Las críticas de Laura Zurita en el VII Festival Cine por mujeres:
Marisol, llámame Pepa
Marisol, llámame Pepa está escrita y dirigida por Blanca Torres. Es un documental con textos basados en testimonios de Pepa Flores y con intervenciones de Amaia, Cristina Hoyos, Nativel Preciado, Fernando Méndez Leite, Elvira Lindo, Enrique Cerezo, Marta Sanz, Aintzane Rincón, Luis García Gil, Milena Cervantes, Cristina Almeida, Nines González, Cesar Lucas, Vicky Flores, Irene Lázaro y Carla Gris. La película se estrenará en España de la mano de Me lo creo Cine.
La niña prodigio Marisol fue inmortalizada casi a diario, en una sobreexposición que acabó borrando los límites entre el personaje y su propia vida. Marisol llámame Pepa alumbra de nuevo las imágenes de este mito, para redescubrir el camino vital de la Marisol niña y adolescente, y acabar descubriendo a la verdadera Pepa Flores, la mujer que se escondía tras ella y que tuvo que desaparecer para recuperar su voz, o mejor dicho, su derecho al silencio.
Marisol, llámame Pepa sigue el modelo de otras películas como Amy (Asif Kapadia, 2015) y Judy (Rupert Goold, 2019), películas que siguen la trayectoria artística de su figura principal, exponiéndola en contraste con su vida privada, mucho menos brillante y mucho más oscura. Seguimos la carrera de Pepa Flores de niña y jovencita, cómo cambió su trayectoria tras su boda en tanto la democracia llegaba a España y sus últimas obras como actriz y cantante.
Una Tómbola trucada
Marisol, llámame Pepa tiene una estructura muy clásica y pocas sorpresas, basada como está en hechos bien conocidos. Los testimonios se interrumpen cuando Marisol cumple 35 años, con algún epílogo que muestra que Pepa Flores realmente había dejado la vida pública permanentemente. La mayor baza de la película es la misma Pepa Flores, que mantuvo toda su vida una gran presencia escénica y un magnetismo irresistible.
Desde el principio, Marisol, llámame Pepa tiene una tesis muy clara, que Marisol fue usada para dar imagen y dinero a las personas que la usaron para sus propios fines, y su uso fue tan extremo que lo hace muy dudoso desde el punto de vista moral. No obstante, hay una nota discordante en esta defensa de la autonomía de Pepa Flores, y es que se ve con ojos muy positivos el que se publicaran fotos de Marisol desnuda sin su conocimiento ni consentimiento. Ese uso de su imagen contra la voluntad de la mujer se define como un acto liberador y bueno para España, obviando que en este caso, otra vez, alguien hizo mucho dinero en su contra. Pareciera como si usarla para fines ajenos a ella, en ese caso fuera aceptable, dependiendo el abuso de que estos fines fueron unos u otros.
Marisol, llámame Pepa es un documental de corte clásico que no cuenta nada nuevo, con una tesis muy marcada. Para una figura tan conocida y entrañable, se agradecería una mirada más sobria que tomara menos partido.