Las críticas de Daniel Farriol en el 78 Festival de Locarno:
The Dead of Winter
The Dead of Winter es un thriller dramático estadounidense que está dirigido por Brian Kirk (Manhattan sin salida, Middletown). Una mujer, que viaja sola por el norte nevado de Minnesota, interrumpe el secuestro de una adolescente. A horas del pueblo más cercano y sin cobertura telefónica, se da cuenta de que es la única esperanza de la joven.
Está protagonizada por Emma Thompson, Judy Greer, Marc Menchaca, Laurel Marsden, Gaia Wise, Cúán Hosty-Blaney, Dalton Leeb y Paul Hamilton. La película ha podido verse en la sección Piazza Grande de Locarno Film Festival 2025.
La mujer y la nieve
The Dead of Winter es un thriller de supervivencia que confronta a dos mujeres sacudidas emocionalmente por la muerte, pero que afrontan la situación por cauces distintos para la sanación de sus heridas. La protagonista es una pescadora que ha enviudado recientemente y desea esparcir las cenizas de su marido en un lago del Norte de Minnesota (curiosamente la película se rodó en Finlandia por temas presupuestarios). El lugar tiene un sentido simbólico para ella, ya que fue donde la pareja tuvo su primera cita, algo que activará su memoria con recuerdos románticos que se nos transmiten a modo de flashbacks.
La calidez y candidez de las imágenes de una relación adolescente contrasta con el paso del tiempo reflejado en las arrugas de la mujer (impresionante Emma Thompson) o con la virulencia de una tormenta de nieve que parece querer obstaculizar su propósito fúnebre. En esos primeros minutos hay calma y tristeza, la mujer conduce por carreteras blancas solitarias ensimismada en sus pensamientos más íntimos en mitad de una naturaleza que se muestra implacable en su arrolladora y peligrosa belleza.
Rojo sobre blanco
La nieve y el aislamiento temporal (el viejo Nokia de la mujer se queda sin cobertura) añaden cierta sensación de desasosiego, en especial cuando la protagonista se pierde en su trayecto al pasado y se encuentra a un leñador (Marc Menchaca) junto a un pequeño reguero de sangre. «Ciervo» musita el hombre al ser interrogado acerca de esa mancha roja sobre el blanco que perturba el equilibrio del paisaje. La mujer intuye que pasa algo, pero ella está en esas montañas con un cometido que debe cumplir y se marcha sin hacer más preguntas. El destino, primero, y su sentido de la responsabilidad, después, le obligarán a involucrarse más tarde en una trama criminal un poco absurda.
El personaje de la pescadora está bien definido y Emma Thompson le otorga una carga dramática complementaria que lo hace creíble incluso en los momentos más «peliculeros». Se trata de una lugareña que está acostumbrada a lidiar con las bajas temperaturas, no es una dominguera que pasa por allí, y aunque es cierto que los años han hecho mella en su cuerpo, aún conserva la fuerza interior de antaño y la pericia para luchar contra los elementos. Esto es importante en The Dead of Winter para hacer factible la lucha por la supervivencia que se avecina después cuando la mujer descubra que el leñador de antes tiene secuestrada a una adolescente (Laurel Marsden) en el sótano de su cabaña.
Acción, supervivencia y vida
El ritmo de The Dead of Winter es sostenido y tiene los suficientes giros de guion para mantenernos atentos a la pantalla. El entretenimiento puro es salpicado con anotaciones de carácter social con la aparición de la antagonista de la historia (una histriónica Judy Greer), pero esta parte está menos lograda y adolece de excesos innecesarios que restan credibilidad a la trama.
Las mejores secuencias son aquellas donde la película adopta el cariz definitivo de survival con la protagonista sufriendo en sus propias carnes los golpes y heridas (no podía faltar la escena de coserse una herida de bala con un anzuelo) o cuando la mujer debe utilizar su ingenio para incomodar a sus perseguidores (inutilizando el fuego y las pertenencias de la cabaña, creando una trampa en el hielo, provocando señales de humo para ser localizada, etc). No es una heroína con superpoderes, sólo es una mujer experimentada.
Brian Kirk también maneja con pericia los recursos típicos del suspense clásico, por ejemplo, con la aparición de unos cazadores en dos secuencias ejemplares aunque de resultado previsible. En realidad, el guion es lo más flojo y bien podría pertenecer a un filme de sobremesa televisiva si no fuera por la aportación escénica que dota la presencia de una Thompson en estado de gracia o por el impresionante escenario nevado captado casi siempre con luz natural (habrá un etalonaje posterior en la sala de montaje para dotarle de un tono azulado más lúgubre y mortecino).
En definitiva, The Dead of Winter es un intenso thriller de supervivencia que finalmente encuentra una emotividad inesperada a través de los recuerdos del personaje central con los que redifine el sacrificio como un acto de bondad y amor.
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