Las críticas de José F. Pérez Pertejo:
Las chicas del balcón
Poco más de dos meses después de su estreno en salas, llega Las chicas del balcón a la plataforma FILMIN que fue, a su vez, la distribuidora de la película en su estreno comercial en España. Las chicas del balcón es la segunda película como directora de la actriz francesa Noémie Merlant tras su debut con Mi iubita, mon amour (2021) o la tercera si contamos su cortometraje Shakira (2019) que nada tiene que ver con la cantante colombiana.
Merlant, que me parece una fantástica actriz, pero una directora con mejores intenciones que resultados, presenta una película de la cual, lo mejor que se puede decir es que es valiente y arriesgada, pero su desequilibrada puesta en escena, su continuo afán por resultar transgresora y su disparatada mezcla de géneros terminan por generar un film de muy difícil digestión. Metan en el coctel una trama social de reivindicación feminista con tintes de drama que deviene en comedia alocada (y me temo que en momentos involuntaria) con una buena dosis de gore e incursiones en el cine fantástico. Es decir, estamos ante una película no apta para todos los paladares cinéfilos y, menos aún, para todos los estómagos.
Las chicas a las que se refiere el título son Ruby (Sandra Codreanu), una escritora en plena crisis creativa, Nicole (Souheila Yacoub) una modelo erótica de webcam y Elise (la propia Noémie Merlant), una actriz de telefilms baratos que aparece, peluca mediante, como una rubia oxigenada al más puro estilo de un concurso de imitadoras de Marilyn Monroe. Desde el balcón de la casa de Ruby, en una calle marsellesa abrasada por una asfixiante ola de calor, observan, entre divertidas y excitadas, a un atractivo vecino que se pasea ligerito de ropa. Tras tomar contacto con él de forma accidental (nunca mejor dicho, accidente leve de coche), las tres visitan su casa y, a partir de ahí, el guion abandona toda pretensión de realismo para tornarse en una sucesión de secuencias rematadamente libres que, de puro disparate, pueden resultar entretenidas.
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Las tres chicas protagonistas son como una trinidad de caracteres femeninos (y feministas, cada una a su manera) que lo mismo se disgrega en tres entes diferentes como se amalgama en un único ser, que actúa regido por un impulso motriz, liberarse del producto de su crimen. Hay en cada una de ellas pinceladas bien definidas, pero ninguna de las tres termina por funcionar como un carácter sólido sobre el cual pueda sostenerse la trama ni la vehiculización del mensaje, por que no lo olvidemos, estamos ante una peli con vocación de inocular un mensaje.
El caso es que el hecho de que una película tenga buenas intenciones o que adopte una postura defendible no la convierte en buena. Y Las chicas del balcón naufraga precisamente en lo cinematográfico víctima de su propio desmadre. La tesis del film, es decir, la reivindicación del consentimiento para una relación sexual no es planteada casi hasta el último tercio del film, y hasta llegar ahí hay que superar momentos de estupefacción ante la concatenación de excesos de guion, de puesta en escena y de interpretación. Las tres actrices protagonistas parecen estar en una competición de histrionismo gestual y chillidos que, por momentos, da un poco de vergüenza ajena.
Los demás personajes están todos escritos con rotulador (muy) grueso, no hay ni un solo personaje masculino, ya no digamos bueno, ni siquiera con un mínimo de humanidad o inteligencia. Hasta los policías son estúpidos ayudando a las tres protagonistas a transportar un contenedor de basura que contiene un cadáver descuartizado sin hacer una sola pregunta.
Hacia el final, la película se libera ya de todo, vestuario incluido, y reivindica una libertad a través de la desnudez con la que añadir otro ingrediente al coctel descrito unos párrafos más arriba.
En conclusión, Las chicas del balcón es un film únicamente apto para espectadores desprejuiciados que consideren que la pertinencia del mensaje bien permite que una película caiga en continuos excesos argumentales, de realización e interpretativos.
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