Las críticas de David Pérez «Davicine»:
Un blanco fácil
Este apasionante thriller narra la historia de una mujer en un mundo de hombres, una mujer a quien nadie escucha, una víctima a quien convierten en sospechosa… Un blanco fácil es la historia real de Maureen Kearney (Isabelle Huppert), la directora sindical de una multinacional nuclear francesa que denuncia unos acuerdos secretos que suponen la pérdida de empleo de más de 50.000 trabajadores. Un emocionante thriller sobre una mujer que hace una denuncia y a quien nadie escucha. Una mujer, que tras sufrir violentas presiones que se convierten en amenazantes advertencias, sufre un violento ataque en su propia casa del que pasa de ser víctima a ser sospechosa.
Dirigida por Jean-Paul Salomé (Mamá María), Un blanco fácil cuenta con un magnífico reparto liderado por la gran dama del cine francés y musa de la Nouvelle vague, Isabelle Huppert (Amor y La Pianista, ambas de Michael Haneke, 8 Mujeres de François Ozon, Pasión de Jean-Luc Godard, Madame Bovary de Claude Chabrol), acompañada por Marina Foïs (nominada al Goya a la Mejor Actriz por As Bestas de Rodrigo Sorogoyen), Grégory Gadebois (¡Corten! de Michel Hazanavicius, Police de Anne Fontaine, El oficial y el espía de Roman Polanski) e Ivan Attal (La intérprete de Sydney Pollack, Munich de Steven Spielberg). Tras su paso por el Festival de Cine de Venecia en la sección oficial fuera de concurso, inauguró la muestra de cine Francia en el Instituto Francés con la presencia del director Jean-Paul Salomé y la actriz Isabelle Huppert, y se estrena en cines el 9 de junio de la mano de Wanda Films.
Luchando contra el sistema
Tres años después de Mamá María, el director Jean-Paul Salomé y la actriz Isabelle Huppert vuelven a trabajar juntos, pero lejos de repetirse colaboran con algo muy diferente a su anterior trabajo. Si bien Mamá María era una comedia policíaca absurda, su nueva colaboración llega con la forma de un thriller dramático de los que dejan poso. La periodista de investigación Caroline Michel-Aguirre reconstruyó la historia de la líder sindical Maureen Kearney en su libro «La Syndicaliste», y éste ha servido de base para el guion que el director Jean-Paul Salomé coescribió con Fadette Drouard.
Un blanco fácil es una intensa película que ofrece mucho en lo que pensar y está arraigada a los tiempos que corren, algo más que lógico también por basarse en hechos reales. Salomé durante el proceso de producción se inspiró en los thrillers políticos estadounidenses para dar forma a la película, pero se distancia finalmente de ellos al combinar el estilo narrativo de películas políticas y empresariales con toques de dramas sociales y thrillers legales, consiguiendo algunos de sus mejores momentos cuando quieren sembrarnos dudas sobre la credibilidad de la protagonista a través de pistas traicioneras.
Huppert se mete en la piel de una mujer que lucha por los que no tienen voz en la empresa, lo que aporta el toque de drama social a la película, pero pronto se introducen esos elementos que dan un giro a la historia y hacen que acabe derivando en un thriller repleto de conspiraciones. Así, estamos ante una película con dos historias muy diferentes, cada una aportando algo al conjunto global de la trama.
Huppert mejora cualquier película
Lo que podría ser un punto a su favor, a veces juega en su contra pues la sensación de varias películas en una sola genera algunas inconsistencias, y aunque ambas partes bien diferenciadas se superpongan, esto se logra de una forma poco sutil. Igualmente, el factor de estar basada en hechos reales provoca que la búsqueda de la veracidad nos ofrezca un exceso de detalles que pueden verse como obstáculos en lo que sería una narrativa dramática habitual, pero Huppert sirve para salvar estos problemas con una interpretación magnífica al mostrarse convincente en cada una de las facetas que la vemos.
Sin duda alguna, toda la película se apoya en Huppert, capaz de mostrarnos los esfuerzos de su personaje para desafiar las imposiciones y hostilidades a las que se debe enfrentar, o sin importar cuán opresivas se vuelven las circunstancias, pues ella nunca renuncia al control y siempre mantiene la compostura. Resulta sorprendente cómo es capaz de sacar una gran terquedad que la aleja de la imagen que suelen mostrar muchas películas de las víctimas de la violencia de género. Ella se apoya en su confiado esposo Gilles Hugo, pero por desgracia Grégory Gadebois tiene poca libertad para desarrollar este personaje, destacando más en la película los antagonistas interpretados por Yvan Attal y Pierre Deladonchamps.
En resumen, Un blanco fácil es la historia de una mujer en un mundo de hombres pero también de una víctima convertida en sospechosa, con una siempre magnífica Isabelle Huppert en medio de una trama que oscila entre el drama social y el thriller.