Las críticas de Daniel Farriol en el 26 Festival de Málaga 2023:
Trigal
Trigal es un drama mexicano que está escrito y dirigido por Anabel Caso. La historia nos muestra a una adolescente que se va a pasar el verano a casa de sus tíos para estar durante las vacaciones junto a sus dos primas. Durante esos días de juegos y descubrimientos las chicas conocerán a un hombre casi veinte años mayor que probablemente marcará su paso de la pubertad a la adolescencia.
Está protagonizada por Emilia Berjón (Vencer el miedo), Abril Michel (El amor invencible, Dulce obsesión), Alberto Guerra (El refugio, No abras la puerta), Úrsula Pruneda (Volveré, Alex Winter), Nicolasa Ortíz Monasterio (Yellow, La marca del demonio), Gerardo Trejoluna (El norte sobre el vacío) y Guillermo Villegas. La película ha podido verse en Marzo de 2023 dentro de la Sección Málaga Premiere de la programación del 26 Festival de Málaga 2023.
El despertar sexual de Sofía
Trigal es la ópera prima de la directora argentina afincada en México, Anabel Caso, donde expande el universo ya creado en su cortometraje Sofía (2016) que planteaba el encuentro sexual, en una gasolinera perdida en mitad de la nada, entre una adolescente y un desconocido mucho mayor que ella.
Tomando como referencia sus propios recuerdos de infancia y la abrupta manera de acercarse a la sexualidad que tuvo durante su adolescencia, la directora entrega el protagonismo a Sofía (Emilia Berjón), una chica de ciudad bastante tímida que comienza a interesarse por los cuerpos masculinos desnudos y los sentimientos desconocidos que provocan en su propio cuerpo.
Durante un largo y caluroso verano será enviada por su madre a casa de su tía para que la chica pase las vacaciones junto a sus primas, Cristina (Abril Michel) y Silvia (Nicolasa Ortíz Monasterio), un lugar donde su precoz despertar sexual se verá incrementado por la presencia de los trabajadores de una fábrica que hay más allá de los trigales que separan la finca del pueblo y, en especial, por J.C. (Alberto Guerra), un hombre de campo rudo y atractivo que debe tener unos 20 años más de edad que las chicas.
Un campo de trigo como metáfora del paso a la adultez
Trigal describe, con sensibilidad y elegancia, todo el proceso de autodescubrimiento y de contradicciones internas que alberga la preadolescencia ante situaciones en que las chicas no tienen los recursos emocionales necesarios para manejarse adecuadamente. El trigal del título se erige en una metáfora acerca del crecimiento personal transformando ese campo vallado con alambre de espino en la separación física que hay entre el mundo infantil y el adulto. Es un contraste a veces incierto que las chicas quieren recorrer demasiado rápido como si se tratase de un juego prohibido sin conocer las consecuencias reales que podría haber tras ello.
Las dos primas de Sofía también inciden en ese mismo distanciamiento entre ser niña y mujer. Mientras que Cristina adopta un aspecto de «lolita», pintándose los labios y vistiendo de manera seductora para sentirse deseada, su hermana Silvia, en cambio, no se interesa nunca por su imagen y casi no sale de casa debido a que padece una leve discapacidad que la mantiene concentrada en juegos más infantiles. Sofía se encuentra en un estado intermedio entre las dos primas. Por otro lado, la atención sobreprotectora que recibe Silvia por parte de sus progenitores provoca los celos de Cristina que se siente abandonada y por eso busca ese cariño que anhela en las miradas ajenas.
Precisamente la envidia es otro elemento clave para entender las relaciones entre los personajes y cómo se van modificando las dinámicas de comportamiento entre ellos. El triángulo sentimental que se crea en la relación imaginaria entre Cristina, Sofía y J.C. tiene su propio eco en los adultos que deben velar por las chicas, aunque toda esta parte queda bastante más diluida en la narrativa y carece del mismo peso dramático.
Los límites del consentimiento
Trigal nos habla del deseo y los peligros que conlleva debido al desconocimiento o la inexperiencia. En ese sentido, Anabel Caso nos sirve una escena envenenada en el tercer acto, tan cargada de tensión como incómoda, donde pone en entredicho cuáles son los verdaderos límites del consentimiento en las relaciones sexuales y cómo pueden variar según sea el periodo vital por el que pasa cada persona. No se trata de una película feminista ni aleccionadora, pero sí que pone sobre la mesa algunas reflexiones interesantes acerca de la sexualidad y de la vulnerabilidad que poseen las chicas adolescentes ante sus primeras experiencias con el sexo opuesto.
Es una pena que el guion acabe siendo tan reiterativo en la parte central y que su pequeña historia de aprendizaje se alargue innecesariamente hasta las casi dos horas de metraje. Sin embargo, Trigal es un trabajo delicado y con imágenes hermosas que nos habla del despertar sexual de una preadolescente y sobre el temor/atracción que sentimos hacia lo desconocido (el sexo, sí, pero también la muerte). El filme funciona tan bien gracias al trabajo que desempeñan sus jóvenes intérpretes para conseguir transmitir esa espontaneidad e ingenuidad inherentes a la edad que tienen, destacando también la importancia que la película otorga a los cuerpos como transmisores del deseo humano sin caer en lo morboso o gratuito.
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