domingo, octubre 13, 2024

68 SEMINCI. Sección oficial. Crítica de ‘El amor de Andrea’: Martín Cuenca se pasa al drama intimista

Las críticas de José F. Pérez Pertejo en la 68 SEMINCI:
El amor de Andrea

Veinte años después de su debut en el largometraje de ficción con La flaqueza del bolchevique, película con la que descubrió a una jovencísima María Valverde, Manuel Martín Cuenca presenta su octava película, El amor de Andrea, en la que vuelve a dar el protagonismo a una jovencísima actriz desconocida y debutante, Lupe Mateo Barredo, que da vida a la Andrea del título, una joven adolescente a la que su situación vital sitúa en esa difícil encrucijada en la que para algunos asuntos es considerada todavía una niña y en otros momentos debe asumir un rol adulto.

El inicio de la película, quizá demasiado contemplativo, se centra en la presentación de ambientes y personajes. Martín Cuenca pone todo el empeño en que conozcamos la rutina de un día cualquiera de la vida de Andrea (Lupe Mateo), una joven de unos dieciséis años que lleva a dos niños al colegio, los va a buscar, les da de merendar, los acompaña haciendo los deberes, les prepara la cena y, finalmente, les acuesta. Es decir, a ojos del espectador, que a estas alturas de película todavía carece de mucha información, actúa como si fuera su madre.

No tardaremos en descubrir que, en realidad, esos niños son sus hermanos Fidel (Cayetano Rodríguez) y Tomás (Fidel Sierra). Los tres viven con su madre (Irka Lugo) que trabaja fuera de casa durante todo el día y regresa al hogar ya entrada la noche. Se ha separado del padre que es presentado como una figura ausente y esa ausencia será, precisamente, el principal meollo argumental que desencadenará todo el conflicto dramático del film.

Martín Cuenca y Lola Mayo escriben un guion acerca de la naturaleza de los vínculos familiares (presentes y ausentes) y la infancia como territorio emocional en el que esos vínculos se perciben y se viven desde los sentimientos, sin el componente racional (coherente o no) con el que los adultos enturbiamos las emociones.

Andrea echa de menos a su padre, el amor de su padre, y no entiende (ni acepta) ninguna de las explicaciones que se le dan, pues, aunque pueden explicar porqué su padre se fue de casa, no explican porqué la ha dejado de querer.

El amor de Andrea es (y esto es muy de agradecer) una película honesta que permite pensar al espectador, no vehiculiza ningún discurso ni convierte el asunto argumental en un conflicto entre buenos y malos. Hay una abogada que trabaja en un centro cívico rodeado de carteles con los principales eslóganes feministas y, sin embargo, decide ayudar a Andrea a tomar contacto con su padre.

Martín Cuenca filma con un naturalismo rayano en el documental, no hay artificios de puesta en escena y la planificación de las secuencias responde a una lógica de coherencia narrativa. Los intérpretes infantiles suenan con espontaneidad y candidez, sin frases redichas ni impostación alguna. La música, compuesta por el grupo Vetusta Morla, acompaña sin subrayar. La fotografía, también muy naturalista, nos muestra una visión de Cádiz alejada de la imagen festiva que tenemos de ella y de la luminosidad propia del verano.

Ese naturalismo interpretativo, coherente con toda la concepción de la película, se transmite al resto del reparto, únicamente el personaje de la madre se permiten levantar la voz o hacer algún que otro aspaviento. En cuanto a Lupe Mateo, adopta también una interpretación muy realista, sin caer en el cliché adolescente (lo cual es mérito suyo, pero también del guion y la dirección). Apoya toda su fuerza en su mirada, sus silencios y cierto laconismo que le va muy bien a un personaje que, ante todo, quiere expresar su necesidad de afecto.

El guion evita ser demasiado discursivo y esto hace que, en ocasiones, fundamentalmente en el tramo final, el espectador se queda demasiado huérfano de información. Es perfectamente válido no querer cerrar un arco narrativo y dejar que el espectador saque sus propias conclusiones, pero la decisión de no dar explicaciones acerca de lo que ocurrió, ni de porqué el padre actúa como actúa (o, mejor dicho, no actúa) deja la película tan abierta que uno siente cierto vértigo argumental ante tanto naturalismo.

El amor de Andrea

7

Puntuación

7.0/10

1 COMENTARIO

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