sábado, abril 27, 2024

Crítica de ‘Amor al cuadrado por siempre’: Por desgracia, no hay dos sin tres

Las críticas de David Pérez «Davicine»:
Amor al cuadrado por siempre

En esta tercera entrega de Amor al cuadrado, el romance entre Monika y Enzo avanza hacia un final de cuento de hadas hasta que una explosiva revelación lo cambia todo. Adrianna Chlebicka, Mateusz Banasiuk e Ina Sobala protagonizan Amor al cuadrado por siempre, dirigida por Filip Zylber con guion de Natalia Matuszek y Wiktor Piatkowski, y cuyo reparto completan Tomasz Karolak, Monika Krzywkowska, Mirosław Baka, Helena Mazur, Krzysztof Czeczot, Jarosław Marciniak, Jacek Knap, Ewa Kolasińska-Szramel, Izabela Dąbrowska y Sebastian Stankiewicz. La película se estrena el 23 de agosto de 2023 en Netflix.

Amor al cuadrado por siempre

Poniendo al día la relación amorosa

Amor al cuadrado es una trilogía que emplea la clásica idea del equívoco como punto de partida para una historia endeble y sin sorpresas. La protagonista es una joven tímida que trabaja como profesora de niños de primaria que, al contraer su padre algunas deudas con unos mafiosos, decide ganar un dinero extra trabajando como modelo de fotografía. Como en el cuento del patito feo que se convierte en cisne, Monika es una chica que viste de forma informal, lleva gafas y el pelo recogido, pero que cuando se convierte en Klaudia usa tacones, una peluca de rizos y se quita las gafas.

La doble vida de Monika se mantiene en secreto sin que nadie se perciba del asunto. Ni siquiera Enzo, un Don Juan con el que compartirá escenario y besos durante algunas sesiones fotográficas. Para enredar más la cosa, el guaperas es también tío de la alumna preferida de la profesora, así que también coincidirán en la escuela cuando el soltero de oro vaya a recoger a la niña, aunque es tan poco avispado que no solo no reconoce en la persona de la profesora a la chica con la que horas antes se estaba morreando, si no que además le pide consejo a lo Cyrano de Bergerac para que le ayude a conquistarla. Argumento previsible a más no poder pero que dio para una segunda entrega.

Dos años tuvieron que pasar para que Netflix estrenase de nuevo por San Valentín una nueva aventura romántica con Adrianna Chlebicka y Mateusz Banasiuk retomando sus papeles de la primera entrega. Amor al cuadrado otra vez gira de nuevo en torno a Monika y Enzo. Tras ese final feliz, aquí nos muestran todo lo que sucede tras revelarse al mundo que Monika es Klaudia y ya no tiene que maquillarse y ponerse una peluca para ser otra mujer, pues puede ser ella misma. Ha conseguido que la gente la adore. Por otro lado, Enzo es despedido de su trabajo por su exnovia al regresar de vacaciones con Klaudia.

En ese momento entra en acción Rafal, un reportero y actor sensacionalista, que entrevista de forma bastante denigrante a Monika, pero ella es capaz de mantener el tipo, responder con ingenio, y ganarse a los espectadores. Claramente, este roce entre ambos abre la puerta a una colaboración laboral entre ambos y comienza la historia de esta entrega centrada en el programa de televisión que tienen ambos y los esfuerzos de Enzo por salir a flote tras ser repudiado laboralmente mientras ve como Rafal se acerca demasiado a Monika.

En esta tercera entrega de Amor al cuadrado, que nadie pidió y llega sin tener que esperar lo suficiente, el romance entre Monika y Enzo avanza hacia un final de cuento de hadas hasta que una explosiva revelación lo cambia todo. Todo parece finalmente arreglado en Amor al cuadrado por siempre, los dos son una pareja feliz y deciden contraer matrimonio para estar juntos para siempre. Pero justo cuando la felicidad está a su alcance y los dos están en la recta final, la ex de Enzo, Ewa (Ina Sobala), aparece de repente y amenaza con arruinarlo todo.

Amor al cuadrado por siempre

Lejos incluso de sus pésimas predecesoras

La originalidad nunca ha sido el fuerte de esta saga cinematográfica, pero aún así, dentro de lo que nos ofrecían los guionistas, tenía algo que a quienes adoran las comedias románticas podría ser suficiente como para aguantar verlas completas. Sorprendentemente, esta tercera entrega ni siquiera tiene el esperado toque de humor como para hacer más llevadero su visionado, y eso que las dos primeras no exprimían el humor pero se notaba querían que fueran comedias románticas.

Algo característico de las dos primeras películas era el exceso de aprovechamiento de los clichés, todos ellos personajes típicos y tópicos que actuaban como se esperaba de ellos. En esta tercera entrega los clichés que caracterizaron a Enzo se han atenuado hasta desaparecer, provocando que dejemos completamente de lado el desarrollo de personajes o al menos una mera presentación de cómo son, sabiendo de ellos tan solo lo que conocimos previamente.

La película solo continúa poniendo a prueba a la pareja protagonista, haciéndoles preguntarse sobre lo que quieren en la vida tanto a nivel personal como profesional, según comienzan nuevas aventuras en pareja y laborales, pero nada de ello es lo suficientemente interesante. Adrianna Chlebicka y Mateusz Banasiuk son actores atractivos para interpretar a los personajes principales en una franquicia de placer culpable, pero no es lo único que importa y no podemos quedarnos tan solo en la superficie. Puede que por la ausencia de interés en la vida de la pareja y la falta de sorpresa es lo que haya hecho que introduzcan una tercera pata en la relación, Ewa, una expareja de Enzo con quien él debe resolver un pasado en común para poder casarse con Monika.

Amor al cuadrado por siempre

Por desgracia, no hay dos sin tres

Ver Amor al cuadrado por siempre es una misión destinada a quienes hayan visto las dos primeras películas y, como tal, o se es algo masoquista, como parece ser mi caso, o bien se encontró en ellas un entretenimiento sencillo y sin pretensiones, el típico placer culpable que se ve sin exigir demasiado a las películas y que, por tanto, hará volver a cargar Netflix para ver la tercera parte.

A pesar de que esta tercera entrega intenta introducir aspectos como la construcción familiar en sus vidas, es tan aburrido y monótono que poco nos importa a nosotros si parece que a ellos tampoco les entusiasma. La relación amorosa entre ambos tiene tan poco interés como la introducción de personajes secundarios que no aportan nada y parece que querían fueran el toque de humor, pero no lo logran ni de cerca, ni siquiera con la alocada Ewa que parecía animaría las cosas y empujarí a la pareja protagonista a otro nivel en su relación…. craso error. Si con la segunda película confié que no hubiera una trilogía, ahora toca esperar que no tengamos más entregas, y al menos nos quedará el consuelo de haber sido persistentes y capaces de terminar de ver una trilogía como el que acaba viendo una serie mala solo por no dejar a medias nada.

En resumen, Amor al cuadrado por siempre es aún más floja que las pésimas dos primeras películas, no esmerándose ni en el desarrollo de personajes ni en aportar algo de humor a su historia. La tercera entrega de la trilogía no tiene nada nuevo que ofrecer y difícilmente compensará el tiempo perdido a los amantes de las comedias románticas.


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Amor al cuadrado por siempre

3.5

Puntuación

3.5/10

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