Las críticas de José F. Pérez Pertejo en la 68 SEMINCI:
Sobre todo de noche
Además de la premeditación y la alevosía, la nocturnidad es uno de los tres agravantes clásicos de un crimen: aprovechar la noche y su oscuridad para cometer un delito con mayor facilidad por debilitar la posibilidad de defensa o con menor posibilidad de identificación o captura del delincuente. Y es que muchos crímenes suceden sobre todo de noche, el robo de niños también, de ahí el título del primer largometraje de ficción de Víctor Iriarte, once años después de su debut como director con el documental Invisible.
Un guion epistolar coescrito con Andrea Queralt e Isa Campo estructura Sobre todo de noche en tres capítulos y una postdata en los que largas cartas leídas mediante voz en off se alternan con secuencias cinematográficas en una curiosa amalgama de géneros que bebe del cine negro, del drama histórico y del documental, todo ello barnizado, tanto en el fondo como en las formas, con pinceladas de cine experimental.
La primera de las cartas: “Carta de Vera para Egoz” es exactamente lo que su título dice, una larga carta de Vera (Lola Dueñas) a Egoz (Manuel Egozcue), su hijo, el que le dijeron que murió en el parto a pesar de que ella le oyó llorar, el que figuraba en el expediente que le dijeron que no existía, el que le robaron, en definitiva.
Pero esta carta, literariamente dirigida a Egoz, los guionistas la hacen extensiva al espectador como receptor de toda la información, la evidenciable, lo que le ocurrió a Vera, y la interior, es decir, los sentimientos y emociones de Vera que muchos años después, está decidida a encontrar a su hijo aunque para ello tenga que traspasar un montón de líneas rojas: “contra el poder, sus mismas armas” llegará a decir. Es esta primera parte del film la más emparentada con el cine negro, tanto argumentalmente como en el planteamiento cinematográfico y en la textura de las imágenes.
Iriarte hace gala en este primer capítulo de su interés por el estilo, por la estética, por jugar con las imágenes y los sonidos para ir más allá de lo filmado con algunas secuencias imaginativas como un coche convertido en un punto de luz verde recorriendo un mapa hasta que este se termina y más allá.
El segundo capítulo de Sobre todo la noche incorpora dos cartas: “De Egoz. De Cora”. La respuesta de Egoz, el hijo robado que unos veinte años después tiene otra madre, Cora (Ana Torrent) que también tiene algo que decir, porque a ella también le mintieron y necesita hablar de sus miedos, de los del pasado y de los del presente, y de entre todos los miedos se rebela el más aterrador que existe, el de perder el amor, de ahí la insistencia en el “te quiero mucho”. Este segundo capítulo, en el que Iriarte juega con lo experimental (formato cinematográfico incluido), se sustenta en un viaje, el viaje emocional de los personajes y el viaje físico, de San Sebastián a Oporto, al encuentro con Vera.
El tercer capítulo que se titula “Tres” supone el regreso a un formato más tradicional y a la voz de Vera que por un momento deja el pasado para hablar de presente y de futuro, de la necesidad de venganza. De su necesidad. Es el momento del encuentro de los tres personajes, de la humanidad, de los silencios que funcionan como palabras. Es también el momento de poner el dolor encima de la mesa, las cartas boca arriba y, para Vera, de pasar a la acción.
El final es otra carta que funciona como Postdata. Cora escribe a Egoz que ha iniciado un viaje, iniciático como todos a su edad. Las distancias se mezclan con los recuerdos. Cora pide no ser olvidada. De nuevo los miedos.
El trío actoral funciona como un todo armónico, el talento y la veteranía de dos excepcionales actrices como Lola Dueñas y Ana Torrent se conjugan con la sensibilidad y la inocencia del casi debutante Manuel Egozcue.
Prometedor debut de un cineasta que, en realidad, no es un recién llegado. Víctor Iriarte, además de oficio y estilo tiene una mirada propia. Sobre todo de noche es un film que antepone la humanidad a la denuncia política, la poesía al relato riguroso, el estilo a la narración. Su mayor fortaleza es precisamente su apuesta estética y humanista, su mayor debilidad cierto ensimismamiento narrativo y un exceso de puesta en escena que, en algunos momentos, resulta demasiado visible, demasiado evidente.
Sobre todo de noche
En principio, salvo la presencia de Ana Torrent, no me resulta muy atractiva. Me suena a telefilm alemán de después de comer en Antena 3 el fin de semana.