martes, mayo 7, 2024

Crítica de ‘Suzhou River’: El desafiante acto de mirar

Las críticas de Daniel Farriol:
Suzhou River

Suzhou River (Suzhou he) (2000) es un drama romántico chino que está escrito y dirigido por Lou Ye (Saturday Fiction, Love and Bruises). La historia sigue a un joven mensajero que un día es requerido para transportar algo más que un paquete, la hija adolescente de un contrabandista de alcohol. Durante el trayecto ambos se sentirán atraídos…

Está protagonizada por Zhou Xun (Hidden Blade, El maestro del ying y el yang), Jia Hongshen (Quitting, Frozen), Yao Anlian, Nai An, Zhongkai Hua y Zhang Ming Fang (voz). Esta película de culto inédita en España, mediante una versión restaurada en 4K, se ha estrenado 23 años después de haberse realizado de la mano de Atalante Cinema el día 16 de Junio de 2023.

Una obra de culto que nos remite a Wong Kar-wai y Hitchcock

Suzhou River se ha convertido en una obra de culto del cine chino contemporáneo que ahora muchos tendrán la oportunidad de descubrir mediante una restauración en 4K a partir del negativo original de 16mm. Dirigida por Lou Ye, controvertido cineasta a menudo censurado por el régimen de su país, la película es un fascinante juego de espejos sobre el amor, el deseo y la obsesión donde se combina el realismo sucio del cine de vanguardia con el universo pasional de Wong Kar-wai y la perversión voyerista hitchcockiana.

La historia está contada en primera persona mediante una voz en off que nos invita a navegar por el río Wusong (el Suzhou del título) para descubrir los bajos fondos de una Shanghái en descomposición. El río fue antaño un enclave estratégico que sirvió durante décadas como ruta principal para el comercio internacional, pero con el paso de los años la industrialización de la zona lo convirtió en un auténtico vertedero de basura cuyas aguas fueron consideradas las más contaminadas de todo el país. A los márgenes del río viven y trabajan personas en asentamientos insalubres que acumulan «un siglo de historias entre la basura». Esta es una de ellas.

Mardar (Jia Hongshen), es un joven mensajero que trabaja transportando paquetes por toda la ciudad sin hacer nunca preguntas. Un día, un contrabandista de alcohol le pide que entregue a su hija de dieciséis años, Moudan (Zhou Xun), a su tía. Durante el trayecto en la motocicleta, Mardar y Moudan se sentirán profundamente atraídos el uno por el otro. La relación acabará de manera trágica cuando la chica se sienta traicionada por su amante, pero años después él seguirá buscándola y conocerá a otra mujer llamada Meimei (Zhou Xun) que es exactamente igual que ella.

Suzhou River

Una narrativa circular

El director Lou Ye es uno de los principales integrantes de «la sexta generación» de cineastas chinos junto a otros nombres ilustres como Jia Zhangke, Wang Xiaoshuai o Zhang Yuan, por citar solo a algunos. A todos les une la condición de haber crecido en un ambiente político convulso y desnutrido debido al desapego sufrido por parte de los jóvenes hacia la ideología comunista que llegaría a su punto más álgido tras lo acontecido en la Masacre de Tiananmén durante las protestas estudiantiles. Esa generación de cineastas se ha caracterizado por una preocupación crítica en el retrato de los temas sociales y por la influencia estética del cine europeo, en especial, del neorrealismo italiano y del cinéma vérité francés.

Sin embargo, Suzhou River, va mucho más allá de cualquier etiqueta que podamos ponerle y se nos presenta como una obra escurridiza y desafiante que combina diversos estilos narrativos junto a otros tantos géneros cinematográficos. En la primera escena, a modo introductorio, vemos un fondo negro sobre el que escuchamos la voz de dos amantes. Ella pregunta: «Si te dejase algún día, ¿me buscarías? (…) ¿Durante toda tu vida?». En el diálogo se hace referencia al personaje de Mardar que será una escena-preludio al que regresaremos al final de la película para darle sentido tras hallar todas las piezas del puzzle.

Ese breve instante sirve para teorizar sobre la longevidad del amor y sobre los sacrificios que estaríamos dispuestos a realizar para conservar a la persona amada, pero huyendo del idealismo hollywoodiense mediante una pareja de amantes que se emborracha con Żubrówka (vodka de hierbas del bisonte) y cuyos caminos se cruzan de manera efímera.

Suzhou River

«La cámara no miente»

La siguiente secuencia adquiere un tono documentalista donde el narrador nos explica la historia del río mediante una cámara en mano urgente que no repudia la mirada al objetivo de las personas reales que viven allí. «La cámara no miente», nos dice la voz. Lou Ye cambia de tercio convirtiendo al propio narrador en el protagonista de la historia y transformando su relato en una extraña fábula que conecta lo real con lo imaginario. Esa cámara subjetiva interactuará con los otros personajes que aparecen sin que veamos nunca el rostro del protagonista, algo que quedará justificado por la propia profesión de cineasta otorgada al narrador en un acto radical de metaficción.

Tras un inicio desconcertante, entenderemos que Suzhou River usa la cámara como una extensión de la propia mirada para convertir al espectador en un voyeur igual de hechizado que aquellos marineros de la Odisea cuando eran seducidos por el canto de las sirenas. El narrador combina sus vivencias con sus fantasías, también sus emociones con sus anhelos. De ese modo, las leyendas sobre sirenas avistadas en el río Suzhou convergen en la imagen de la bailarina de un bar que realiza un espectáculo dentro de un estanque de agua o la noticia de unos amantes encontrados ahogados se entrelaza con la historia de amor protagonizada por Mardar y la joven Moudan.

Suzhou River

Cine de vanguardia

La fabulación se construye a partir de la realidad y viceversa. El narrador sin nombre incluso llegará a conocer en persona a Mardar, quien por un momento parecía producto de su imaginación, pero en realidad son dos hombres buscando a la mujer que aman y que ha desaparecido, ¿podría tratarse de la misma persona con nombres distintos?. El homenaje a Vértigo (De entre los muertos) (1958) es más que evidente, desde la banda sonora compuesta por Jörg Lemberg mimetizándose en las sonoridades de cuerda compuestas por Bernard Herrmann hasta la presencia embriagadora de una mujer suicida y su doppelgänger tan solo diferenciadas por el distinto color de su pelo.

No es la única influencia del maestro del suspense que sobrevuela a lo largo de la película, no me refiero tanto a la concepción formal de la misma sino en la manera que tiene de retratarse la atracción sexual a través del acto de mirar. El narrador observa y con él nosotros. Suzhou River es cine independiente y de vanguardia que cautiva por su libérrimo torrente de ideas narrativas. El filme rezuma un engañoso romanticismo exacerbado que concluye mediante un discurso acerca de la imposibilidad del amor eterno, por eso la apasionada historia de amor contrasta con la textura granulada que aporta el celuloide en formato 16mm., los desenfoques descuidados o ese montaje «a hachazos» que agrupa planos rodados con cámara en mano. Es como si toda la película estuviera compuesta por destellos de recuerdos o sueños, por eso nos seguirá acompañando tiempo después de su visionado.


¿Qué te ha parecido la película?

Suzhou River

8.5

Puntuación

8.5/10

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