sábado, octubre 12, 2024

Crítica de ‘1899’: El barco fantasma y los misterios del pasado

Las críticas de Daniel Farriol:
1899

La serie alemana 1899 tiene detrás a Baran bo Odar y Jantje Friese, los mismos creadores de la serie Dark. La historia nos transporta hasta un barco de vapor donde viajan multitud de inmigrantes europeos rumbo a una nueva vida en los Estados Unidos. Durante el trayecto, descubren otro barco de inmigrantes a la deriva en alta mar y al ir a rescatarlo su viaje dará un giro inesperado que conectará el pasado de cada uno de los pasajeros a través de una complicada red de secretos.

Está protagonizada por Emily Beecham (Little Joe, Into the Badlands), Aneurin Barnard, Andreas Pietschmann, Miguel Bernardeau, Maciej Musial, Lucas Lynggaard Tønnesen, Rosalie Craig, Clara Rosager, Maria Erwolter, Yann Gael, Isabella Wei, José Pimentão, Gabby Wong, Mathilde Ollivier y Jonas Bloquet. La serie se ha estrenado en Netflix el día 17 de Noviembre de 2022.

‘1899’ es un trampantojo visual

Había mucha expectación para ver que se sacaban de la chistera los alemanes Baran bo Odar y Jantje Friese, creadores de la exitosa serie Dark donde combinaban suspense y ciencia-ficción en un rompecabezas casi ininteligible que requería ver los capítulos con un croquis al lado. 1899 juega en la misma liga para contentar a sus seguidores, aunque la infinidad de trucos empleados para sorprender al personal pueden llegar a resultar agotadores y menos originales de lo que aparentan ser.

La trama nos traslada hasta el interior de un barco de vapor ocupado por inmigrantes europeos y de otras nacionalidades en una larga travesía por el océano atlántico en busca de un «sueño americano» que pueda ofrecerles una mejor vida. Durante el trayecto reciben una comunicación con las coordenadas de otro barco que creían desaparecido y que está navegando a la deriva, por lo que el capitán Eyk Larsen (Andreas Pietschmann) decide cambiar el rumbo, en contra de la opinión del resto de la tripulación y pasajeros, en busca de posibles supervivientes que aún permanezcan a bordo del barco siniestrado. Sin embargo, eso solo será el principio de un viaje infernal que conectará el pasado de cada uno de los pasajeros a un enigma mucho más grande de lo que puedan llegar a imaginar.

Bajo esa misteriosa premisa se construye una serie adictiva lleva de recovecos imposibles que integra conceptos de la filosofía griega con otros de carácter científico en un vistoso trampantojo teórico que le sirve para ocultar el verdadero vacío argumental de algunas de sus metáforas.

Maura y la multiculturalidad

Los primeros cuatro capítulos de 1899 manejan con pericia los diversos misterios que se plantean y que, cada vez, van enredando más la trama hasta límites insospechados. La protagonista de la serie es Maura Franklin (Emily Beecham), una mujer de clase alta, independiente, que viaja sola pese a las habladurías, y que no se lo piensa ni un momento cuando tiene que ayudar a Tove (Clara Roseger), una mujer embarazada de clase baja que está rabiando de dolor. Maura ha estudiado medicina, pero en el Reino Unido de entonces no se le permitía ejercer su profesión por ser mujer.

Tal y como sucedía abordo del Titanic, las distintas clases sociales viajan en el barco separadas según sea su poder adquisitivo. Los ricos duermen en camarotes individuales con acceso a un restaurante de lujo mientras que los viajeros de tercera clase están hacinados en literas de la parte baja del barco separados de cubierta como si fueran animales por una reja con candado.

Aún siendo Maura el personaje principal, la serie mantiene una coralidad que nos presenta a multitud de personajes de distinta clase social y, también, diferentes nacionalidades, lo que a veces les complica la comunicación al hablar distintos idiomas entre ellos (no sé cómo habrán solucionado esto en la versión doblada). También se juega con ello para abarcar diversos aspectos raciales, sexuales o de perspectiva de género, cuya presencia parece indispensable en el esquema de cualquier producción actual. La realidad es que aparecen tantos personajes que sería demasiado extenso mencionarlos a todos, pero reseñaremos a algunos de los más destacados.

Los personajes principales de un reparto coral

Además de las citadas Maura, Tove y del capitán Eyk, tenemos a: Krester (Lucas Lynggaard Tønnesen), hermano de Tove, que tiene un ojo desfigurado y se siente atraído por Ángel (Miguel Bernardeau), un acaudalado hombre de negocios español que viaja con su hermano sacerdote, Ramiro (José Pimentão), el cual descubriremos a posteriori que es portugués y ni es su hermano ni tampoco sacerdote; una pareja francesa de recién casados, Lucien (Jonas Bloquet) y Clémence (Mathilde Ollivier), él es impotente y ella está insatisfecha, por lo que buscarán la atención que no tienen en otros pasajeros; Ling Yi (Isabella Wei) y su madre Yuk Je (Gabby Wong), las cuáles huyen de un trágico pasado que obliga a la primera a convertirse en geisha, aunque en realidad se siente atraída por Olek (Maciej Musial), un carbonero que trabaja en la sala de máquinas.

Entre pasajeros y tripulación hay muchos otros personajes importantes en la serie 1899 como la fanática madre de Tove y Krester, Iben (Maria Erwolter), sin poder obviar tampoco a los dos pasajeros del barco fantasma que serán indispensables para el desarrollo de la trama, el enigmático Daniel Solace (Aneurin Barnard) y el niño (Fflyn Edwards) que no pronuncia palabra pese a conocer gran parte de los secretos que encierra el barco. El comportamiento de algunos es un poco errático sin analizamos de principio a fin esta primera temporada. Un punto a destacar es que las relaciones emocionales entre los diversos personajes se plasmarán en su máxima expresión mediante una tensión sexual, resuelta o no, con varias parejas imprevistas que a veces formarán un triángulo de difícil equilibrio.

Lo que sí es cierto es que la serie durante los primeros episodios se centra con detalle en darnos a conocer a todos ellos para generar la necesaria empatía, eso sí, siempre con una sombra de misterio referida a eventos de su pasado. Sin embargo, a partir del quinto capítulo en que se comienza a descubrir el «pastel» de lo que está ocurriendo en el barco, la importancia de los personajes decrece mucho y sus historias quedan desdibujadas dentro de la vorágine de giros de guion que buscan el impacto fácil y que absorben multitud de referencias de otras películas o series.

Entre el guiño y la copia de otras producciones de ciencia-ficción

De ese modo, 1899 es una serie que puede verse como un cruce, entre otras, de Perdidos (Lost) (J. J. Abrams y Damon Lindelof, 2004-2010) con Westworld (Jonathan Nolan y Lisa Joy, 2022), o, si se prefiere, de El barco (Álex Pina e Iván Escobar, 2011-2013) con Matrix (Lilly Wachowski y Lana Wachowski, 1999), y que busca acoger en su regazo infinitos guiños, homenajes o ideas de diversa índole que parecen inspiradas/copiadas de «Solaris» de Stanisław Lem, Triangle (Christopher Smith, 2009), La cabaña en el bosque (Drew Goddard, 2011) o, incluso, El resplandor (Stanley Kubrick, 1980), por ejemplo, cambiando libros de navegación por una máquina de escribir. Lo que no impide que muchas ideas las acojamos con gusto en una apuesta de género enfocada a un público mayoritario.

Todo ese mejunje fantástico se nos inyecta sin epidural de manera que desde el capítulo quinto hasta el delirante cliffhanger final del último capítulo, la serie nos obliga como espectadores a dar constantes saltos de fe para hacer digestivas las rocambolescas situaciones mientras contemplamos a personajes correr por el barco como pollos sin cabeza dentro de un laberinto que va cambiando su paisaje de forma constante como un Pyraminx (cubo de Rubik triangular) en manos de un epiléptico.

Lo mejor que tiene 1899 es un lujoso acabado técnico con efectos visuales tan espectaculares que te atrapan más allá de lo endeble que se vuelva la historia en algunos momentos. También destacan los temazos que suenan de manera anacrónica al final de cada capítulo y que incluyen «White Rabbit» de Jefferson Airplane, «Child in Time» de Deep Purple, «The Killing Moon» de Echo and the Bunnymen, «(Don’t Fear) the Reaper» de Blue Öyster Cult, «The Wizard» de Black Sabbath, «All Along the Watchtower» de Jimi Hendrix, «The Wind (Of My Soul)» de Cat Stevens y «Starman» de David Bowie. ¿Alguien da más?

¿Nos podemos tomar en serio todo el trasfondo filosófico?

No me queda del todo clara la elección del año 1899 para ubicar la acción de la serie más allá de entender que es la entrada al siglo XX, en pleno auge del colonialismo y de la reestructuración territorial del mundo tal y como lo conocemos en la actualidad. Se desliza una sutil pista con la aparición en un par de escenas de la novela «El despertar» de Kate Chopin, que fue publicada precisamente ese año, pero resulta una referencia un poco pillada por los pelos. Es una historia feminista acerca del difícil papel que tenía la mujer en pleno siglo XIX, donde el «despertar» del título hace mención a la creciente libertad social y sexual que anhela la protagonista. En la serie, aunque hay mujeres que realizan pequeños actos de rebelión feminista, el despertar es más un recurso para conectar lo real con lo imaginario, el presente con el pasado, iniciándose así cada capítulo con un personaje distinto que despierta tras sufrir una pesadilla.

Hilando más fino, podemos decir que en 1899 Ernest Rutherford descubrió las partículas alfa y beta que anticiparían los estudios posteriores en energía nuclear y cuyos nombres fueron extraídos del alfabeto griego. En su adaptación a la psicología, alfa y beta sirven para separar personalidades humanas entre líderes y sumisos, algo a lo que se hace referencia en la búsqueda bladerunneriana del «creador» por parte de sus «marionetas». Siguiendo con ese hilo, el epígrafe en griego antiguo de la letra A es uno de los símbolos recurrentes en la serie que adquiere su auténtica forma física mediante una pirámide que, al igual que la caja azul de Mulholland Drive (David Lynch, 2001), necesita de una llave para interconectar la dimensión onírica con la real hasta confundirlas en una sola. Así pues, toda esta farfolla referencial que os traigo aquí puede ser tomada en serio o no, según el criterio de cada lector.

Lo cierto es que algo de verdad hay si tenemos en cuenta los diálogos que citan «el mito de la caverna de Platón» para explicar que todos somos prisioneros en la ignorancia y que solo al liberarnos podemos adquirir el verdadero conocimiento. A eso hay que añadirle que los nombres de los barcos no están elegidos al azar, Kerberos (nombre griego del ser mitológico que vigilaba la puerta del inframundo) y Prometheus (el que desafió a los dioses, estando asociado al progreso y sacrificio humanos). ¡Pero que nadie se asuste! 1899 es principalmente una serie de intriga y ciencia-ficción muy entretenida que puede disfrutarse sin todo este trasfondo filosófico que sí es algo que nos sirve para contextualizar más lo qué nos quieren contar. No inventa nada nuevo, pero su mayor virtud es hacer creer que sí.

Listado de episodios de la serie ‘1899’

1899 es una serie de ciencia-ficción alemana que está compuesta por 8 episodios de 50 minutos cada uno.

Episodio 1 – El barco

Maura ayuda a una embarazada. El capitán toma una valiente decisión tras recibir la señal de un barco perdido… y hace un hallazgo alucinante.

Episodio 2 – El niño

El capitán experimenta unos flashbacks inexplicables. Un hombre extraño sigue a Maura hasta su camarote, en donde se esconde un niño. Un escarabajo desata una tragedia.

Episodio 3 – La niebla

Una niña y otros pasajeros afrontan un destino terrible. Olek libera a Ling Yi de una caja. El capitán hace un descubrimiento que pone en duda su confianza en Maura.

Episodio 4 – La pelea

Varios pasajeros y miembros de la tripulación registran el barco en busca del niño tras encerrar al capitán, Olek, Jérôme y Ramiro. El secreto de Krester sale a la luz.

Episodio 5 – La llamada

Maura lidia con unos flashbacks espeluznantes y, más tarde, hace un descubrimiento sobre su padre. Un sonido da lugar a que algunos pasajeros salten por la borda.

Episodio 6 – La pirámide

Tove revive escalofriantes momentos del pasado y quiere matar al niño. Daniel sigue a Maura y al capitán hasta un lugar extraño. El padre de Maura aparece con un mensaje.

Episodio 7 – La tormenta

Daniel le pide algo a Maura, pero ella no entiende a qué se refiere. Olek y Ling Yi pilotan el barco antes de producirse una tragedia. Se revela la identidad de Elliot.

Episodio 8 – La llave

Maura les cuenta una verdad inconcebible a los pasajeros. Luego, los recuerdos de todos se mezclan y Daniel cambia un código. Maura se enfrenta a una realidad inesperada.


¿Qué te ha parecido la serie?

1899

7

Puntuación

7.0/10

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