Falsos Romeo y Julieta en rojo y azul
Arantxa Echevarría demostró ya con Carmen y Lola (2018) y Chinas (2023) su capacidad para crear obras intimistas que profundizan en el dibujo de personajes y las relaciones entre ellos. En Políticamente incorrectos, Echevarría entra en un nuevo terreno: el de la comedia mordaz. Como La familia perfecta (2021), esta es una obra de encargo, y su estilo se diluye y se hace amable. Característicamente de la directora, tiene muy buenas ideas y algunos pasajes con mucha personalidad, pero también hay momentos donde el ritmo falla.
El formato de la comedia romántica es muy elástico y puede ser usado de muchas formas distintas, desde las divertidísimas comedias de screwball, hasta las películas facilonas y azucaradas que surgen como setas por todas partes. En el caso de Políticamente incorrectos se une la comedia romántica con la parodia política, poniendo a los enamorados en situaciones de abierto conflicto en el marco de la competencia electoral. Laura y Pablo son militantes de partidos rivales, y fáciles de identificar. Ella es idealista y un tanto ingenua, con un romántico recuerdo de un padre de grandes ideas y mucho carisma. Él es un terrateniente de buena familia, cínico y dispuesto a todo, con una familia sólida (demasiado sólida) a su alrededor.

Laura y Pablo se convierten en unos falsos Romeo y Julieta, adultos e independientes, separados más por la propia ambición que por ninguna tradición. No están juntos porque hay otras prioridades por sobre el romanticismo, y más que víctimas, sino ambiciosos. No es difícil adivinar quiénes son los líderes políticos que se caricaturizan en Políticamente incorrectos, con unos personajes tópicos hasta el extremo. Sobre todo la lideresa del partido rojo, chula y pizpireta, una burguesa que se las da de popular y folklorista, es una figura tan reconocible que solo falta llamarla por su nombre. El líder de nueva izquierda, de una manera tristemente creíble, recuerda vagamente por las cosas en las que cree, pero se deja gobernar por su jefe de prensa.
En cuanto a la fecha de estreno, no puede ser más afortunada, el 23 de febrero, que tanto significó para nuestra historia. El comentario está servido.

De menos a más
Políticamente incorrectos va de menos a más. La primera mitad es previsible hasta no poder más, con olor a rancio y naftalina, y combina lo previsible con lo absolutamente inverosímil. En la segunda mitad, en el marco de la campaña electoral, la película se vuelve más mordaz, y la mala baba le sienta bien al relato. Está claro a qué partidos se está refiriendo, y cómo se critican los mecanismos que hacen de las campañas políticas unos espectáculos de medios, imágenes y frases cortas y rápidas en los que los programas y las ideas pasan a segundo plano. La manera en que los jefes de prensa se adueñan de las dinámicas es demoledora. Por cierto, merece la pena observar que en las oleadas de colores semejantes que rodea a los líderes, los jefes de prensa llevan sus propios colores, señalando claramente que hacen su trabajo, pero no creen en nada.
El reparto está lleno de grandes nombres en la comedia española. La pareja protagonista, Adriana Torrebejano, y Juanlu González tiene indudablemente talento, pero les cuesta defender el lado romántico, que es el más débil de la película. María Hervás está estupenda, como una gran profesional que se dedica a su trabajo, todo pragmatismo y nada de ideales. Raúl Cimas, con su pelo engominado, no puede estar más lejos de su espléndido papel en Poquita fe, y, sin embargo, ambos los hace igual de bien.
En Políticamente incorrectos, empero, el conjunto es menos que la suma de sus partes, debido a los comienzos vacilantes. Una vez superada la presentación del romance, y entrados en la campaña, la película mejora y se vuelve más divertida, pero no llega a las cimas de Vota Juan, que tan reciente tenemos.
La película es ROTUNDAMENTE MALA. No tiene la más mínima gracia y resulta absurda, lo que podría ser una virtud, tan tonta que no puede interesar a nadie. La cantidad de dinero que se han gastado (presuntamente) en ella no se ve por ningún sitio.
Gracias por tu comentario. Yo no comparto que no haya nada salvable en ella, pero entiendo tu opinión.