Las críticas de David Pérez «Davicine»:
Ciclo Seijun Suzuki:
Gate of flesh (La puerta de la carne) (1964)
Una historia de violencia y prostitución llena de color y erotismo sadomasoquista por el autor de culto Seijun Suzuki. Basada en la obra de Taijirô Tamura, y dirigida por Suzuki, Gate of flesh (cuyo título original es Nikutai no mon) cuenta en su reparto con Yumiko Nogawa, Jo Shishido, Kayo Matsuo, Kôji Wada, Kuniko Kawanishi, Misako Tominaga, Isao Tamagawa, Chico Lourant, Eimei Esumi y Hiroshi Chô. Con motivo del centenario del nacimiento de este director, Filmin ha añadido a su catálogo una docena de sus largometrajes, entre los que se puede ver actualmente esta película.
Adaptando un clásico
Taijirô Tamura fue un novelista japonés cuya obra más famosa es «Gate of Flesh», que hasta la fecha ha sido adaptada al cine cuatro veces. La primera vez fue adaptada por los directores Masahiro Makino y Masafusa Ozaki en 1948, tan solo un año después de la publicación de la novela, y posteriormente se vieron adaptaciones de la mano de los directores Seijun Suzuki (1964), Shōgorō Nishimura (1977) y Hideo Gosha (1988). En 2008 ha sido adaptada a serie de televisión, pero de todas estas adaptaciones la más célebre sin duda es la de Suzuki, sabiendo retratar con su propio estilo esta obra marcada por la carnalidad y el cuerpo físico.
Gate of flesh es una historia de violencia y prostitución llena de color y erotismo sadomasoquista que, junto a La historia de una prostituta, es la otra gran película de Suzuki en abordar la prostitución en el Japón de la Segunda Guerra Mundial. Ambientado en el Tokyo desolado tras la 2ª Guerra Mundial, allí un grupo de prostitutas japonesas deberán lidiar con uno de los criminales más buscados por la ciudad que, más pronto que tarde, acabará seduciéndolas a todas.
Un trabajo por encargo
Tal y como se ha comentado en otras críticas del ciclo dedicado a Seijun Suzuki, durante los años 60 el cineasta trabajaba para Nikkatsu bajo la premisa de hacer películas de la forma más rápida y barata posible, lo que hizo que tuviera una amplia filmografía en poco tiempo, con más de 30 películas dirigidas hasta 1964.
A pesar de lo importante que se vea ahora Gate of flesh dentro de la filmografía de Suzuki, sorprende que en su momento no fuese un proyecto que apasionase al cineasta, siendo tan solo otro de esas películas que hacía por encargo al no parecerle interesante ni la novela origina que iba a adaptar. A pesar de todo, Suzuki tuvo que realizar esta película con el objetivo de Nikkatsu de estrenar algo que llamara la atención del público masculino con la desnudez femenina y diera mucho que hablar por las escenas de brutalidad sadomasoquista.
Suzuki lleva a su terreno la obra original
Una vez aceptado el reto, en Gate of flesh cogió esta novela previamente adaptada para pasarla por su propio filtro, aunque a diferencia de otras obras anteriores de cineastas clásicos que retrataron la prostitución durante la guerra, Suzuki no prentendió realizar una descripción realista de las condiciones de vida de estas mujeres, sino exagerar los hechos con su estilo pop.
Para abaratar costes, Gate of flesh fue rodada íntegramente en el estudio, lo que hace que la película tenga un encanto especial, y todos los decorados fueron reciclados de otras producciones, consiguiendo crear un Tokio destruido de forma convincente y sin desprenderse de casi ni un yen del presupuesto oficial. Gracias a llevar el rodaje a un estudio, Suzuki pudo lograr sacar a relucir la artificialidad de este mundo, resaltando estos detalles con colores vivos en las indumentarias de las prostitutas, teniendo cada una de ellas su propio color.
Este contraste de colores con los decorados preparados para la ocasión dotan a la película de una naturaleza teatral, rompiendo con las convenciones del género, y haciendo un uso de perspectivas inusuales y otras extravagancias habituales del cineasta que no hacen más que confirmar que estamos ante la firma personal de Seijun Suzuki, ayudándose de sus colaboradores clave, el diseñador de producción Takeo Kimura, habitual de las películas de Suzuki, y su director de fotografía Shigeyoshi Mine, dando forma a una pesadilla post-apocalíptica de bajo presupuesto pero alto valor visual.
Perdiendo la humanidad para sobrevivir
Retratar la vida de un grupo de prostitutas durante la segunda Guerra Mundial no tiene por qué hacerse de forma lujuriosa, aunque la obra original si que implicaba más detalles morbosos de la vida de estas mujeres. Suzuki opta por no realizar una película de explotación sexual lujuriosa, sino hacer uso de estas mujeres para retatar una historia que incorpora cuerpos desnudos, sadomasoquismo y enfrentamientos por territorios, pero desde una perspectiva formal que no hace que prevalezca lo sexual sobre su estilo, recalcando especialmente como las protagonistas se han desprendido del modelo tradicional japonés de la mujer sumisa para poder sobrevivir.
En el retrato que se hace de las protagonistas, Suzuki no solo recalca que han abandonado la sumisión, sino también la humanidad para aprender a aprovecharse de los más débiles sin sentimiento de culpa, enfrentándose a todos y a todo para su propia supervivencia aunque para ello deban hacer daño a sus rivales y amenazas diarias. Este comportamiento de todas ellas contrasta con su cambio de mentalidad al aparecer en sus vidas el criminal Shintaro, que lo cambia todo, y cuando se une a ellas crea una especie de patriarcado bajo su liderazgo del que ninguna de las mujeres duda a pesar de la gran independencia que tienen (o creen tener).
Cuatro mujeres y… un hombre
Las verdaderas protagonistas de la historia son las cuatro prostitutas cuyas vidas son retratadas en Gate of flesh, pero el actor Jo Shishido, todo un clásico en las películas de Suzuki al aparecer en casi todos su grandes títulos, sirve de contraste en la vida de estas jóvenes y ofrece no sólo algunas de las mejores escenas de la película sino también una gran ambivalencia, con un papel con muchos más registros de los que muestra cuando hace de yakuza o detective. Shishido retrata con gran realismo a un hombre traumatizado por la guerra y que hace lo que puede para sobrevivir mientras huye de la policia militar, aunque al igual que las mujeres con las que comparte su vida intenta mostrarse fuerte a pesar de estar al límite de derrumbarse.
De las cuatro mujeres, mención especial merece Yumiko Nogawa como Maya, una joven de dieciocho años que se encuentra sola, hambrienta y se une a este grupo de mujeres que sienten lástima por ella. La actriz consigue pasar con solvencia de una inocente joven a una seductora mujer para ganarse la vida en tan complicada época, y con ella presenciamos algunas de las referencias y citas más importantes de la película y que más marcarán el devenir de los acontecimientos, como «Esto es un negocio, y nuestros cuerpos son nuestra mercancía», una frase con la que comienza su andadura en la prostitución y se repite este mismo sentimiento durante un festín improvisado de carne de res recién sacrificada.
En resumen, Gate of flesh nos ofrece un amplio repertorio de fachadas de colores brillantes y pieles sudorosas que no esconden un gran impacto emocional y la tragedia que marca la vida de todos los protagonistas por las consecuencias de la guerra, no dejando de ser víctimas que han tenido que hacer grandes sacrificios para sobrevivir.
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Gate of flesh (La puerta de la carne)
