domingo, septiembre 28, 2025

LOCARNO 78. Crítica de ‘White Snail’: Amor macabro en tiempos revueltos

Las críticas de Daniel Farriol en el 78 Festival de Locarno:
White Snail

White Snail es un drama coproducido por Austria y Alemania que está escrito y dirigido por Elsa Kremser y Levin Peter. Una modelo bielorrusa que sueña con una carrera en China se siente atraída por un misterioso solitario que trabaja en el turno de noche de una morgue. Su encuentro perturba su sentido del cuerpo, la belleza y la mortalidad. La frágil historia de amor de dos forasteros que revolucionan sus mundos y descubren que no están solos.

Está protagonizada por Marya Imbro y Mijaíl Senkov. La película ha podido verse en la sección Concorso Internazionale de Locarno Film Festival 2025.

Dos personajes marginados

White Snail es una película extraña y desigual, que puede resultar cargante o fascinante según sea nuestra predisposición para acercarnos al universo mórbido de la pareja protagonista. El tándem formado por Elsa Kremser y Levin Peter procede del documental con trabajos controvertidos tales como Space Dogs (2019) y Dreaming Dogs (2024) donde exploran la crueldad animal y la conexión de ésta con la propia naturaleza del hombre, todo ello bajo el desolador contexto político de una Rusia desmembrada.

En su primer trabajo de ficción sigue habiendo esa interrelación entre el mundo animal con la humanidad a través de metáforas como la que propone el propio título o escenas donde la naturaleza forma parte de la transformación evolutiva de los personajes. No es una película para todos los públicos y su constante acercamiento a lo truculento puede alejar a más de uno.

La trama nos presenta a dos personajes marginados por la sociedad, más bien autoexcluidos, que se encuentran y viven una historia de amor enfermiza con fecha de caducidad. Ella es una modelo bielorrusa de aspecto casi andrógino que sueña con marcharse a China a trabajar mientras que él es un pintor frustrado que por las noches trabaja en la morgue diseccionado cadáveres.

Del suicidio al renacimiento

Los directores de White Snail nos muestran a estos dos seres a través de diversas capas, pero se muestran herméticos a la hora de profundizar para que entendamos mejor cuáles son sus verdaderas motivaciones. Masha (Marya Imbro) y Misha (Mikhail Senkov) son dos almas perdidas que deambulan por las noches solitarias de una ciudad gris y fría, su encuentro es improbable y hasta cierto punto poco creíble. Kremser y Peter han manifestado que querían juntar a dos personajes que nunca mantendrían una relación en la vida real, eso se nota en la pantalla y provoca distancia emocional, pero lo curioso es que ambos intérpretes debutan en el cine y se utilizaron elementos de sus respectivas biografías personales para recrear las vivencias de los personajes, fundiendo así realidad y ficción en un mismo plano.

No conoceremos mucho de su pasado excepto que ambos tuvieron episodios depresivos que les llevaron a un intento de suicidio. La modelo siendo adolescente tuvo trastornos en la conducta alimentaria y ahora su madre le obliga a ir a la consulta de una fisioterapeuta-chamana que utiliza sus propios rituales para expulsar los demonios que presuntamente habitan el interior del cuerpo de la chica. Por su parte, el patólogo forense también vive con su madre (una figura ausente) mientras se refugia convulsivamente pintando cuadros inquietantes sobre personas en estado de putrefacción o cuyos órganos internos quedan expuestos a los demás.

Caracoles y naturaleza

White Snail nos plantea una historia de amor entre dos inadaptados sociales atraídos de manera morbosa por la muerte. No tienen ninguna interacción social con otras personas, ella sufre bullying por parte de sus compañeras de la escuela de modelaje y él no tiene ningún amigo conocido. Juntos encuentran una forma de catarsis para afrontar con mayor valentía el quiénes son realmente sin importar lo que digan los demás. Por eso su relación culmina con una escena onírica con el apareamiento de dos caracoles. Estos moluscos invertebrados son hermafroditas y durante el acto se inseminan el uno al otro indistintamente, es algo parecido a lo que hacen los dos protagonistas durante la película para salir de su encierro emocional.

Los caracoles del título también ofrecen un par de símbolos más que explican el devenir de la película. La espiral de la concha determina el ciclo de la vida y el renacimiento, mientras que más específicamente el caracol blanco simboliza la conexión con nuestra parte espiritual, detalle muy presente en la contraposición que se hace de la cotidianidad con las creencias supersticiosas (la madre y la exorcista, las historias del árbol y el lago…). La naturaleza del hombre y del entorno se funden, entonces, en un mismo estado emocional.

Como vemos, White Snail no es solo una película sobre «dos raritos», aborda temáticas profundas sobre las relaciones humanas, la alienación y las expectativas sociales, en un contexto sociopolítico de fondo que no se aborda con la suficiencia necesaria. Kremser y Peter se sienten cómodos diseccionando lo extraño y macabro que rodea esa relación, pero mantienen casi siempre una distancia prudente hacia ellos que resulta enigmática a la vez que frustrante para el espectador. Por suerte, la poética visual atenúa las secuencias más desagradables y el envoltorio de irrealidad que ofrecen algunas situaciones transforma los momentos más incomprensibles en un ejercicio entomológico sobre las frustraciones humanas.


¿Qué te ha parecido la película?

White Snail

6.8

Puntuación

6.8/10

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