Las críticas de Daniel Farriol:
Mad Heidi
Mad Heidi es una comedia negra de nacionalidad suiza que está dirigida por Johannes Hartmann y Sandro Klopfstein, los cuáles también co escriben el guion junto a Trent Haaga y Gregory D. Widmer. La historia nos muestra a Heidi, una joven que vive en las montañas y es secuestrada por las tropas gubernamentales que desean instaurar un nuevo orden autocrático en Suiza, por lo que deberá defenderse y liderar una brutal guerra para liberar a su pueblo. Está protagonizada por Alice Lucy (Junction 9), Max Rüdlinger (Tandoori Love, Breakout), Casper Van Dien (Starship Troopers, Murder at Hollow Creek), Almar G. Sato (Nueva Tierra, Letters to Paul Morrissey), David Schofield, Kel Matsena, Leon Herbert, Rebecca Dyson-Smith y Pascal Ulli. La película se ha estrenado en España de la mano de Con un Pack el día 24 de Noviembre de 2022.
La primera Swissploitation de la historia del cine
Efectivamente, Mad Heidi es una película tan gamberra y desvergonzada como cabría esperar. Poco queda ya de la dulce niña de los Alpes que encandiló a toda una generación protagonizando aquel famoso kodomo (anime infantil) producido por el estudio de animación japonés Zuiyo Eizo e inspirándose en una novela de la escritora suiza Johanna Spyri. Heidi (Alice Lucy) es aquí reconvertida en una guerrera antifascista que buscará venganza contra todos aquellos que le arrebataron a sus seres queridos y que buscan imponer un nuevo orden suizo que nos recordará mucho en su simbología o maneras de actuar al nacionalsocialismo alemán del Tercer Reich.
La película se autodenomina como la primera Swissploitation de la historia, término acuñado a partir del cine de explotación que proliferó especialmente durante las décadas de los 60 y 70 con películas de bajo presupuesto hechas para consumo rápido que ponían el énfasis en la violencia, el sexo y el humor más macarro. Mad Heidi cumple con esa premisa mediante un popurri genérico que incluye elementos de la nazi exploitation, el spaghetti western, el péplum, las wip movies («Women in Prison«) o el cine de artes marciales. En definitiva, un disfrute palomitero sin más pretensiones que las de hacer pasar un buen rato al personal, en especial, si la película se ve en el marco de un festival o un evento con más personas dispuestas a entrar en el juego propuesto.
El imperio fascista del queso suizo
Mad Heidi se inicia con un aviso de los productores donde se nos advierte que la película se ha realizado al margen de cualquier estudio de cine convencional y que se ha financiado parcialmente mediante micromecenazgo solo por amor al cine «just love for film».
En la primera escena se despoja a Heidi de su inocencia infantil cuando la vemos retozando semi desnuda con un Pedro «el cabrero» que ha sido racializado para la ocasión y con el que acaba de tener sexo. Los personajes de los dibujos tienen su símil en la película, con algunas leves modificaciones, como el abuelito de Heidi, Alpöhi (David Schofield), que es igual de huraño y solitario, pero con el añadido de que fue un revolucionario y está tuerto; Klara (Almar G. Sato), la niña paralítica que aquí aún no lo está y conoce a Heidi cuando es capturada por los nazis suizos; o la amargada Señorita Rottenmeier, institutriz de Klara, que aquí tiene su espejo en Fräulein Rottweiler (Katja Kolm), una carcelera con muy mala baba y tendencias de dominatrix.
La historia nos muestra a un autoritario Presidente de Suiza (Casper Van Dien) que con la ayuda de Kommandant Knorr (Max Rüdlinger) y el Dr. Schwitzgebel (Pascal Ulli) pretende instaurar un monopolio en la fabricación del queso suizo, persiguiendo a todos aquellos que, como Pedro, trafican con queso de cabra casero como si estuvieran vendiendo droga en el mercado negro. Otros que lo tienen mal con su ascenso al poder son los intolerantes a la lactosa que serán perseguidos como los judíos por los nazis y obligados a comer queso hasta colapsar.
Estereotipos sociales y homenajes cinéfilos
El humor surrealista de Mad Heidi es la tónica general, exagerándose todos los tópicos habidos y por haber acerca de la población suiza hasta el punto de matar a alguien clavándole un Toblerone en la traquea o convertir el Schwingen (variedad suiza de lucha libre) en la atracción de un circo romano-suizo. El despiporre final está adscrito a la más casposa Serie B de ciencia-ficción incluyendo a científicos locos creando un queso de tal pureza que convierte a todo aquel que lo prueba en un mutante lácteo de fuerza descomunal. Ese festín sangriento de la media hora final es justo lo que estábamos esperando, aunque la película tarde demasiado en llegar hasta ese punto.
Por el camino se deslizan homenajes a Sergio Leone (¡esa banda sonora!), Robert Rodríguez o Quentin Tarantino, y tomando prestadas frases e ideas de multitud de películas sobre gladiadores y vaqueros o también del cine bélico y carcelario que os dejo vayáis descubriendo por vosotros mismos. En ese sentido, destaca la larga secuencia de la transformación de Heidi en Mad Heidi, con evidentes reminiscencias visuales de Kill Bill: Volumen 2, con una especie de hada Helvética asumiendo el rol de maestro Kung-fu, todo muy loco. Está claro que Mad Heidi no es una película para todos los públicos, solo gustará a gente con sentido del humor, sin prejuicios y con predilección por el cine de explotación de antaño que aquí se actualiza a los nuevos tiempos mediante un mensaje revolucionario con conciencia de género.
«Rest in Cheese, Bitch»
Los efectos visuales combinan CGI con métodos más artesanales y, pese al reducido presupuesto con el que se cuenta, hay suficientes escenas creativas salpicadas por gore salvaje y chistes de índole sexual. No todos los gags funcionan igual, pero sí se incluyen frases de culto instantáneo como la de «Rest in Cheese, Bitch». Por su parte, el reparto realiza un trabajo desigual, pero resulta divertido toparse con actores de Starship Troopers (Paul Verhoeven, 1997) o Gladiator (Ridley Scott, 2000) totalmente pasados de vuelta y, así mismo, Alice Lucy es una Heidi más que convincente. Tanto si te gusta el queso como si eres intolerante a la lactosa, te advierto que los directores ya han amenazado con una secuela que llevará por título Heidi & Klara donde seguiremos las andanzas de las dos amigas con ganas de seguir pateando más culos fascistas. ¿Te apuntas?
¿Qué te ha parecido la película?