Las críticas de Laura Zurita:
Rojo, blanco y sangre azul
Alex Clarademont-Díaz, el hijo millennial de la presidenta de los Estados Unidos, es un tesoro para el marketing de la Casa Blanca: atractivo, carismático e inteligente. Lo que nadie sabe es que no soporta al príncipe Henry, el hijo de la reina de Inglaterra. Así que, cuando la prensa sensacionalista se hace con una fotografía que refleja un altercado entre Alex y Henry, las relaciones entre Estados Unidos y el Reino Unido se enfrían. Ambos países trazan un plan para paliar los daños. Lo que empieza como una falsa amistad, publicada en Instagram, se va transformando en algo más profundo de lo que Alex y Henry podrían haber imaginado.
Rojo, blanco y sangre azul está dirigida por Matthew López e interpretada por Taylor Zakhar Perez, Nicholas Galitzine, Clifton Collins Jr, Uma Thurman, Rachel Hilson, Sarah Shahi, Stephen Fry y Ellie Bamber. La película se estrena en España el 11 de agosto de 2023 en Prime Video.
Comedia muy romántica
Los primeros minutos de Rojo, blanco y sangre azul describen un incidente en una boda, y tiene un humor de tartazo en la cara tan facilón y ridículo que, de no haberme comprometido a escribir esta crítica, la hubiera apagado ahí mismo. Pero no lo hice, mi paciencia fue recompensada, y después de este episodio, la película mejora ostensiblemente.
Rojo, blanco y sangre azul es entretenida y, durante buena parte de su metraje, convence, pero sigue teniendo un toque inverosímil. Nadie puede creer que las personas de las casas reales puedan ser tan arbitrarias (y maleducadas) con dignatarios de una gran potencia, ni que un representante de un gobierno extranjero mandado a una boda real no sepa ni lo más básico en cuanto a títulos, pero después de todo, no se espera que las comedias sean ni rigurosas ni creíbles, y la escritora, estadounidense, parece no poder dejar de reírse un poco de la idea de la realeza y sus alrededores.
Basada en la novel homónima de Casey McQuiston, Rojo, blanco y sangre azul es una comedia romántica de libro, con dos personajes atractivos, jóvenes y ricos que empiezan como oponentes y terminan congeniando. Lo novedoso y refrescante en ella es que se trata de dos hombres, y que en ningún momento ninguno de ellos lo concibe como algo extraño.
Durante muchos años el cine LGTB ha presentado personas atormentadas por su identidad, o, al menos, por las reacciones de la sociedad a ésta. Rojo, blanco y sangre azul se encuadra en le marco de obras en el que la identidad queer se presenta con naturalidad, y las historias de amor son sencillamente eso, de amor, en las que las personas involucradas tienen una orientación distinta de la mayoritaria. La reacción del entorno es tan buenista que la historia tiene un tono de cuento de hadas del siglo XXI, y para eso está hecha, para hacernos sentir bien
Buena banda sonora
La banda sonora de Rojo, blanco y sangre azul está llena de vida y buenas vibraciones, compuesta en su mayoría de buenas versiones de temas conocidos, usados con originalidad y buen gusto.
La relación de los jóvenes en la película es tan tierna como apasionada. Los personajes tienen una historia común, y tienen tiempo de conocerse y de crear un vínculo, no se nos hace creer que tanto compromiso viene de un simple y rápido flechazo.
El factor más importante para que Rojo, blanco y sangre azul nos haga sentir bien son, sin duda, sus protagonistas, ambos carismáticos y fotogénicos. Taylor Zakhar Perez como Alex tiene ese aire de cateto reinado que tan bien le viene al personaje. Y el guapísimo Nicholas Galitzine es creíble como Príncipe Henry, ya que tiene la rara habilidad de vestir un esmoquin como una segunda piel, y parecer cómodo y no disfrazado.
Rojo, blanco y sangre azul es una comedia romántica apta para jóvenes adultos y románticos empedernidos, un ejemplo de cine LGTB hecho para todos los públicos. Optimista y bienintencionada, tiene vocación de ser un visionado fácil y agradable, y eso lo cumple con creces.