UN AÑO, UNA NOCHE / ONE YEAR, ONE NIGHT
Dirigida por: Isaki Lacuesta
Intérpretes: Nahuel Pérez Biscayart, Noémie Merlant, Quim Gutiérrez, Alba Guilera, Natalia de Molina
País: España – Francia
Perlak
Sinopsis: Ramón y Céline son una joven pareja que se encuentra en el local Bataclan de París la noche del 13 de noviembre de 2015. Durante el asalto terrorista, ambos logran, cada uno por su lado, entrar en el camerino de los músicos y refugiarse allí. Al salir ya no son los mismos. Y no saben si podrán volver a serlo…
Nuestra opinión: Isaki Lacuesta se acerca con profundo respeto y sensibilidad en Un año, una noche a un tema tan espinoso como el atentado terrorista en 2015 cometido en el Bataclan de París, algo que en otras manos podía haber caído fácilmente en la sensiblería o el sensacionalismo morboso. Él, sin embargo, prefiere decantarse por relatar las consecuencias psicológicas de los atentados, así como las distintas maneras de afrontar una vida posterior llevando esa mochila que tanto dificulta las relaciones con los demás, no estamos ante una película que busque la pura recreación fidedigna del tiroteo. La película es un relato fragmentado que va construyéndose en base a la memoria de los supervivientes, en especial, la de Céline (magnífica, como siempre, Noémie Merlant).
Lacuesta para escenificar la escisión en la personalidad de los que vivieron en sus carnes aquel infierno se sirve de un montaje abrupto que inserta flashes de recuerdos durante la difícil cotidianidad actual que va minando la relación sentimental de los protagonistas, pero lo más interesante es el uso que hace del espacio mediante imágenes a través de espejos y cristales que denotan esa separación entre realidad e imaginación, entre presente y los recuerdos. En ese sentido, la escena cumbre es aquella entre Céline y Ramón cuando se comunican a través de un cristal opaco que separa definitivamente sus mundos dentro del plano actual. Pese a todos esos hallazgos visuales y una naturalidad apabullante que se transmite durante las conversaciones entre amigos, hay cierta redundancia que alarga innecesariamente el metraje además de lo que podríamos denominar como giro poético de guion que puede acabar desconcertando a más de un espectador.
GIRASOLES SILVESTRES
Dirigida por: Jaime Rosales
Intérpretes: Anna Castillo, Oriol Pla, Quim Àvila, Lluís Marquès, Manolo Solo, Carolina Yuste
País: España – Francia
Sección Oficial
Sinopsis: Julia, una joven de 22 años y madre de dos niños, se enamora de Óscar, un chico conflictivo con el que comienza una relación. A medida que pasan tiempo juntos, Julia empezará a plantearse si Óscar es la persona que realmente necesita a su lado, lo que la llevará a iniciar un viaje personal en busca de su felicidad y la de su familia.
Nuestra opinión: Rosales filma en Girasoles silvestres un drama naturalista que se divide en tres bloques, cada uno con el nombre de un hombre, aunque la verdadera protagonista sea Julia (estupenda y natural Anna Castillo) y su mirada frente a cada una de esas tres relaciones. La gran baza del filme es alcanzar ese realismo con trasfondo social que busca en la improvisación con actores la forma más nítida de conseguirlo aunque para ello se abuse de alargar más de la cuenta algunas escenas que no aportan nada al discurso final.
Otra de las características que sorprenden en la película es el uso que se hace de la elipsis, con saltos temporales abruptos que no impiden la compresión del relato aunque a veces sí chocan algunas decisiones del director de lo que quiere mostrar y de lo que quiere saltarse para que el espectador sea quien rellene los huecos. Más que una historia en sí, lo que hace la película es una descripción de la vida de esa joven madre con dos niños a su cargo y el viaje lleno de dificultades que debe acometer para intentar mantener una relación sentimental estable en la que ambos integrantes de la pareja sean capaces de ceder y asumir las responsabilidades familiares por igual. Está claro que Rosales sabe exponer con eficacia algunos males de nuestra sociedad relacionados con el machismo estructural o las relaciones tóxicas, pero no consigue que eso sea suficiente para mantener nuestro interés durante todo el tiempo.
DON’T WORRY DARLING (NO TE PREOCUPES QUERIDA)
Dirigida por: Olivia Wilde
Intérpretes: Florence Pugh, Harry Styles, Chris Pine, Olivia Wilde, KiKi Layne, Gemma Chan
País: EEUU
Perlak
Sinopsis: Alice y Jack tienen la suerte de vivir en la comunidad idealizada de Victoria, la ciudad experimental de la compañía que alberga a los hombres que trabajan para el proyecto de alto secreto Victoria y también a sus familias. La vida es perfecta y la compañía satisface todas las necesidades de los residentes. Pero empiezan a aparecer grietas en su idílica vida, sacando a la luz destellos de algo mucho más siniestro que acecha debajo de la atractiva fachada.
Nuestra opinión: Don’t Worry Darling llegaba a San Sebastián envuelta en la aureola mediática de una prensa rosa que prefirió hablar en Venecia de los presuntos problemas que hubo en el rodaje entre los actores, especialmente entre la directora Olivia Wilde y la protagonista femenina Florence Pugh. A eso se le sumó el escupitajo gate y otros chismorreos de los que uno ya no sabe mucho que creerse. Las pocas críticas o crónicas que se centraron en lo puramente cinematográfico auguraban también un auténtico desastre que, por suerte, no se ha producido.
Don’t Worry Darling es un drama ambientado en los años 50 que incluye elementos de ciencia-ficción para reflexionar sobre el ideal femenino desde el punto de vista del poder del patriarcado. La idea es interesante y está bien expuesta a través de un tratamiento visual atractivo que nos remite a Black Mirror, Vivarium y otros productos de género sobre comunidades cerradas que inculcan ciertos comportamientos sociales infundiendo el miedo a sus conciudadanos (en este caso, solo entre las mujeres). No ahondaré demasiado más para no destripar la película mediante spoilers, aunque resulta bastante fácil adelantarse a lo que va a suceder ya que si de algo peca la película de Wilde es precisamente de subrayar su discurso en demasía como si el espectador fuera tonto y no pudiera entender las metáforas propuestas a la primera.
Es por eso que aún siendo un filme apabullante en lo visual y sonoro, y teniendo a una Florence Pugh entregada al máximo, la historia no convence del todo y se vuelve aburrida, en parte porque se toma tan en serio a sí misma que carece del sentido del humor que tan bien le hubiera funcionado cuando se afronta un tramo final algo pasado de vueltas. Aún así, es más que recomendable y todo el hate que ha despertado puede ser debido a la proliferación de noticias que poco tienen que ver con lo de hacer cine, pero posiblemente también con que las películas de género fantástico no suelen ser bien acogidas por la crítica sesuda de los grandes festivales.