Las críticas de Laura Zurita:
Cadejo blanco
Tras la desaparición de su hermana, Sarita, una chica de clase trabajadora de Ciudad de Guatemala, viaja a la ciudad costera de Puerto Barrios para hacerse amiga de Andrés, el peligroso exnovio de su hermana, e infiltrarse en su pandilla, convencida de que tiene algo que ver. Con una determinación inquebrantable por descubrir la verdad, Sarita se involucra cada vez más con Andrés y el mundo implacable de su pandilla.
Cadejo Blanco está dirigida por Justin Lerner y protagonizada por Karen Martínez, Rudy Rodriguez, Pamela Martínez, Brandon López, Juan Pablo Olyslager y René Guirola Patzán. La película se estrena en España el 16 de septiembre de 2022 de la mano de A Contracorriente Films.
Una sociedad violenta
Guatemala es un país azotado por la violencia, que es un hecho cotidiano, ubicuo y permanente. Cuando los hechos sangrientos toman una posición tan relevante en la sociedad, se convierten en una parte, si bien una parte horrible, de la vida de los ciudadanos. En particular, las bandas de delincuentes están acostumbrados a heridas, peleas y asesinatos, de una manera que nos puede resultar increíbles en esta parte del mundo.
En Cadejo Blanco vemos a Sarita, la protagonista, en una búsqueda desesperada de su hermana. Para intentar encontrarla, se acerca a un antiguo novio de su hermana, lo que significa involucrarse cada vez más en los turbios ambientes en los que él se mueve. De hecho, un punto débil de la historia es lo fácil e indoloro que resulta entrar en el ambiente de las maras, lo que no coincide con lo que se sabe de estas organizaciones, y los abusos psicológicos y sexuales a los que someten a las chicas que quieren formar parte de ellas.
Es de suponer que esto se ha hecho a conciencia, para ahorrar los aspectos más sórdidos de esta introducción, agilizar la historia y concentrarnos en lo que el director considera más importante, que es el personaje de Sarita, su búsqueda y su deseo de supervivencia.
Los ambientes delictivos se retratan en Cadejo blanco de manera implacable, descarnada y devastadora. Las casas son miserables, las condiciones de trabajo insufribles, los hechos viles y los asesinatos crudos, sin ningún rastro del romanticismo de la violencia que se ve a menudo en películas más comerciales. No es que la puesta en escena sea descuidada, al contrario, se construye con cuidado y atención a los detalles, pero se persigue una retrato brutal, en ocasiones casi documental, de una parte de la sociedad. Los delincuentes son muy jóvenes, algunos tanto que cuesta imaginar que pueden haber elegido la manera de la que viven, o cómo pueden alguna vez elegir otra cosa, porque si es peligroso entrar en el mundo de las maras, más peligroso aún es intentar salir.
Documento sociológico
Cadejo Blanco es, en cierto modo, un documento sociológico de una forma de vida en un momento del tiempo. Como fuerte contraste, vemos un mundo completamente distinto en un fugaz contacto de Sarita con elementos de la clase media acomodada, cuyas viviendas, vehículos, y modo de vida atestiguan una diferencia de clases extremadamente pronunciada. Siendo Lerner un extranjero, ha conseguido sin embargo un retrato profundo y certero de una sociedad convulsa.
Loa actores actúan con naturalidad y sin glamour, lo que contribuye al aire realista, casi documental, de la película, De hecho, los diálogos pueden ser a veces difíciles de seguir para los no nativos de Guatemala, porque se usa el lenguaje de las calles. Es de mencionar el buen trabajo de dirección de actores, la mayoría de los cuales son no profesionales, muchos de ellos expandilleros. Las excepciones son Damian (Brandon Lopez) y Sarita (Karen Martínez), en cuyas espaldas recae el mayor peso de la acción. Martínez destaca por su fotogenia y su carisma, imperturbable y valiente pese a las dificultades.
Cadejo Blanco es una película cruda y visualmente impactante, una mirada implacable sobre un mundo terrible y las personas que lo habitan y lo sufren.
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