Las críticas de David Pérez «Davicine»:
Avatar
Hace 13 años, el ganador del Premio de la Academia, James Cameron, nos transportó a los espectadores a un mundo que no habíamos visto nunca con Avatar, su deslumbrante epopeya. La historia visionaria de Cameron dio como resultado una aventura cinematográfica totalmente inmersiva y distinta, que contaba la lucha de un hombre por salvar esa luna alienígena que se convierte en su hogar. Ahora, podemos volver a experimentar la majestuosidad y el esplendor de la película con la llegada de un Avatar remasterizado que regresa a la gran pantalla tanto en 2D como en 3D en formato 4K, a una mayor velocidad de fotogramas y con un elevado rango dinámico. El fenómeno mundial Avatar de James Cameron, ganadora del Premio de la Academia, regresa a los cines el 30 de septiembre de 2022 de la mano de 20th Century Studios España.
Un antes y un después
Mucho se habló hace más de una década de Avatar, pero no por la película en sí, sino más bien por lo que iba a suponer para el cine. Se había comparado el estreno de la película con el cambio que supuso en el cine el paso del blanco y negro al Technicolor. Muchas veces tener muchas expectativas hace que veas una película o un evento esperando más de lo que te encuentras… y este no fue el caso.
El 11 de diciembre de 2009 pude ver por primera vez Avatar y me quedé boquiabierto. En ese momento admitía la dificultad de afrontar la redacción de una crítica de una película cuando lo que has presenciado ha sido una experiencia increíble, tridimensional e impactante dentro de una sala de cine. Cualquier otra película de acción y efectos especiales que viera desde ese momento tenía claro que caería en seguida en el olvido, pues iba a ser muy difícil repetir (a corto plazo) lo que James Cameron llevó a los cines… y que a mi me perturbó por su espectacularidad
Un salto de calidad
Es sorprendente como ha avanzado la tecnología en los últimos años, pero aún es difícil igualar la sensación que Avatar provoca en el espectador, siendo un acierto que regrese a los cines para que la puedan ver los más jóvenes, o revisionar los que ya la disfrutamos en pantalla grande, antes de ver las secuelas que están al fin por llegar, y se supone supondrán un nuevo salto de calidad en lo que respecta en el apartado tecnológico. Con Avatar, desde un primer momento sientes una sensación extraña, tridimensional, de distintas profundidades, que más que notar el 3D lo que notas es cómo te envuelve la película, cómo te absorbe hasta sentirte integrado en ella.
Películas en 3D ha habido muchas (sobre todo antaño, dado que ahora parece que han caído en el olvido), y por eso es difícil decir que una película 3D puede cambiar la forma de ver el cine, pero el tratamiento del 3D que ha logrado Cameron supera todo lo imaginable por el ojo humano. Está claro que en el futuro veremos película holográficas, por imaginarnos algo, pero ahora mismo, y en una pantalla plana de cine, la capacidad de creatividad y tecnología que puso el director en esta película es tal que, por mucho que cueste decirlo, cambió drásticamente el curso del cine.
Cientos de objetos, criaturas, luces, sonidos, humanos y naves… entre otras cosas, nos acompañan en perfecta sintonía, sin tener la sensación de estar forzando el 3D, sino que, meramente están ahí, como si de una obra de teatro se tratara, captando distintas profundidades, texturas, contornos, relieves… todo para acabar sumergiéndonos en el mundo imaginario que James Cameron ha creado para nosotros.
Un director con las ideas claras
Por todos es sabido que Cameron sabe lo que se hace, que con Titanic consiguió emocionar a millones de personas, pero como director de acción ha emocionado (en otros sentidos) a otros cuantos millones. Lejos quedaron las espeluznantes persecuciones de Terminator, o el mundo oscuro y lúgubre de Aliens. Allí hizo todo lo que pudo y tenía al alcance de su mano para llevar al extremo su obra, pero con Avatar fue más allá, siendo capaz de crear lo que le hacía falta para plasmar un planeta desconocido y adentrar al espectador en él.
Mientras que tecnológicamente tenía claro lo que quería lograr, a nivel de historia podríamos decir que luce diferente pero nos suena demasiado. Así, en la película corre el año 2154 y Jake Sully (Sam Worthington) es un ex marine confinado a una silla de ruedas pero, a pesar de sus limitaciones físicas, Jake sigue siendo un guerrero en su corazón. Lo reclutan para viajar años luz a través del universo hasta un puesto avanzado humano en Pandora, donde un consorcio corporativo está extrayendo un mineral raro que es la clave para resolver la crisis energética de la Tierra. Debido a que la atmósfera de Pandora es tóxica, se han visto obligados a crear el Programa Avatar, en el que los «conductores» humanos tienen su conciencia vinculada a un avatar, un cuerpo biológico controlado de forma remota que puede sobrevivir en el aire letal. Estos avatares son híbridos genéticamente modificados de ADN humano mezclado con ADN de los nativos de Pandora… los Na’vi.
Jake renace en forma de avatar y puede volver a caminar. Así es como se le asigna la misión de infiltrarse en los Na’vi, que se han convertido en un gran obstáculo para extraer el preciado mineral. Pero después de que una bella mujer Na’vi, Neytiri (Zoe Saldana) le salve la vida de Jake, todo cambia. Jake es acogido en su clan y aprende a convertirse en uno de ellos completando pruebas de fuerza y coraje. A medida que la relación con su reacia maestra Neytiri va a más, Jake aprende a respetar el estilo Na’vi y al final se integra en la tribu indígena. En poco tiempo, los acontecimientos lo llevan a un choque de civilizaciones, y Jake se enfrenta a la prueba definitiva mientras lidera una batalla monumental que decidirá el destino de todo un mundo.
Hasta aquí podemos decir que la trama poco aporta, que recuerda a muchas películas, y cierto es que, en ocasiones, nos parece estar viendo una versión alienígena de Apocalypto, con toques de La princesa Mononoke, pues han fusionado el espíritu de los nativos y sus costumbres con la vida del bosque y los seres que allí habitan… pero ¿importa? a mi no, pues en Apocalypto no me adentraba en la selva, algo que en Avatar si es logra, y en La princesa Mononoke veía más lejanos esos seres animados, cuando en Avatar la sensación de cercanía del planeta nos ayuda a identificarnos más con lo que estamos viendo, y la sensación de seres reales, que vistos en tráilers en 2D pueden parecer lejanos para nosotros, pues son seres altos y azules, al verlos en 3D, con las texturas, los cabellos, los movimientos sutiles y ágiles… acaban convenciéndonos de estar viendo seres reales, para nada imaginarios, y que los habrá contratado en un casting especial para la ocasión.
Un reto interpretativo
El reto al que se enfrentaba el director era lograr, a través de un mundo digital, que sus actores supieran defenderse dentro de pantallas verdes, y lo han logrado. El reparto humano cumple perfectamente su función. Sam Worthington demuestró con esta película que era ya una de las nuevas estrellas, algo que dejó ver en Terminator Salvation, y lo confirmó. Y su avatar, con el rostro azulado y los rasgos del actor es, simplemente, perfecto, adquiriendo la sensación de vivir en un mundo real de avatares, quedando el mundo en el que vivimos como un mero sueño de lo que vemos.
Sorprende también el retorno de Sigourney Weaver que, tras trabajar con el director en la saga Alien, se relajó e interpretó a una científica con su propio avatar, siendo el único personaje al que le echamos algo en cara pues, a pesar de ser realista, intentar dotar al ser azulado los rasgos de la actriz y queda más falso que real, y es el único alienígena al que le sucede esto, pero era difícil lograr que reconociéramos de otra forma al personaje de Sigourney.
Por lo tanto, otro de los retos del director fue logrado, dotando de protagonismo humano a la película, sin llegar a ser absorbido por los efectos especiales y la tecnología, demostrando una gran parte emotiva y sentimental que nos toca la fibra sensible, algo que no esperábamos en esta película, pero que, realmente, tiene muchos detalles que nos harán pensar sobre lo que estamos haciendo a nuestro planeta.
Nada tenemos que objetar de esta película, en su versión 3D, pues logra combinar un guion sólido, con una gran interpretación, real y virtual, dotada de una gran tecnología que nos llenó de esperanzas al confirmar que aún nos quedaba mucho por ver en el cine, aunque quedaba en su estreno oficial mucho tiempo para vivir una experiencia igual, que podríamos llamar: la experiencia Avatar, y puede que en breve al fin confirmaremos con sus secuelas.
¿Qué te ha parecido la película Avatar?