Las críticas de Laura Zurita:
Chicas malas
La nueva estudiante Cady Heron (Angourie Rice) es bienvenida a la cima de la cadena social por el elitista grupo de chicas populares llamado «Las Plásticas», gobernado por la intrigante abeja reina Regina George (Reneé Rapp) y sus secuaces Gretchen (Bebe Wood) y Karen (Avantika). Sin embargo, cuando Cady comete el grave error de enamorarse del ex novio de Regina, Aaron Samuels (Christopher Briney), se encuentra en el punto de mira de Regina. Con la ayuda de sus amigos marginados Janis (Auli’i Cravalho) y Damian (Jaquel Spivey), Cady se propone acabar con la depredadora del grupo y aprender a ser fiel a sí misma en la jungla más despiadada de todas: el instituto.
Chicas malas está dirigida por Samantha Jayne y Arturo Pérez Jr. en su debut como directores de largometrajes, a partir de un guion de Tina Fey. Está basada en el musical de Broadway del mismo nombre, que a su vez se basó en Chicas malas (Mark Waters, 2004), ambas escritas por Fey y basadas en el libro de Rosalind Wiseman de 2002 Queen Bees and Wannabes. El reparto incluye a Angourie Rice, Reneé Rapp, Auliʻi Cravalho, Jaquel Spivey, Avantika, Bebe Wood, Christopher Briney, Jenna Fischer y Busy Philipps, mientras que Tina Fey y Tim Meadows retoman sus papeles de la película original. La película llega a las pantallas españolas el 12 de enero de 2024 de la mano de Paramount Pictures.
Hito cultural durante años
Chicas malas (2004) fue un hito en su día. En ella, las chicas eran las protagonistas, los actores eran jóvenes de verdad, y la cinta tenía una frescura y un descaro que la distinguía de otras obras sobre adolescentes. El público quedó con ganas de más, y para aprovechar el filón seguidamente vinieron Chicas malas 2 (Melanie Mayron, 2011) y una serie de imitaciones varias.
20 años después llega una versión musical, Chicas malas (2024). En esta cinta se reconocen los signos de los tiempos, como el reparto con actores de distintos rasgos étnicos, y un enfoque más radical en cuanto a la orientación sexual, con la pareja de Janis y Damian decididamente fuera del armario, una vuelta de tuerca sobre la que se pueden opinar muchas cosas. Paradójicamente, los chistes atrevidos, por no decir verdes, y las referencias irónicas sobre el fundamentalismo religioso o político han sido cuidadosamente limadas, hasta prácticamente desaparecer.
Para adaptarse a 2024, Chicas malas adopta el ubicuo y constante uso de las redes sociales y el teléfono móvil, que tan bien resuena con el espíritu de la obra. La adoración irracional, los rumores infundados, las calumnias y el odio contagioso se transmiten maravillosamente en las redes sociales. No obstante, como ya vimos en la obra original de 2004, la tecnología no es en absoluto necesaria para desarrollar estas actividades tan tristemente humanas.
El formato musical es muy vistoso y le sienta bien a Chicas malas. Las canciones varía entre el tono ingenuo de canciones sobre el primer amor y el oscuro «World Burn» (probablemente el mejor tema de la cinta), y las coreografías funcionan tan bien al aire libre como embutidas en los pasillos entre clases.
Reparto joven, pero con guiño nostálgico
Al ser una transposición del musical adaptado a la gran pantalla, los personajes son un poco más exagerados, lo que lleva a la película a un tono entre el más cálido homenaje, y la parodia, con figuras pintadas con trazo grueso. En particular, la figura de Karen, que ya estaba en el límite de lo funcional en 2004, en esta versión es todo un reto para Avantika al ser inverosímil hasta para una comedia.
El reparto, por le demás, es adecuado y fotogénico. Angourie Rice como Cady mantiene el tono y el encanto adecuado a su personaje. Jessica, la reina del plástico, ve reforzado su carácter, siento más iracunda e imponente, alta y corpulenta, muy alejada de la arquetípica sílfide y reina de la belleza de las películas de institutos. En un guiño certero y nostálgico, Tina Fey y Tim Meadows, en plena forma, son unos profesores cuya relación se insinúa que ha tenido una continuidad desde entonces.
Chicas malas es un musical que sigue la historia de la película original de 2004 en líneas generales, pero adaptado a los años 2020. La película se posiciona para captar el público adolescente con su estética y su música, y a los mayores nostálgicos con citas de la película original. Es una experiencia divertida y ligera, para pasar la tarde con amigos o con hijos adolescentes.