miércoles, mayo 1, 2024

71 SSIFF. Perlak. Crítica de ‘Perfect days’: No hay vidas perfectas, pero sí días perfectos

Las críticas de David Pérez «Davicine» en el 71 Festival de San Sebastián:
Perfect days

Hirayama trabaja limpiando los aseos públicos de Tokio. Le gusta llevar una vida sencilla y una rutina diaria muy estructurada. Le apasionan la música, los libros y los árboles, que le gusta fotografiar. Su pasado está a punto de resurgir a través de encuentros inesperados.

Perfect days, dirigida por Wim Wenders, es una reflexión conmovedora y poética sobre la búsqueda de la belleza en la vida cotidiana. Escrita por Takuma Takasaki y el propio Wim Wenders, está protagonizada por Kôji Yakusho junto a Tokio Emoto (Tokio Blues), Arisa Nakano y Aoi Yamada, entre otros. Tras su presentación en la Sección Oficial del Festival de Cannes, donde ganó el Premio a la Mejor Interpretación Masculina para Kôji Yakusho y el Premio Ecuménico del Jurado, y su paso por el Festival de Toronto, la película se presenta en la Sección Perlak del 71 Festival de San Sebastián y se estrenará el 12 de enero de 2024 de la mano de A Contracorriente Films.

Una película muy japonesa dirigida por Wim Wenders

El cineasta alemán Wim Wenders (1945) se labró su prestigio gracias a películas como Alicia en las ciudades (1974), El amigo americano (1977), Paris-Texas (1984), Palma de Oro en Cannes y presentada en la Sección Oficial de San Sebastián, o El cielo sobre Berlín (1987), premio al mejor director en Cannes. Ha sido nominado al Oscar al mejor documental por Buena Vista Social Club (1999), Pina (2011) y La sal de la Tierra (2014), Premio del Público en el Festival de San Sebastián, al que regresó en 2017 para inaugurar su Sección Oficial con Inmersión.

Perfect days ha sido elegida para ser la representante de Japón a la Mejor Película Internacional de los Oscar 2024, algo cuanto menos curioso por estar Wim Wenders en la dirección. Se trata de la primera vez que Japón selecciona a un director no japonés en más de 70 años de participación en los Premios de la Academia, y eso que en esta edición el director alemán competía con los trabajos de grandes nombres del cine japonés como Hirokazu Koreeda, Hayao Miyazaki o Ryusuke Hamaguchi, entre otros.

Sí, es Win Wenders el director, pero es una película con ecos del maestro Ozu, a quien Wenders le había rendido anteriormente su particular homenaje en el hermoso documental de 1985 Tokio-Ga y, tal y como el propio cineasta reconoce, “rodar una película en Tokio sin pensar en Ozu es imposible”. La película observa de forma casi documental a Hirayama, quien parece totalmente satisfecho con su sencilla vida de limpiador de lavabos públicos en Tokio. Fuera de su estructurada rutina diaria, disfruta de su pasión por la música y los libros. Le encantan los árboles y les hace fotos. Una serie de encuentros inesperados revelan poco a poco más de su pasado.

Perfect days

Un curioso origen a modo de documental

Perfect days comienza casi como una película muda, siguiendo meticulosamente un día de Hirayama: se levanta sin necesidad de despertador, se cepilla los dientes, sale a la calle mirando el cielo, se coge un café en una máquina expendedora, conduce al trabajo escuchando un casete, limpia los baños públicos de Tokio, almuerza en un parque y hace una foto en el mismo, sigue trabajando, cena en el mismo lugar casi cada noche, lee antes de irse a dormir, y sueña repasando el día… para volver a empezar otra jornada laboral.

La recreación de todas sus acciones son seguidas con la mirada atenta de un documental, aunque no nos sorprende si tenemos en cuenta que Wim Wenders recibió el encargo de los responsables de The Tokyo Toilet de dirigir un pequeño documental sobre unos nuevos baños instalados en el conocido barrio de Shibuya. Obviamente, estos baños distan mucho de los que tenemos en España, donde la limpieza es casi una leyenda urbana, mientras que en Japón no solo son mantenidos meticulosamente sino que casi son pequeñas joyas arquitectónicas, muy diferentes unos de otros, con diseños ultramodernos o clásicos, siempre integrados en la arquitectura del barrio donde están instalados.

Perfect days

La felicidad en los pequeños detalles

Así, tras surgir la idea con este peculiar proyecto de baños, Wim Wenders regresa a Tokio para reencontrarse con Yasujirō Ozu, pero esta vez se inspira en detalles de sus obras más famosas para conseguir deleitarnos con una película de narrativa simple pero muy eficaz en la que se centra exclusivamente en lo que nos quiere contar, que no es otra cosa que el día a día de una vida sencilla. Es difícil conseguir tener una vida perfecta, y es casi imposible lograr que todos los días sean maravillosos, pero Wenders nos presenta un personaje cuya vida está compuesta de pequeñas cosas que logran aportar momentos de felicidad.

Hirayama tiene una rutina diaria que es siempre idéntica, lo único que cambia es la música que escucha cada día mientras viaja por la ciudad, con la peculiaridad que todo lo que escucha es estrictamente en casetes. La música juega un papel vital en la película, y cuenta con una cuidada selección musical de los años setenta de artistas como The Kinks, Van Morrison, Otis Redding, Patti Smith o el «Perfect Day» de Lou Reed, tema que da título a la película.

Junto a esos detalles musicales que cambian cada día y aportan alegría al protagonista cada mañana, nos encontramos con pequeños imprevistos y variaciones en la vida rutinaria del protagonista que, lejos de cambiar sus costumbres, casi logra impregnar su filosofía de vida a quienes entran en ella, aportando el placer de la música y de las instantáneas diarias a quienes forman parte de su vida de alguna u otra manera. Hirayama aprecia cada canción nueva, cada fotografía nueva y cada sonrisa de alguien con quien se cruza. Detalles que son capaces de hacer que un día sea perfecto, aunque cueste pensar que sea tan fácil lograrlo, especialmente cuando se arrastra un pasado de decepciones.

Perfect days

Una interpretación merecedora de premios

Wim Wenders no ha arriesgado a la hora de elegir a su protagonista, y prueba de ello son los galardones conseguidos hasta la fecha. El veterano actor Kōji Yakusho es muy querido y reputado en Japón, pero también es un rostro conocido fuera de sus fronteras, logrando que empaticemos con él a pesar de lo poco que habla y lo difícil que pueda parecer que con tan poco se sea feliz. Aunque, de alguna manera, consigue que apreciemos esos pequeños detalles y comprendamos que no hace falta tenerlo todo para ser feliz, sino que la felicidad llega de las pequeñas cosas que nos alegran un día. Con sus miradas y sus gestos nos tiene ganados, y transmite mucho más que con decenas de líneas de guion, destacando su capacidad para sostener un primer plano durante un largo periodo de tiempo, que no hace más que confirmar lo magnífico actor que es.

Gracias a la interpretación de Yakusho es difícil no pensar en Ozu cada poco tiempo, pues Hirayama parece un personaje típico del clásico cineasta japonés, alguien de vida sencilla, satisfecho con su vida, del que no necesitamos que viva aventuras o nada emocionante en concreto para que apreciemos su día a día, siendo lo más importante la belleza de lo cotidiano.

En resumen, Perfect days no es solo una conmovedora y maravillosa película de Wim Wenders, sino que es una joya del cine japonés por méritos propios con toda la esencia del cine clásico del país, una celebración de la vida sustentada por una impecable banda sonora y un actor protagonista que nos hace ver la vida con otros ojos.


¿Qué te ha parecido la película Perfect days?

Perfect days

9

Puntuación

9.0/10

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