sábado, mayo 4, 2024

Crítica de ‘Los colonos’: Un Western amargo y crudo en el lejano sur

Las críticas de Laura Zurita:
Los colonos

Tres hombres son contratados por un latifundista para reclamar las tierras que el Estado otorgó a José Menéndez. La empresa termina siendo una violenta limpieza étnica contra los nativos de la Tierra del Fuego.

Los colonos está dirigida por Felipe Gálvez e interpretada por Alfredo Castro, Camilo Arancibia, Benjamin Wesfall, Marc Stanley y Mariano Llinás. La película se estrena en España el 11 de octubre de 2023 de la mano de Sideral Cinema.

Los colonos

Tierra de fuego, el fin del mundo

Fue toda una noticia que una película chilena se llevara el Premio de la crítica internacional en Cannes, y aun la obra de un director primerizo. Los colonos es el primer largometraje como director de Enrique Gálvez, un debut de una elegancia y concisión excepcional, de un director que parece haber encontrado ya una mirada propia. Su gran éxito de crítica y su indudable calidad han llevado a que se convierta en la candidata chilena a los Oscar.

Los colonos comienza en Tierra de Fuego, en el extremo septentrional de América, lejos de todo. Ese lejano Sur resuena al Lejano Oeste donde transcurrieron tantas películas, y es que Los colonos es una amarga y triste forma de Western, un Western sincero en cuanto a la actitud hacia los pueblos indígenas por parte de aquellos que invadieron sus tierras, dándole el bonito nombre de colonización. Es este caso se trata de los selk’nam, u onas, hoy en día prácticamente extintos por matanzas sistemáticas que tuvieron lugar alrededor de la época en la que se sitúa la película.

El terrateniente José Méndez quiere allanar el camino para su explotación ganadera, para lo que contrata un teniente británico, un mestizo criado por misioneros y un norteamericano, y es que la invasión de tierras de poblaciones indígenas no conoce fronteras. Los tres componen un trío desigual y mal avenido, tres hombres con poco en común en un camino desabrido a través de los páramos. Este viaje ofrece escenas memorables, con fuerte inspiración de la estética de Western, y un raro ambiente de desesperanza. Hay que estar atento a las insinuaciones de homosexualidad entre los hombres, leves, pero repetidas, como una tendencia tan áspera y dura como el mismo camino.

Es notable que la muerte de indígenas se haga sin dramatismo ni saña, como algo que de da por sabido y normal, tanto para Méndez como para el británico y el tejano. Un episodio de este largo proceso se retrata en una escena de fuera telúrica, entre la niebla, como una sinécdoque del genocidio, mostrado la parte (la masacre de una aldea) por el todo (el exterminio de un pueblo). Los hechos no pierden nada de su ignominia ni de su horror porque solo sean unos pocos individuos, porque podemos percibir la frialdad sistemática con los que se llevan a cabo. Es una más de la historia local, es parte de una larga historia de ambición, de ocupación y de dominio.

Los colonos tiene un ritmo pausado, pero está llena de intensidad. Lo que sucede no lleva signos de exclamación, la narración es tranquila, como tomando distancia de lo que ocurre, y por eso mismo resulta tan impactante. La primera parte transcurre en el páramo, en grandes paisajes abiertos, casi por completo al aire libre. A menudo las personas se ven pequeñas y aisladas, en un territorio enorme y poco poblado. La última parte, por el contrario, muestra que en pocos años ha habido un cambio fundamental. La acción sucede en su mayoría en interiores, entre muebles, paños, té y sedas, en una tierra que ya no tiene vocación salvaje. El corto final, que muestra a un Chile en plena modernidad, se tiñe de esta forma de melancolía, con un mensaje que va más allá de las imágenes.

En Los colonos se cuenta mucho con imágenes y símbolos, escasas palabras y gran economía de medios. Un ejemplo notable son los caballos, a los que el mestizo Segundo acaricia y mima, son los únicos seres con los que puede comunicarse, y también un símbolo de la naturaleza brava y sin conquistar. El chancho colorado habla de unos caballos que mató y comió, porque un hombre hace lo que tiene que hacer. En la última parte, el único recuerdo de estos animales son frágiles estatuillas equinas que decoran de forma inofensiva la casa Don José, y es todo lo que queda de naturaleza en la gran mansión.

Los colonos

Soberbia fotografía

El trabajo de fotografía de Los colonos es sencillamente soberbio. La luz del día es apagada, blanquecina y triste, en sintonía con el ambiente desolado de la película. El fuego es cálido, pero también llena la noche de sombras e incertidumbres. Y los primeros planos, de depurada estética pictórica, son retratos no solo del exterior de las personas, sino también de su interior, sus estados de ánimo y sus emociones.

La estupenda banda sonora enmarca de modo sutil la acción. Muchas escenas están envueltas en silencio, reforzando la sobriedad de la narración. En momentos escogidos entra la música, con un efecto ominoso e inquietante. Hasta una canción inocente con dulces voces de niñas se convierte primero en amenazante y desoladora, y en dolorosa nostalgia después.

Una película como Los colonos depende en buena medida de que creamos la historia y sus personajes, y el director ha conseguido sacar buen partido de su internacional equipo.  En general, las interpretaciones son sobrias, moderadas y convincentes, dando vida a caracteres que parecen atrapados en sus historias. Cabe destacar al joven Camilo Arancibia como Segundo, el mestizo, un hombre silencioso, paralizado por el miedo y la obediencia, y abrumado por la culpa. Solo al final cree poder ser él mismo, pero el largo brazo de la colonización lo alcanza de todas formas. Alfredo Castro, gigantesco como siempre, es José Méndez, un hombre peligroso con sus modales suaves y sus cuidadas maneras. No es casualidad el peinado engominado y el bigote que luce en sus primeros planos, que recuerda a una figura de desdichado recuerdo para los chilenos.

Los colonos es dura, desoladora a la par que deslumbrante, un Western de sabor amargo sobre la conquista del lejano Sur a costa de las poblaciones indígenas, y de cómo regiones y países se alzan sobre las cenizas de un pasado que se quiere olvidar.


¿Qué te ha parecido la película Los Colonos? 8,2

Los colonos

8.2

Puntuación

8.2/10

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