lunes, julio 14, 2025

Crítica de ‘Votemos’: Adivina quién va a venir a instalarse

Las críticas de Laura Zurita:
Votemos

En un edificio del centro de Madrid, una comunidad de vecinos se reúne para votar el cambio de ascensor. Sin embargo, la noticia inesperada de que un nuevo inquilino con problemas de salud mental va a alquilar el piso de uno de los propietarios, cae como una bomba en la reunión, que toma un rumbo inesperado.

Votemos está escrita y dirigida por Santiago Requejo. En su reparto encontramos a Clara Lago, Christian Checa, Gonzalo de Castro, Tito Valverde, Raúl Fernández de Pablo, Neus Sanz, Charo Reina y Pepe Carrasco. La película se estrena el 12 de junio de 2025 de la mano de DeAPlaneta.

Una junta como tantas otras

La historia de Votemos es sencilla en un principio, o al menos aparenta serlo. Unos vecinos se reúnen para llevar a cabo una junta de propietarios para votar el cambio del ascensor. Pero pronto emerge una información inesperada: el futuro inquilino de un piso tiene antecedentes de salud mental. Lo que sigue es una conversación que iniciándose son este tema se desarrolla haciendo visibles prejuicios y miedos latentes que habitan entre las paredes de cualquier comunidad.

Hay varias capas en Votemos. La primera —y más evidente— es la discusión sobre los trastornos mentales: ¿convivir con alguien diagnosticado es peligroso? ¿Qué es exactamente “peligroso”? ¿Y para quién? Al principio las preguntas son comedidas para hacerse más y más feroces. Al final, hablar sobre salud mental se convierte en una manera de exponer la intolerancia que se esconde en el salón de vecinos, en la escalera, en la puerta de al lado. Muchos de nosotros hemos sido testigos de esta actitud: la solidaridad y la tolerancia son más fáciles mientras no se encuentre demasiado cerca de nuestras propias viviendas y vidas.

Pero hay una segunda capa, más sucia y más reveladora en Votemos: la de las relaciones humanas cuando la fachada empieza a resquebrajarse. A medida que avanza la reunión, las máscaras se caen y lo que sale no es bonito. Hay chismes, espionaje, palabras que se disfrazan de razonables, pero están impulsadas por el miedo, y las viejas heridas se reabren con una facilidad pasmosa. Lo que empieza con una conversación sobre el ascensor o sobre un vecino hipotético se convierte en una radiografía moral de cada personaje.

Lo que hace Votemos es colocarnos frente a un espejo. Por esto mismo, en algunos momentos la película recuerda inevitablemente a La comunidad (Álex de la Iglesia, 2000). Los vecinos dan vueltas en el salón cochambroso como animales enjaulados, girando en círculos sin salir jamás del encierro moral que los define. Todo sucede en un único espacio: una sala de juntas deteriorada, en un edificio de Madrid donde parece que el tiempo y la empatía se han detenido. Y no por casualidad: la película proviene de un cortometraje y una obra de teatro anteriores del mismo autor, y se nota. Hay algo de cámara cerrada, de tensión que crece porque no hay escapatoria física ni simbólica. Estamos ahí, atrapados con ellos, escuchando lo que, tanto ellos como nosotros, preferiríamos no saber.

VotemosEl interior destartalado

Votemos es incómoda en sus diálogos y en sus silencios. El salón cochambroso y venido a menos de un edificio que se adivina señorial sugiere que las apariencias engañan, en la comunidad también. En la superficie, todo es educado y normal, pero lo que está debajo tiene desconchones, apagones y, seguro, goteras.

El reparto de Votemos cuenta con actores sólidos. Es evidente que el guion de la película ha sido trabajado desde el teatro, y se deja al texto crear y soportar la acción. En un reparto muy coral destaca Clara Lago, encarnando a una joven vecina con un papel complejo que nos obliga a confrontar que la enfermedad mental no es algo ajeno, sino una realidad que puede afectarnos a cualquiera de nosotros o a quienes consideramos “normales”. Su actuación que introduce matices de estrés y dolor interior, revela la madurez del talento de la actriz.

Junto a ella, la comunidad está compuesta por rostros conocidos y convincentes: personajes mayores, vecinos de toda la vida que arrastran rutinas y resentimientos. En Votemos, bajo la capa de civismo subyace el veneno, y bajo los buenos modales, el miedo. Los jóvenes funcionan como contrapunto, y expresan lo que ahora se considera lo correcto. Es un mensaje triste, que cada generación tiene una normalidad que no depende tanto de ellos como del clima que se considera inevitable.

En resumen, Votemos destapa prejuicios y miedos ante el tema de salud mental, revelando intolerancia y la fragilidad de las relaciones humanas. La película nos atrapa en un único escenario, e incomoda por sus diálogos y silencios, pero su honestidad y las destacadas actuaciones, como la de Clara Lago, la hacen una obra especial. Votemos es una obra incómoda, y, por eso mismo, recomendamos su visionado.


¿Qué te ha parecido la película Votemos?

Votemos

6

Puntuación

6.0/10

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