sábado, abril 27, 2024

Crítica de ‘El gran Maurice‘: Deliciosa y divertida, con un enorme protagonista

Las críticas de Laura Zurita:
El gran Maurice

Maurice Flitcroft es un gran soñador y un eterno optimista. En 1976, consiguió entrar en el Campeonato Británico de Golf por la vía de la clasificación. Durante el torneo, jugó la peor ronda de la historia del Open. Sin embargo, el público empatizó con su derrota y se convirtió en un héroe popular.

El gran Maurice está dirigida por Craig Roberts e interpretada por Mark Rylance, Sally Hawkins y Rhys Ifans. La película se estrena en España el 18 de noviembre de 2022 de la mano de A Contracorriente Films.

Maurice, todo un personaje

El gran Maurice es la historia increíble de un increíble personaje. En su edad madura, y enfrentado a una reducción de plantilla en su empresa, Maurice Flitcroft se decide a buscar otra cosa en la que ocuparse. Razona que, como hemos escuchado tantas veces en obras más o menos bienintencionadas, cuando te dedicas a algo con todas tus fuerzas, al final lo conseguirás. Solo que lo que desea es destacar en un deporte eminentemente elitista, el golf, en una sociedad tan clasista como la británica. Eso da lugar a una serie de situaciones entre divertidas y embarazosas, cuando los golfistas se ven confrontados con un Don Nadie que quiere ser uno de ellos. 

Aparte del aspecto exterior de Maurice, que aparece contento y ufano, sintiéndose elegante con su ropa de baratillo, su marcado acento de clase baja lo delata desde que abre la boca, por no hablar de su estilo de juego (su swing es inclasificable, desconcertante, extrañísimo incluso para la persona más ignorante en cuanto al golf). Afortunadamente Maurice no se da cuenta (o no quiere darse cuenta) de hasta qué punto no encaja en este mundo, y se inscribe en el Open. Nada, ni la derrota ni las burlas ni la realidad misma, parece poder disuadirlo de su conmovedor optimismo. 

El título original de la película, The phantom of the Open (El fantasma del Open, el título de un libro escrito sobre él en el que se basa la película), es un guiño cariñoso y divertido, una referencia clara a El fantasma de la Ópera. Un fantasma es un ser que aparece y desaparece, un poco fuera de lugar, como el mismo Maurice Flitcroft, solo que este último no tiene nada de etéreo, es de carne y hueso, deliciosamente material y real.

 Divertida y deliciosa

El gran Maurice es una película divertidísima, con un sentido del humor fino y elegante, con más ingenio que carcajadas. Es gozoso ver los entrenamientos de Maurice, y la seriedad con la que se toma su preparación al Open, y su misma actuación en éste, por no mencionar sus andanzas posteriores. Pero bajo la superficie se asoma una crítica social, sutil, pero penetrante. La inseguridad en el empleo de la era Thatcher y el desdén y la cerrazón de las clases altas, que crean su propio espacio con la barreras inmateriales, pero casi impenetrables, que se despliegan alrededor de Maurice, aunque éste intenta no verlo.

El giro final, que hace que la caída sea menos dura, es tan inverosímil y mágico que solo nos lo creemos porque es real y fidedigno. Y lo que podría hacer parecido una fábula moral muestra ser una historia muy humana, llena de contradicciones y paradojas, y de personas de carne y hueso. Y es que, a veces, la vida real también tiene páginas luminosas que devuelven la fe en el ser humano.

La estética de la película es casi documental. La casa de Maurice es modesta, y la paleta de colores y el granulado de las imágenes recuerda más que nada a un vídeo casero de los años 70, por no hablar del vestuario de Maurice y los extraordinarios modelos y cortes de pelo de sus hijos (¿De verdad algún día nos vestimos y peinamos así?). 

Un gran protagonista

Pero la película no sería la delicia que es sin Mark Rylance como protagonista. El actor se transforma completamente en Maurice, con su fuerte acento de clase baja, sus maneras torpes y su porte desaliñado. Casi vemos avanzar a fuego lento sus pensamientos mientras reflexiona y habla, de forma lenta y convencida, albergando los pensamientos más fantásticos en pocas y concisas frases.

Rylance es adorable en su torpeza, se percibe lo grande de su actuación al ver cómo ha mimetizado al propio Maurice, que nos saluda en algún momento de la película. La incondicional Jean, su esposa, es interpretada por Sally Hawkins, siendo también estupenda, en un papel menos lucido pero al que saca mucho partido.

Quizás no sea la película más alabada por la crítica esta semana, pero se disfruta mucho. Por eso me atrevo a recomendar encarecidamente El gran Maurice, una película deliciosa y divertida sobre un personaje adorable, que ofrece también un lúcido retrato de la situación de la clase obrera en el Reino Unido en los años 70.


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El gran Maurice

8.5

Puntuación

8.5/10

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