Las críticas de Laura Zurita:
Jaula
Paula y su marido vuelven de cenar con amigos cuando se topan con una niña caminando sola por la carretera, mientras conducen. Deciden llevarla con las autoridades y, con el paso de las semanas, se interesan por ella y se sorprenden al saber que nadie ha ido a recogerla. Por este motivo, la acogen en su casa temporalmente, también con el objetivo de salvar la relación. La situación es complicada, ya que la pequeña está obsesionada con un supuesto monstruo que la castigará si sale de un cuadrado de tiza pintado en el suelo. Tras el fuerte vínculo que crean ambas, Paula se adentrará en caminos oscuros para intentar desentrañar el enigma del pasado de la pequeña.
Jaula (antes llamada La casa de tiza) es la primera película del director Ignacio Tatay, interpretada por Elena Anaya, Pablo Molinero, Eva Tennear, Carlos Santos, Eva Llorach, Eloy Azorín y Esther Acebo. La película se estrena en España el 9 de septiembre de 2022 de la mano de Sony Pictures Releasing de España.
Hechos inexplicados alrededor de una niña
Los primeros momentos de Jaula son potentes e impactantes. Empieza con un matrimonio, una noche como cualquier otra, y la alarma de un móvil empieza a sonar, indicando no se sabe qué. De repente, en la oscuridad un elemento insólito, una niña descalza, sola, rubísima. La manera de rodar esta secuencia, con imágenes muy oscuras y más apuntes que cerezas, es sugerente e inquietante. Nos introduce de lleno en lo que va a ser el ambiente de la película, en la que nos encontramos con hechos inexplicados, muchas preguntas y pocas respuestas, y en la que no sabemos muy bien qué es lo que estamos viendo en realidad.
El comportamiento de la pequeña es extraño, su lenguaje limitado, su salud frágil. Y alrededor de ella se van produciendo hechos inquietantes, cada vez más peligrosos. Las líneas de tiza a su alrededor son una jaula que la encierra, la protege pero también la aísla.
Los hechos extraños van afectando no ya solo a la pareja, sino también a su círculo de vecinos y amigos, con los que tienen una relación estrecha, porque no hay solo un miedo, sino que cada persona arrastra los suyos.
El miedo que provoca lo real
Muchas de las películas que se venden como de terror son en realidad sucesiones de sustos, aspavientos y clichés, que provocan más aburrimiento que miedo, y terminan resolviéndose en escenas llenas de ruido, efectos especiales y explicaciones confusas de hechos extravagantemente sobrenaturales. En Jaula, en cambio, nos enfrentamos ante el miedo de algo cercano y creíble, algo desconocido pero real, ante lo que estamos, sin embargo, indefensos.
El hecho de que el monstruo sea, al cabo, de naturaleza humana, solo lo hace más aterrador. Por eso, Jaula provoca miedo y angustia, nos clava en nuestro asiento y se apodera de nuestras emociones, con un buen hacer tanto más meritorio cuanto hablamos de un director novel, a cuya carrera creo que va a merecer la pena seguir el rastro.
El uso de sonido contribuye en buena parte a ese impacto emocional. Es insistente, insidioso, se siente en el cuerpo tanto como se oye. Entre otras cosas por eso, merece la pena ver Jaula en una buena sala, ya que está hecha para ser experimentada y vivida tanto como visionada. Un pero que se le puede poner es que el sonido es inquietante desde al principio, cuando en la introducción de la película quizás hubiera convenido algo más sutil, pero esto se olvida fácilmente en el visionado, que es absorbente.
Las interpretaciones, tanto del trío protagonista como de los actores de reparto, son convincentes, el guion es sólido y nos presenta personas de carne y hueso cuyas motivaciones están bien expuestas y son creíbles. También es creíble el arco emocional que atraviesa Paula, y la explicación de los hechos que al principio parecían inexplicables, en un tramo final brillante y demoledor, que nos parece estar experimentando en primera persona.
En resumen, Jaula es un debut brillante que produce fuerte impacto emocional, y que merece ser vista en una sala para disfrutarla en su plenitud.