domingo, noviembre 3, 2024

69 SEMINCI. Crónica. Críticas de ‘Tres kilómetros al fin del mundo’ y ‘Diamante en bruto‘

Las reseñas de Laura Zurita en la 69 SEMINCI:

‘Tres kilómetros al fin del mundo’ y ‘Diamante en Bruto’


Tres kilómetros

‘Tres kilómetros al fin del mundo’: Truncado deseo de  libertad

La historia de Tres kilómetros al fin el mundo nos sitúa en la idílica región del Delta del Danubio, Adi se prepara para un verano tranquilo con sus padres en su pequeña ciudad. No obstante, la agresión homófoba que sufre una noche será el desencadenante de una historia sobre los clichés existentes sobre las identidades sexuales no normativas y el choque directo con los valores tradicionales de su propia familia y entorno.

La película de Emanuel Parvu, candidata a los Oscar por Rumanía y ganadora del festival de Sarajevo, aprovecha la amplitud de sus encuadres para detenerse en la belleza natural del río, los campos de cultivo y los juncos bañados por el agua. En medio de toda esa elegancia, el fuerte sonido del viento estival arrastra la difícil realidad personal de Adi y su ansia de huida, enfrentada a la represión familiar y social derivada de un conservadurismo religioso profundamente arraigado.

Tres kilómetros al fin el mundo está dirigida por Emanuel Pârvu sobre un guion de Miruna Berescu y él mismo, e interpretada por Bogdan Dumitrache, Ciprian Chiujdea, Laura Vasiliu, Valeriu Andriuță, Ingrid Micu-Berescu, Adrian Titieni, Vlad Brumaru y Vlad Ionut Popescu. La película se estrenará en España de mano de Vertigo Films.

Tres kilómetros

Otro ejemplo sólido del nuevo cine rumano

Tres kilómetros al fin el mundo se suma a la lista de obras maestras del cine rumano, junto con clásicos  como 4 meses, 3 semanas y 2 días (Cristian Mungiu, 2007) o La muerte del señor Lăzărescu (Cristi Puiu, 2005), que han explorado las secuelas del pasado comunista y las tensiones entre tradición y modernidad. Al igual que sus predecesoras, Tres kilómetros al fin del mundo ofrece un retrato desgarrador de una sociedad marcada por un fuerte conservadurismo, la corrupción y la hipocresía.

La cámara de Pârvu se adentra en el claustrofóbico universo del protagonista, capturando la sensación de opresión y aislamiento que experimenta. A través de planos largos y fijos, el director crea una atmósfera de inmovilidad y fatalismo que refleja la imposibilidad de escapar a las normas sociales impuestas. La belleza áspera de la fotografía de Tres kilómetros al fin del mundo, despojada de cualquier artificio, acentúa la crudeza de la historia y la autenticidad de los personajes.

Tres kilómetros

Una reflexión sobre la aceptación y la tolerancia

Tres kilómetros al fin del mundo es una obra que conmueve y perturba a partes iguales. Su retrato de la homofobia en un entorno rural es tan doloroso como necesario. A pesar de su temática sombría, la película no carece de momentos de esperanza y resiliencia. El protagonista, a través de su lucha por ser quien es, nos invita a reflexionar sobre la importancia de la aceptación y la tolerancia. El final puede insinuar que hay luz al final del túnel, pero el túnel es largo y oscuro.

En definitiva, Tres kilómetros al fin del mundo es una obra que nos recuerda  la compleja realidad de la Rumania contemporánea, especialmente para las minorías. Su honestidad y su valentía la convierten en un testimonio conmovedor de la lucha por la igualdad de la comunidad LGTB (ha recibido la Espiga Arco Iris en Seminci).

Tres kilómetros


‘Diamante en bruto’: La brecha entre la realidad y los sueños

Recién llegada del Festival de Cannes, Diamante en bruto propone una reflexión sobre la necesidad de ser visto en un mundo de apariencias. Liane, de 19 años, vive con su madre y su hermana pequeña en un pueblo de la periferia en el sur de Francia; una realidad que esconde a sus decenas de miles de seguidores en redes sociales. Agathe Riedinger se propone mostrar a la persona detrás de su imagen online: a una chica llena de ferocidad que busca escapar de su propia vida y llegar a “ser alguien” concursando en un reality show.

Con un enfoque realista y lleno de humanismo, Diamante en bruto muestra la fragilidad de las máscaras que construimos para nosotros mismos, arrojando luz sobre una juventud atravesada por la ansiedad de la cultura del ego. Un potente debut que, no por nada, fue la única ópera prima compitiendo este año por la Palma de Oro.

Diamante en bruto está escrita y dirigida por Agathe Riedinger e interpretada por Malou Khébizi, Idir Azougli, Andréa Bescond, Ashley Romano, Alexis Manenti, Kilia Fernane, Léa Gorla y Alexandra Noisier. La película se entrenará en España de mano de Caramel Films.

La falta de originalidad lastra el resultado final

Diamante en bruto se presenta como un retrato crudo y realista de una adolescente que lucha por salir en los márgenes de la sociedad. Sin embargo, adolece de una falta de profundidad y originalidad en su tema y la forma de contarla.

La protagonista de Diamante en bruto, una joven obsesionada con la imagen y el reconocimiento en las redes sociales, encarna un arquetipo ya ampliamente explorado en el cine contemporáneo: la adolescente alienada y consumista. Su anhelo por una vida de lujo y su disposición a cualquier cosa con tal de alcanzarla son elementos reconocibles, pero sin una narrativa que tenga la fuerza necesaria para conmover al espectador.

Diamante en bruto presenta una estética visual sombría y realista, con una fotografía de grano grueso que se usa para acentuar la atmósfera de decadencia y marginalidad. Sin embargo, esta elección formal, aunque eficaz para transmitir un cierto realismo sucio, no logra trascender lo meramente descriptivo. La dirección es adecuada, pero no cautiva ni sorprende.

La obsesión por el éxito rápido

Uno de los mayores problemas de Diamante en bruto reside en la falta de desarrollo psicológico de los personajes. La protagonista, a pesar de ser el centro de la narración, permanece como una figura plana y unidimensional. Su obsesión por la belleza y el éxito en las redes sociales es presentada como el motor de sus acciones, pero no se profundiza en las causas ni las consecuencias de este comportamiento.

En definitiva, Diamante en bruto es una película que intenta combinar el retrato social y la denuncia moral. Si bien logra captar algunos aspectos de la realidad contemporánea, como la influencia de las redes sociales en la autoestima de los jóvenes o la precariedad laboral, lo hace de una manera poco original y superficial, y de forma tan ambigua que le falta mensaje. La película no ofrece una mirada novedosa ni profunda a estos temas, limitándose a reproducir tópicos ya explorados.


69 SEMINCI 2024

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