Las críticas de Daniel Farriol en el 75 Festival de Locarno:
Paradise Highway
Paradise Highway es un thriller dramático estadounidense que está escrito y dirigido por Anna Gutto (Navidad en casa). La historia sigue a una camionera que es forzada a contrabandear con cargamento ilícito para salvar a su hermano que está en prisión y está siendo extorsionado para seguir con vida. El problema llega cuando el último paquete a entregar antes de lograr la libertad resulta ser una niña que va a ser vendida a un pederasta. Está protagonizada por Juliette Binoche (Fuego, En un muelle de Normandia), Hala Finley (Hypnotic, Man with a Plan), Morgan Freeman (Muti, Una noche de venganza), Frank Grillo (El engaño, Un día para morir), Cameron Monaghan, Christiane Seidel, Veronica Ferres y Jackie Dallas. La película ha podido verse en la Sección «Piazza Grande» del 75 Locarno Film Festival 2022.
Una película sobre el tráfico de menores que fue gestándose en diversos cortos
Paradise Highway es un filme bienintencionado que acaba siendo demasiado superficial al no acabar de decidirse entre activar los códigos del thriller o centrarse en el drama de denuncia social sobre un tema tan espinoso como es la trata de blancas y la prostitución infantil. Anna Gutto es una directora noruega (su apellido completo es Guttormsgaard) que vive a caballo entre Oslo y Los Ángeles, lugares donde ha podido desarrollar una extensa trayectoria como actriz y directora teatral a la que ahora quiere darle continuidad en el cine.
Algunas de las ideas principales que hallamos en la película ya estaban esbozadas en sus primeros cortos. Tanto en The Creation of Leila M. (2012) como en A Light Above (2017), encontramos en una forma embrionaria historias sobre niñas que son utilizadas por las redes de tráfico sexual, de hecho, las dos protagonistas comparten el mismo nombre, Leila, que es también el que tiene el personaje de Hala Finley en la película. Por otro lado, en el corto Miss Them When I’m on the Road (2012) la directora exploraba la relación entre una madre y su hija durante un trayecto por carretera. Con esas dos ideas en mente se construye el guion de Paradise Highway que permite a la directora ahondar en las repercusiones psicológicas del maltrato en la infancia, así como en esa relación materno-filial sanadora que surge de una manera inesperada entre la camionera y la niña.
Tiene más de fábula que de realismo
El mayor problema que posee Paradise Highway es su falta de credibilidad en muchos momentos, además de una molesta tendencia acrecentada en el final que busca la conexión con el público a través de los tropos más manidos del thriller de sobremesa. Son claros ejemplos de todo esto la secuencia en que la camionera Sally (Juliette Binoche) debe conducir al borde de un coma etílico con la única ayuda de la niña (Hala Finley) que no solo es capaz de enderezar el volante para no estrellarse durante una persecución sino que antes también logra zafarse de esas personas en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Si ese momento se hubiera tratado con humor, tal vez, hubiera funcionado mejor, pero nadie es capaz de tomarse en serio lo que sucede ahí.
Por desgracia, los veinte minutos finales de la película son también desastrosos. El guion inserta algunos giros «sorpresa» que dan al traste con el buenhacer de una película que logra sus mejores momentos cuando elude la espectacularidad y se centra con mayor sutileza en los apartados íntimos de la relación entre la camionera y la niña, excelente química entre Binoche y Finley, o en el retrato de ese policía ya jubilado que trabaja como asesor, Gerick (Morgan Freeman), que si bien es un personaje que está caracterizado en base a los estereotipos de las buddy movies, sí permite alternar con efectividad la trama de investigación policial con el drama humano a través de los hallazgos que van haciendo los policías y que describen el horror sufrido por las niñas sin querer ahondar en el morbo explícito.
El filme resulta entretenido y se deja ver con facilidad, aunque hubiera tenido mayor impacto emocional sin esas licencias hacia el thriller de baratija con «malos» sin trasfondo interesante o traumas del pasado que irrumpen en el presente para justificar algunas actitudes injustificables. Entiendo que lo que busca la directora Anna Gutto es poner sobre el tapete temas que le preocupan y hacerlos llegar al máximo número de personas mediante un producto de espíritu comercial y apto para todos los públicos, pero es una lástima que mientras recorremos con ella esa árida carretera que nos lleva del infierno al cielo, dejemos a los lados del arcén toda la complejidad moral de lo que cuenta.
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