Las críticas de Laura Zurita:
Algún día nos lo contaremos todo
Durante la reunificación alemana, María dejará atrás la adolescencia mientras vive con su novio en el campo. La llegada de un granjero mayor que ella despertará sus dudas.
Algún día nos lo contaremos todo está dirigida por Emily Atef e interpretada por Marlene Burow, Felix Kramer, Cedric Eich, Silke Bodenbender y Florian Panzner. La película se estrena en España el 4 de agosto de 2023 de la mano de Adso Films.
Pasión en tiempos de la reunificación alemana
Algún día nos lo contaremos todo tiene dos temas centrales. Por una parte, una narrativa sobre la reunificación de Alemania; por otra, una tórrida historia de pasión y violencia. La reunificación de Alemania se presenta como una época convulsa, de desconcierto y desazón, con una parte del Este que se ve arrollada por la antigua parte Oeste, que, con mejor economía y mejores relaciones internacionales, se queda con el país, la prosperidad y la narrativa. A pesar de todo el lenguaje de triunfo y de éxito de la reunificación, y de que las familias se reencuentran después de una separación de años, se nota que para los habitantes de esta parte de Alemania el proceso tiene muchos inconvenientes. Abrumados por la historia, se sienten como perdedores en una batalla en la que no han podido luchar porque no ha tenido lugar.
Las diferencias entre las dos Alemanias se marcan en Algún día nos lo contaremos todo de manera sutil en los coches que conducen, en el ambiente de las ciudades a ambos lados de la antigua frontera, e incluso la ropa que llevan puesta. Aunque todos intentan ocultarlo, las miradas y las actitudes dejan claro una cierta incomodidad entre ellos. Esto es pasado ahora, pero la directora ha querido dejar testimonio de una época que fue muy importante para muchos alemanes.
En este mundo que pronto cambiará para siempre, María lleva una vida tranquila en la granja de los padres de su novio. Desde el principio está claro que está insatisfecha e incómoda con su vida, agudamente consciente de la manera que su mundo de siempre se acaba, y que no encuentra su sitio en él.
Un día, María se da cuenta de que siente una atracción oscura por Henner, un hombre que vive en la granja de enfrente y que le dobla la edad. Inician entonces una relación tóxica, violenta, que resulta más desagradable que apasionada. La directora de Algún día nos lo contaremos todo rueda las escenas entre ellos en tonos dorados para hacerlas más intensas, recordando a cuadros en claroscuro, tonos que solo existen en la habitación donde se reúnen, mientras la música sugiere pasión e intensidad. Estos tonos dorados chocan en cierta forma con el tono áspero de la relación, que se aproxima peligrosamente al maltrato, de lo cual ninguno de los protagonistas parece ser conscientes.
Lenta y repetitiva
Ambos temas, la reunificación y la relación de María, transcurren de forma paralela, sin que tengan mucho que ver el uno con el otro. Una vez planteado el conflicto que presenta la aventura de María con un extraño, Algún día nos lo contaremos todo se alarga en demasía. Hay momentos hermosos, en la que se leen en voz alta los libros que son lo único que los amantes tienen en común, pero, tras los encuentros iniciales y las escenas que nos muestran los actos de pasión y abuso entre María y Henner, transcurren una tras otra, con pocas variaciones, y resultan repetitivas. El final es intenso y triste, y no exento de interés, pero el camino hasta él se hace algo arduo.
Marlene Borow (en el papel de Maria) es muy bonita, pero no consigue transmitirnos pasión ni hacernos empatizar con sus caprichosas decisiones. Tampoco Felix Kramer como Henner, con toda su apostura, tiene ese toque de misterio que nos haría comprender que se pudiera dejar todo de lado por él.
Algún día nos lo contaremos todo es una película elaborada y hermosamente fotografiada. Ambientada en la antigua Alemania del este en los difíciles tiempos de la reunificación, describe la oscura y violenta relación de dos personas distintas en todo, pero unidas por los libros y la pasión.