viernes, abril 26, 2024

Crítica de ‘El camino’: Notable adaptación de la novela de Miguel Delibes a cargo de Ana Mariscal

Las críticas de José F. Pérez Pertejo:
El camino

La obra literaria de Miguel Delibes ha sido adaptada al cine, con desigual acierto, en numerosas ocasiones, fundamentalmente a partir de la década de los 70 del pasado siglo. Mientras algunas resultaron claramente fallidas como Una pareja perfecta (Francesc Betriú, 1997) basada en la novela «Diario de un jubilado» (1995), otras son auténticas cumbres de la historia del cine español como Los santos inocentes (Mario Camus, 1984) que deslumbró a crítica y público en el Festival de Cannes y sirvió para que Paco Rabal y Alfredo Landa se alzasen con el premio de interpretación masculina.

Cuando pensamos en «El camino», tercera novela y una de las obras maestras del escritor vallisoletano publicada en 1950, a casi todos se nos viene a la memoria la miniserie que para Televisión Española filmó en 1978 la excelente directora Josefina Molina, tenida por muchos (con absoluta justicia) como el gran referente (junto a la llorada Pilar Miró) a la hora de abrir el camino de la dirección cinematográfica en España a las mujeres.

Lo que ya no es tan conocido es que, quince años antes, en 1963, ya se había filmado una previa adaptación de El camino, en este caso al cine, que también había sido dirigida por una mujer en unos tiempos en los que el hecho de que las mujeres accedieran a la dirección cinematográfica era absolutamente excepcional. De hecho, Ana Mariscal, una de las actrices españolas más populares de los años cuarenta, es considerada como una de las pioneras del cine español desde el momento en que en a principios de los cincuenta fundó su propia productora (Bosco Films) con la que se dedicó a producir, escribir y dirigir sus películas construyéndose una filmografía como directora que alcanzó la nada desdeñable cifra de once largometrajes.

Quizá el mejor de todos ellos sea precisamente El camino, a pesar de que cayera injustamente en el olvido hasta que, en 2021, el Festival de Cannes recuperase una copia digitalizada y restaurada para su sección Cannes Classics. Es precisamente esa copia magníficamente restaurada la que puede verse, tras años de ostracismo, en la plataforma FlixOlé y que nos ha permitido descubrir un film más que notable que guarda una fidelidad exquisita a la novela de Delibes al tiempo que se constituye como un buen ejemplo (tardío en lo cronológico) de lo mejor del neorrealismo español que lo emparenta estilísticamente con títulos como Surcos (José Antonio Nieves Conde, 1951), Mi tío Jacinto (Ladislao Vajda, 1956) o Calle Mayor (Juan Antonio Bardem, 1956).

El Camino comienza con una puesta en situación, voz en off mediante, que describe al principal protagonista del film, un niño de once años llamado Daniel y apodado el Mochuelo (José Antonio Mejías), en un pequeño pueblo aislado en el que la vida transcurre con apariencia anodina y regida por los poderes fácticos del pueblo: el cura Don José (Joaquín Roa) y las beatas comandadas por Doña Lola, apodada la Guindilla Mayor (Julia Caba Alba) que vigilan la salvaguarda de la religión entendida de forma farisea y, por tanto, basada en apariencias.

Daniel, a quien su padre (el quesero) quiere mandar a estudiar a la ciudad para que pueda tener una vida diferente a la suya (progresar, lo llama) rememora, la noche antes de su partida, lo que han sido sus once años de vida sin ir más allá de las montañas que circundan el pueblo, fundamentalmente las correrías infantiles junto a sus mejores amigos, Roque el Moñigo (Ángel Díaz) y Germán el Tiñoso (Jesús Crespo); su despertar sensual con la atracción que le despierta la hija del rico del pueblo (Mari Paz Pondal) y el amor platónico que no acierta a corresponder que le muestra la pequeña Mariuca (Maribel Martín).

Ana Mariscal, en su séptima película como directora, adopta una posición de observadora y hace invisible su cámara con maestría gracias a una excepcional composición de los planos que consiguen un naturalismo ejemplar en todas las secuencias exteriores, con una delicada exaltación de la naturaleza y del conocimiento de los pájaros además de un cuidado retrato de esa vida rural española en los años cuarenta y cincuenta de la que tanto se ocupó Delibes: sus usos y costumbres, los antiguos oficios hoy desaparecidos (el herrero, el curtidor, el citado quesero…), y la pequeña sociedad jerarquizada en la que el cura, el médico y el maestro ocupan la cúspide de una pequeña población que, por otra parte, vive en completo aislamiento y únicamente conoce “de oídas” lo que se hace y cómo se vive en la capital.

Particularmente brillante es la filmación de la secuencia de la cucaña en la fiesta del pueblo o el tratamiento del rudimentario Cine Club urdido por Don José y la Guindilla con películas católicas a machamartillo con el fin de adoctrinar a los jóvenes del pueblo.

También consigue un cuidado retrato de personajes, huyendo de representarlos como meros arquetipos, el problema (y acaso sea esta la mayor debilidad de la película) es que la puesta en escena de las secuencias de interior es excesivamente teatral y las interpretaciones de los actores adultos (todos ellos fantásticos, por otra parte) son también de marcado carácter teatral, algo que se hace particularmente notorio en las secuencias entre los padres de Daniel el Mochuelo o las que tienen Julia Caba Alba y Joaquín Roa que hacen una auténtica clase magistral de interpretación escénica, al más puro estilo de las grabaciones de Estudio 1, que, en el cine, no funciona demasiado bien. Esto se agrava si tenemos en cuenta el estilo realista de la película y que los intérpretes infantiles, curiosamente, hacen unas interpretaciones totalmente naturalistas.

Sería injusto reducir El camino a la etiqueta de película pionera de la dirección cinematográfica femenina en España, ojalá eso no fuera más que una anécdota porque estamos ante una película notable cuyas virtudes cinematográficas van mucho más allá de todo eso. Me produce cierta tristeza que haya tenido que ser el cine francés quien la rescatase del olvido, impulsase su restauración, la exhibiese en el Festival de Cannes y la editase en DVD. Al menos ahora puede verse en nuestro país gracias a la plataforma que más cuida nuestro cine. Ojalá alguna editora tome ejemplo y la edite también en formato doméstico. Ojalá no sea más que el principio del rescate de muchas otras películas españolas que han caído injustamente en el olvido. Demasiados “ojalá”.


¿Qué te ha parecido la película ‘El camino’?

El camino

7.5

Puntuación

7.5/10

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