Las críticas de Laura Zurita:
Estación Rocafort
Un misterio que durante años ha sacudido a la estación de Metro de Rocafort en Barcelona entra de lleno en la vida de Laura (Natalia Azahara) cuando empieza a trabajar en esta vieja y tranquila parada. No tardará en descubrir una leyenda que la empezará a perseguir: allí ha muerto mucha gente en extrañas circunstancias. Laura, decidida a descubrir la verdad, pedirá ayuda a Román (Javier Gutiérrez), un curtido ex-policía que alberga sus propios demonios relacionados con el caso. Lo que sea que ocurre en la estación maldita sigue sucediendo a día de hoy. Irá a por ella, y a por todos los que la rodean.
Estación Rocafort está dirigida por Luis Prieto sobre un guion de Iván Ledesma, Ángel Agudo y el mismo Prieto. La película está interpretada por Javier Gutiérrez, Natalia Azahara, Valèria Sorolla, Celso Bugallo, Aimar Vega, Albert Baró, Xavi Sáez, David Santana, Jorge Cabrera y Francesc Albiol. La película se estrenó en España el 6 de septiembre de 2024 de la mano de Filmax.
En las profundidades del metro
Buena parte de la acción en Estación Rocafort tiene lugar en las profundidades del metro de Barcelona, que de hecho han servido del escenario para el rodaje de la película. Luis Prieto nos presenta un thriller psicológico que juega con los límites entre el suspense y el terror, una mezcla que resulta extremadamente interesante, como ya hemos visto este año en Longlegs, salvando las distancias entre ambas películas.
La trama de Estación Rocafort se desarrolla en dos líneas temporales. En el presente, donde Laura, una joven trabajadora de la estación, Rocafort (una estación real del metro de Barcelona aunque no en la línea amarilla). Vemos que Laura empieza a presenciar sucesos inexplicables en su trabajo, mientras oye rumores sobre la estación y sus misterios. En la línea temporal del pasado se nos revela el origen de esos rumores, una serie de crímenes ocurridos en el mismo lugar, en los que se ve envuelto Román, un policía que intentó evitarlas.
Dos líneas temporales
Román funciona como un enlace entre las dos líneas temporales en Estación Rocafort. El hombre ha sido profundamente afectado por los acontecimientos acontecidos en la estación de metro. Sigue anclado en el pasado, como vemos por su aspecto, su ropa y su teléfono móvil, como si su vida se hubiera detenido con el impacto de los asesinatos. Es a él a quien Laura recurre para intentar resolver el misterio. La combinación de ambas líneas narrativas aporta complejidad a la película, que navega también entre las dimensiones realista y sobrenatural.
Estación Rocafort busca crear una atmósfera opresiva y claustrofóbica. Para ello usa una fotografía cuidada, un buen diseño de sonido y una banda sonora que aumenta la tensión. La dirección de Prieto se enfoca a construir tensión gradualmente, con el contraste entre las populosas calles de Barcelona y la soledad de los túneles del metro. El filme hace guiños al cine de terror clásico, con referencias a películas como El exorcista y El sexto sentido, encajados de manera natural dentro de la estética y la narrativa. La película, no obstante, busca crear su propia identidad, usando el metro como escenario sugerente e inquietante.
Sustos y otros tópicos del género
El equilibrio entre la investigación policial y los indicios de una dimensión sobrenatural se mantiene durante buena parte de Estación Rocafort, si bien al final se inclina hacia el terror, con un final que agradará sobre todo a los fans del género, cuando mantener la ambigüedad podía haber sido más interesante.
La atmósfera inquietante y ambigua funciona muy bien en ciertos momentos, si bien la originalidad que se busca se pierde al introducir muchos de los recursos que se han convertido en tópicos del cine de terror, sobre todo en grandes producciones estadounidenses. Estación Rocafort tiene otros puntos débiles, como el uso repetido de irritantes sustos que no contribuyen nada a la historia, una trama que se torna un poco predecible y repetitiva, o algunos giros argumentales que quedan en tierra de nadie, entre el suspense y el terror. Los personajes están poco desarrollados, salvo quizás el policía al que el siempre solvente Javier Gutiérrez le da humanidad y empaque.
En definitiva, Estación Rocafort es una propuesta interesante dentro del panorama actual del cine de terror español. La película logra crear una atmósfera adecuada de tensión y suspense psicológico, aunque luego el desarrollo y el final resulten algo decepcionantes.
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