La cinta ha levantado polémica y cierta desaprobación por parte de algunos sectores católicos, en algunos casos porque dicen que es anticristiana y en otros casos porque cuenta un episodio histórico muy complejo de una forma demasiado simple. Alejandro Amenábar, que la dirige, afirma que «aunque parezca una locura, es una película muy cristiana».
De lo que no hay duda es de que es la película más taquillera del año 2009 en España y que a muchas personas les ha interesado la temática y han acudido a las salas a verla y que lo mejor es dejar que la gente acceda a este producto y luego, si les interesa el tema, profundicen a través de libros de texto, enciclopedias o novelas históricas. Si la gente es tan vaga que se queda con lo primero que les cuente cualquiera eso ya no es culpa de Amenábar.
El caso es que finalmente Ágora llega a las salas de cine de Italia después de que varias distribuidoras eludieran comprar sus derechos, «por temor a tener problemas con la Iglesia», aseguró Sonia Raule, portavoz de la titular de los derechos de Ágora en Italia, la distribuidora Mikado. Algo que me parece lamentable. No tengo ningún impedimiento en decir públicamente que soy católico ni tampoco en decir que me parece horrible que la gente tenga que moverse después de tanto tiempo por el miedo, ya no a Dios, si no a la iglesia.
Quizá muchos de sus detractores no conozcan el argumento de la cinta, pero cuenta la historia de la astrónoma Hipatia de Alejandría, asesinada por una minoría cristiana en el siglo IV después de Cristo (en realidad por los monjes Nitrianos, que eran una secta de seguidores fanáticos de Cirilo). Amenábar se ha esforzado en buscar conexiones entre la protagonista y Jesús y argumenta que ambos «son personajes dispuestos a dialogar y por esa singularidad son arrastrados por la calle, llevados a lo alto de una colina y asesinados».
Según el responsable de mercadotecnia de Mikado, Andrea Cirla, antes de comenzar a promocionar la película se realizó «una proyección privada para curas y periodistas» con el objetivo de mostrar «la óptica del director y de la distribuidora española, de abrir el cine a un diálogo y a una dialéctica. Tuvieron una reacción un poco crispada, no comentaron nada, no tomaron posición, sólo cayó una ola de silencio que nos hace pensar que el comportamiento fue estudiado», aseguró.
El realizador insistió en que «no es un filme que pretende ofender a los cristianos, sino denunciar la intolerancia» y calificó como «significativo» que la exhibición de la película se haya prohibido siglos después en Alejandría, tras la denuncia de varios sectores coptos que consideraron la cinta difamatoria para el cristianismo. Un hecho que se ha producido pese a la defensa del trabajo del director por parte de cineastas y críticos egipcios, y «precisamente por el temor de la minoría cristiana a ser asaltada por la mayoría musulmana», subrayó Amenábar. Parece que estamos hablando de otro siglo, alucina.
Fuente: El Mundo
Esperemos que comience a recaudar a nivel internacional, que al final no recuperan sino la gran inversión, y la película lo merece.