El secuestrador secuestrado
Más drama que suspense
El punto de partida de Prime Time es atractivo y la película comienza con bastante fuerza, sin tiempo para introducciones ni presentaciones. Casi toda la acción transcurre en el interior del plató del teleconcurso y la historia se concentra en la escalada de tensión durante los obstáculos que surgen en las negociaciones. Sin embargo, la película nunca llega a alcanzar una atmósfera suficientemente asfixiante y, pese a tener un ritmo ágil, renuncia de forma consciente a los esquemas del thriller de acción o del suspense para concentrarse en el drama interior que padecen los personajes. Podría haber sido una película intensa con mucho qué decir, pero esa constante búsqueda de los márgenes, de la acción fuera de cámara, nos deja con más preguntas que respuestas.
El espectador más atento encontrará algunas pistas en la llamada de un hombre no identificado o en la dramática secuencia de la conversación con el padre del secuestrador. Que Prime Time se ubique en la noche del fin del milenio no es baladí. Fue un momento lleno de incertidumbre y miedo en el que algunos vaticinaban el fin del mundo y otros el caos tecnológico, mientras que muchos otros lo que temían era por un futuro sin expectativas ni oportunidades. Esa parece ser la clave sobre la que trata la película. El secuestrador Sebastian es un joven que vive con ansiedad la opresión y represión ideológica de una sociedad, así como la ausencia de un futuro ilusionante. Se convierte en el paradigma de toda una juventud con dificultades económicas que, además, no puede expresarse libremente sobre su condición sexual.
Una película que no se emitirá en ‘Prime Time’
El paro, la sensación de fracaso y esa falta de libertad parecen ser los detonantes de la situación. Por eso llega haber incluso cierta conexión entre el secuestrador y sus rehenes. En un momento dado, uno de ellos tiene la oportunidad de escapar y prefiere quedarse con el joven que le apunta en la cabeza con una pistola. El problema es que el guion de Prime Time no está a la altura cuándo debe construir unos personajes con algo que decir.
Jakub Piatek parece querer poner el acento en un momento clave del pasado para reflexionar sobre la actualidad. Ahí podemos comprobar que las cosas no han cambiado tanto cómo pensábamos. La juventud de hoy en día tiene problemas bastante similares a los de aquella otra generación, en especial, en determinados países con políticas de mentalidad ultra conservadora. Era un material muy interesante para explorar que la película aborda de manera tangencial y casi ininteligible. Así su mensaje se evapora como el humo de un cigarrillo.
El director se las ingenia para dar cierto movimiento escénico en un espacio tan reducido. En muchas ocasiones, las acciones o decisiones de los personajes resultan arbitrarias o cuánto menos injustificadas, pero sin llegar a molestar. Por suerte, el buen hacer de Bartosz Bielenia y Magdalena Poplawska, consigue sacar provecho a sus pocos momentos de lucimiento y mantener la atención del espectador. Prime Time es una oportunidad desaprovechada para hablar sobre problemas sociales que nos atañen y aún permanecen activos en nuestra convivencia diaria. Solo recomendable si no tienes una lista de cosas pendientes para ver.
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