños salen puntualmente a la hora del recreo a jugar su partido diario. Del mismo modo que los niños suelen identificarse con sus ídolos del balón y juegan a ser Messi o Cristiano, (por aquel entonces soñarían con ser Butragueño o Stoichkov), cada uno de los ancianos se identifica con uno de los pequeños y celebran sus goles, asistencias y paradas como propias.

La llegada de un nuevo anciano a la residencia, Don Anselmo (José Luis López Vázquez), servirá como activador de los demás que, de pronto, querrán convertirse en benefactores de los chavales equipándoles con un buen balón, botas de futbol nuevas y uniformes para que puedan competir en condiciones con los demás colegios.

El problema es que todas estas buenas intenciones argumentales se aglutinan en un pobre guion de José Truchado que el propio Fernán Gómez trató de arreglar sin demasiado éxito. El libreto pasa de puntillas por todos los temas sustanciales que la película podría haber abordado y tan sólo la imponente presencia de sus intérpretes, todos ellos actores de postín, salva del naufragio a un film con una puesta en escena pedestre y una dirección que se limita a poner, de manera funcional, las secuencias escritas en imágenes.

José Luis López Vázquez ofrece la mejor interpretación del film pues suyos son los únicos momentos que profundizan un poco en el desamparo que sienten estos hombres que, al final de sus días, llevan meses cuando no años, sin recibir una miserable visita de sus hijos o nietos. Fernando Fernán Gómez, que toma protagonismo hacia el final del film, también consigue dotar a su personaje de la fuerza y hondura que tuvieron siempre sus roles cinematográficos. Los demás, Alfonso del Real, Zori, Manuel Alexandre y Luis Escobar se limitan a poner su presencia, que no es poca cosa, y a tirar de los registros interpretativos con los que, muy merecidamente, se hicieron célebres.

El rodaje se vio alterado por el triste fallecimiento de Luis Escobar a pocos días para finalizar la filmación y algunas secuencias finales tuvieron que ser rodadas con un doble de cuerpo y un imitador de voz. A su memoria va dedicada la película según reza un rótulo al inicio de la misma.

El resto de reparto se completa con María Asquerino rozando permanentemente el exceso interpretativo como la directora del asilo, Eulalia Ramón como la directora del orfelinato vecino y un jovencísimo Gabino Diego que pone en evidencia lo mucho que ha mejorado con los años; su interpretación en Fuera de juego es, sencillamente, grotesca.

La película fue un absoluto fracaso de crítica y público. No es fácil concretar cuáles fueron las razones del fiasco pero probablemente se deba a su falta de naturaleza, de personalidad. El trasfondo es demasiado triste como para resultar divertida y su tratamiento argumental demasiado desenfadado y festivo como para resultar conmovedora. Algunas secuencias, como la del atraco, resultan ostensiblemente fallidas y otras, como el juicio al final de la película o las intervenciones del niño periodista, más propias de una función de fin de curso que de un film profesional.


Fuera de juego está disponible para sus suscriptores en la plataforma FlixOlé. No existe constancia de que haya sido nunca editada en formato físico alguno.

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