Las críticas de Laura Zurita:
Sidonie en Japón
Sidonie viaja a Japón para promocionar su primera novela. A pesar de todas las atenciones de su editor japonés, con el que va descubriendo los encantos y misterios del país, Sidonie se siente perdida, sin rumbo… Y las cosas no mejoran cuando empieza a visitarla el fantasma de su marido, desaparecido tiempo atrás.
Sidonie en Japón está dirigida por Élise Girard con un guion de Maud Ameline, Sophie Fillières y la misma Girard. Es su reparto tenemos a Isabelle Huppert, Tsuyoshi Ihara, August Diehl, Yuko Hitomi, Aurore Catala, Yusuke Kitaguchi, Masumi Fukushi, Keiko Hara, Hiroko Yûka y Shinya Yoshinaga. La película se estrena en España el 13 de septiembre de 2024 de la mano de Surtsey Films.
Comedia romántica atípica
Sidonie en Japón es una propuesta innovadora dentro del género de comedia romántica, uniendo la idea del amor en una mujer madura con la idea de la pérdida y de la comunicación intercultural, o la falta de la misma.
Al inicio de la película, Sidonie, que es escritora, emprende un viaje a este país, un viaje que en realidad no desea. En realidad, no parece que Sidonie desee ni disfrute nada. Viaja como contra su voluntad y habla sin interés de un primer libro.
Los dos temas centrales de Sidonie en Japón son la pérdida y el aislamiento. Sidonie está sumida en la pérdida. Si su primer libro habla de un intenso sentimiento de soledad, por la muerte de su familia en pleno en un accidente. Esta desgracia dejó una marca en su vida, lo que se refuerza después de que Sidonie también haya perdido a Antoine, su esposo, su esposo, a quien percibimos durante Sidonie en Japón que sigue añorando profundamente. El fantasma de Antoine aparece de forma intermitente, recordando a Sidonie su pasado y acompañándola en su presente. Esta presencia de ultratumba no es solo una manifestación del duelo, sino también una metáfora de la persistencia de la memoria y del amor.
El fantasma es un símbolo de los recuerdos de Sidonie y se nutre de la nostalgia de ella. No obstante, Sidonie empieza a percibir que el recuerdo del amor puede no ser suficiente, lo que de manera simbólica se refleja en que el fantasma no tiene consistencia. El amor a través de la distancia que separa el mundo de los vivos y de los muertos tiene sus limitaciones, y aquí Sidonie nos recuerda la deliciosa Truly, Madly, Deeply (Anthony Minghella, 1990), en la que el amor quizás no lo pueda todo. Sidonie empieza a darse cuenta de ello cuando empieza a percibir a Kenzo, un hombre atractivo, a su lado y va deseando a salir de su profundo aislamiento.
Por medio de la relación entre Sidonie y Kenzo, Sidonie en Japón presenta una visión del amor maduro e inesperado, alejado de ímpetus adolescentes. Es una historia de amor profunda y reposada, basada en la complicidad, el respeto mutuo y la comprensión, mostrada como de soslayo y de la que nos gustaría saber más.
El encuentro entre la cultura francesa y la japonesa es el segundo elemento clave de Sidonie en Japón. La protagonista, al enfrentarse a una cultura tan diferente a la suya, se ve obligada a cuestionar su propia identidad. Este choque cultural genera una sensación de desarraigo que resuena en el espectador, de una manera que recuerda a Lost in Translation (Sofia Coppola, 2003), con un protagonista perdido en un mundo que casi no entiende. En Sidonie en Japón se sugiere que la identidad no es algo estático, sino que se construye y reconstruye a lo largo de la vida, a través de nuevas experiencias y relaciones.
Hermosa fotografía
La narrativa de Sidonie en Japón es pausada y reflexiva, hasta a veces casi detenerse. Las visitas a varias ciudades pueden parecer algo repetitivas, los personajes se desarrollan lentamente y el director los coloca a una distancia emocional del espectador. Los silencios, los gestos y las miradas refuerzan la sensación de aislamiento, pero también el deseo de superarlo. A pesar de todo ello, el guion adolece de una cierta falta de emoción, que no se ve compensada por el tono poético de las imágenes.
El aspecto más llamativo de Sidonie en Japón es su hermosa fotografía. Los planos son cuidados, sobre todo los de exteriores, que capturan la belleza de los paisajes japoneses. Los personajes aparecen a menudo con grandes distancias interpersonales, mostrando tanto las costumbres japonesas como un símbolo del aislamiento y soledad de su personaje.
Isabelle Huppert (Sidonie) como siempre, ofrece una interpretación más que correcta en Sidonie en Japón. Sidonie es una mujer compleja, y Huppert da una imagen menos gélida de lo que acostumbra, pero ni aun así conseguimos acercarnos a sus emociones y sentimientos en el plano íntimo.
Sidonie en Japón es una película que explora temas como la pérdida, la soledad y el choque cultural. La película combina elementos del drama romántico con reflexiones sobre la identidad y la cultura. Aunque la interpretación de Isabelle Huppert es destacable, la narrativa a veces se siente demasiado pausada y distante, dificultando la conexión emocional con los personajes. La película invita a reflexionar sobre la capacidad de las personas para superar el dolor y construir nuevas relaciones en cualquier etapa de la vida.